Un pa¨ªs muy atrasado, con 800 millones de campesinos
Este es probablemente el pa¨ªs m¨¢s igualitario del mundo. Sin embargo, sin abandonar el principio de la propiedad p¨²blica socialista, los dirigentes se han lanzado por el camino de la reforma econ¨®mica, consagrando la pr¨¢ctica de los incentivos materiales y pagando a cada trabajador seg¨²n la cantidad y calidad del trabajo realizado. Una sexta parte de la n¨®mina de un obrero industrial puede venir de los bonos de producci¨®n, y una cuarta parte del ingreso mensual de un campesino, de la venta libre de los productos de su parcela privada.La pol¨ªtica de reajuste econ¨®mico, iniciada en 1979, trata de combinar una planificaci¨®n centralizada con los mecanismos del mercado. As¨ª se estimula la competencia entre las empresas. El Gobierno est¨¢ satisfecho del resultado de la pol¨ªtica que recientemente liber¨® a 3.000 factor¨ªas del r¨ªgido control central, permiti¨¦ndoles introducir nuevos m¨¦todos de gesti¨®n y reparto de beneficios. Este grupo de empresas, un 7% del total de las existentes en China, ya crean un 30% del valor de la producci¨®n total. ?Seguiremos avanzando firmemente por este camino?, dijo el mes pasado el viceprimer ministro, Zhao Ziyang.
La nueva pol¨ªtica econ¨®mica tiene como objetivo canalizar la inversi¨®n, que hasta ahora iba a la industria pesada, a la industria ligera y a la agricultura. Se trata de elevar el nivel de vida de los campesinos, que permitir¨¢ tambi¨¦n relanzar su demanda y poder fabricar m¨¢s bienes de consumo. La mayor libertad econ¨®mica hace que las empresas se adecuen a las peticiones del mercado y se hayan elevado la calidad y la gama de los productos.
Otro de los objetivos del Gobierno es mejorar la dieta de la comida china, muy sofisticada y variada para el extranjero que paga en divisas, pero deficiente y mon¨®tona para la poblaci¨®n. El arroz, como a lo largo de toda la historia de los pa¨ªses asi¨¢ticos, donde incluso lleg¨® a sustituir a la moneda, contin¨²a siendo la base de la alimentaci¨®n, junto con los cereales. La carne es escasa y hasta hace muy poco ha estado relacionada -este verano se explicaba al visitante que los pequineses pueden comer ya toda la carne de cerdo y huevos que quieran-. Hay tambi¨¦n un d¨¦ficit de pescado y leche en la dieta china.
La autonom¨ªa que se quiere dar a las comunas para que siembren lo que crean m¨¢s conveniente, y a las f¨¢bricas para que produzcan seg¨²n la demanda real, choca a¨²n con bastantes dificultades: los h¨¢bitos ideol¨®gicos de un sistema r¨ªgido de planificaci¨®n marxista y los personales de unos cuadros que no se doblegan a la nueva pol¨ªtica. A pesar de las consignas, se contin¨²a gastando demasiado en la industria pesada y en la construcci¨®n, y las industrias estatales cada vez pierden m¨¢s con respecto a las ?aut¨®nomas? y producen bienes de inferior calidad.
Curiosamente, la respuesta a esto no es regresar al centralismo, sino flexibilizar la econom¨ªa y, en cuanto las condiciones est¨¦n maduras, como lo reconocen las publicaciones oficiales, reformar por completo la estructura econ¨®mica.
Tensi¨®n campo-ciudad
Con una buena cosecha el pasado a?o y el aumento de los precios pagados por el Estado a los campesinos, ha subido bastante el nivel de vida en el campo. Sin embargo, la cosecha de este a?o ser¨¢ inferior a la de 1979, debido a las calamidades naturales. En los seis primeros meses de 1980, la capacidad de compra de los campesinos aument¨® un 24%, frente a un 7% en la ciudad. Pero el nivel de vida en las urbes sigue siendo sensiblemente superior al de la poblaci¨®n rural. Las tasas de crecimiento previstas para la industria y la agricultura en 1981 son respectivamente de un 4% y un 6%.
S¨®lo ochenta millones de chinos viven en 192 ciudades. Constituyen una elite con mayor acceso a la educaci¨®n y al conocimiento de las nuevas t¨¦cnicas productivas y de la moderna tecnolog¨ªa. Sin duda, entre estos ochenta millones se est¨¢ creando ya una ?nueva clase? que debe ser la encargada de realizar la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Tratar de reducir las diferencias entre el campo y la ciudad es uno de los objetivos pol¨ªticos m¨¢s acuciantes, pero, en privado, los responsables reconocen que el empe?o es muy dif¨ªcil. Esta tensi¨®n entre campo-ciudad, que puede ser cada vez mayor, ser¨¢ uno de los factores determinantes en el resultado final de la pol¨ªtica de modernizaci¨®n.
