La comodidad puso en peligro el triunfo del Real Madrid
El Madrid necesit¨® de los lanzamientos desde el punto de penalti (en los que tiene un seguro de vida con Garc¨ªa Rem¨®n) para ganar al Benfica. En la primera parte, dos vistosos goles de Cunningham hab¨ªan puesto en ventaja a los madridistas; pero en la segunda mitad, su juego pas¨®, primero, de bueno a preciosista despu¨¦s, a confuso y, finalmente a simplemente malo, y en los ¨²ltimos cinco minutos el Benfica empat¨® y roz¨® la victoria.Empez¨® bien el Benfica, con picard¨ªa y velocidad, pero su ataque perdi¨® bastante peso cuando al cuarto de hora de juego, cay¨® lesionado Alhinho. La baja del extremo oblig¨® a un reajuste en las l¨ªneas de ambos equipos, por que su sustituto, Sheu, jug¨® como centrocampista. Benit¨® qued¨® como libero, y Gallego (que como cuarto defensa hab¨ªa dado ya buena nota durante el cuarto de hora inicial) se incorpor¨® a la media, en marcaje de Carlos Manuel. Angel estaba ?pegado? a Alves, el armador de juego de la media portuguesa; Stielike luchaba con Chalana, otro buen centrocampista, y a Garc¨ªa Hern¨¢ndez le sal¨ªa al paso Sheu. Arriba, como siempre, Juanito se mov¨ªa con libertad, y Santillana y Cunningham trataban tanto de crear huecos como de aprovecharlos.
Poco a poco se fue imponiendo el ritmo del Madrid, gracias a que Alves no pod¨ªa con Angel y a que Cunningham alegraba mucho el juego de ataque. Gallego no se limitaba a la destrucci¨®n y apoyaba en lo que pod¨ªa, con las restricciones propias de la falta de costumbre de sus compa?eros de buscar su apoyo. A la media hora de juego, y cuando ya el Madrid hab¨ªa creado algunas situaciones de gol, Gallego acudi¨® en una jugada en socorro de P¨¦rez Garc¨ªa, que se hab¨ªa encerrado casi en el bander¨ªn de c¨®rner; sac¨® limpiamente el bal¨®n de all¨ª y centr¨® templado para la cabeza de Santillana, que a su vez cedi¨® a Cunningham; se produjeron un par de rebotes, pero la codicia de Juanito y el ingl¨¦s dieron como fruto el gol.
M¨¢s tranquilo con la ventaja, el Madrid movi¨® bien el bal¨®n y divirti¨® al p¨²blico durante muchos minutos. De cuando en cuando se produc¨ªa alg¨²n descuido en la media y ca¨ªa el corespondiente contraataque portugu¨¦s, pero la superioridad general del Madrid y la alegr¨ªa e inspiraci¨®n de Cunningham fueron lo bastante para doblar la ventaja antes.
Pero el Madrid pens¨® demasiado pronto que el partido estaba terminado. En la segunda mitad, muchos de sus jugadores (en especial, Juanito) quisieron adornarse con un juego preciosista, y otros descuidaron sus marcajes. Hubo r¨¢fagas de buen juego, incluso ocasiones de gol, pero casi todo terminaba cuando Juanito quer¨ªa inventar alguna genialidad. Mientras, el Benfica se iba aplomando poco a poco y se hac¨ªa con el dominio de la media, donde sus jugadores reaparec¨ªan gracias al despiste de los madridistas.
Boskov gritaba desde la banda y efectuaba correcciones en el equipo para evitar el hundimiento. Gallego, muy firme en el marcaje, tuvo que sacrificar definitivamente su condici¨®n de creador para vigilar a Chalana, que se le escapaba a Stielike; luego, con el cambio de Angel por Isidro, pas¨® a hacerse cargo de Alves, y cuande ¨¦ste se fue para dar entrada a Reinaldo, un negr¨ªsimo delantero de tremenda velocidad, volvi¨® a la demarcaci¨®n de libero. Para su fortuna, no enloqueci¨® con tanto cambio, y su puesta de largo en el Bernab¨¦u fue lo m¨¢s positivo del encuentro, pues disip¨® las dudas que pudieran existir sobre su capacidad de marcaje y de sacrificio. Pero, a pesar de todo, el Berifica sigui¨® hacia arriba y, en los ¨²ltimos minutos, entre un desconcierto colosal del Madrid y el enfado del p¨²blico, empat¨®. En los lanzamientos desde el punto de penalti, una parada de Garc¨ªa Rem¨®n y cuatro aciertos de Santillana, Cunningham, Garc¨ªa Hern¨¢ndez y Juanito salvaron la taquilla de ma?ana.
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