El campo absorbe a m¨¢s de novecientos millones de chinos, cientos de miles de ellos viven en un subempleo que grava el nivel de vida rural. Sobra poblaci¨®n en la ciudad, pero sobra mucho m¨¢s en el campo, lo que impide mejorar sus rendimientos introduciendo t¨¦cnicas modernas de producci¨®n. El drama de China es que debe crear empresas que absorban mayor cantidad de mano de obra, necesiten menos inversiones y, a la vez, obtengan buenos resultados. La mecanizaci¨®n completa no sirve para China, y para utilizar el exceso de mano de obra hay que mantener un porcentaje elevado de operaciones manuales que coexistan con una semimecanizaci¨®n.
Diferencias regionales
Las tensiones sociales nacen tambi¨¦n de las diferencias regionales. Hay una China rica -la franja litoral- que va desde el Norte, siguiendo toda la costa Este, hasta el Sur. En esta zona est¨¢n las grandes ciudades y los grandes centros industriales y, pr¨¢cticamente, la mayor parte de las tierras laborables del pa¨ªs. La ?otra? China es la de las enormes tierras de ?frontera? del Oeste, el Suroeste y el Noroeste, donde la agricultura es muy dif¨ªcil, pero donde hay tambi¨¦n recursos minerales sin explotar. En gran medida, el valor de estas tierras es ?estrat¨¦gico? para la contenci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Son las regiones, casi la mitad de China, donde habitan las minor¨ªas raciales, un 6% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, frente a la inmensa mayor¨ªa de la raza han. La pol¨ªtica de mayor libertad econ¨®mica puede hacer a¨²n m¨¢s grandes las diferencias entre, por ejemplo, Manchuria, una especie de Rhur chino, o la pobreza de la provincia de Sharixi.
En una sociedad pobre, como la china, se tolera mal cualquier desigualdad, y los pol¨ªticos deber¨¢n decidir en el curso del proceso de modernizaci¨®n, qu¨¦ grado de desigualdad es admisible entre trabajadores industriales y campesinos, entre las oportunidades del campo y la ciudad, entre unas regiones y otras.
La falta de capital, el exceso de poblaci¨®n, la casi imposibilidad de cultivar m¨¢s del 11% de la tierra, salvo a unos costes prohibitivos; las deficiencias del sector transportes (a menudo, las concentraciones industriales est¨¢n muy lejos de las regiones donde se obtienen las materias primas) y la rigidez del sistema de planificaci¨®n, a pesar de los ¨²ltimos reajustes, son los principales fallos de la econom¨ªa china.
Como elementos positivos destacan los inmensos recursos naturales: una sexta parte de las reservas de carb¨®n mundial, petr¨®leo, 5.000 r¨ªos con unos recursos hidr¨¢ulicos pr¨¢cticamente inexplotados, una fuerza laboral cada vez m¨¢s preparada, cuyas expectativas de consumo est¨¢n muy recortadas, y una infraestructura industrial aceptable.
Los expertos occidentales estiman que el producto nacional bruto puede crecer a un ritmo del 6% durante los pr¨®ximos a?os, lo que significar¨ªa doblar el tama?o de la econom¨ªa china -ya la sexta fuerza econ¨®mica del mundo, en t¨¦rminos absolutos- Las previsiones oficiales para 1981 se?alan un 5% de tasa de crecimiento. Sin embargo, la vida de los chinos seguir¨¢ siendo muy austera durante las pr¨®ximas d¨¦cadas y se piensa que es imposible que la poblaci¨®n alcance los mil d¨®lares per c¨¢pita antes del a?o 2000.
Un factor que puede alterar estas predicciones es la decisi¨®n que se adopte ante el dilema: ca?ones o mantequilla. La militar es la cuarta modernizaci¨®n, y el Ej¨¦rcito chino, pr¨¢cticamente unas fuerzas armadas de infantes, mal transportados y deficientemente armados, necesita grandes inversiones que deber¨¢n ser detra¨ªdas de los presupuestos para la agricultura y la industria. China, seg¨²n fuentes occidentales, se gasta aproximadamente un 9% de su PNB en defensa. La decisi¨®n, esencialmente pol¨ªtica, de recortar o ampliar este cap¨ªtulo influir¨¢ decisivamente en el nivel de bienestar del pueblo chino. Para este a?o se ha previsto un presupuesto de defensa de 12.750 millones de d¨®lares, 2.050 millones menos que en 1979.
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