Problemas laborales y "vacas flacas"
Despu¨¦s de a?os de optimismo econ¨®mico, los trabajadores yugoslavos se han visto enfrentados a las vacas flacas, cuando los obreros han tenido que ceder parte de sus salarios para ayudar a salir de la crisis a sus empresas. Esta inestabilidad laboral ha dado lugar a huelgas. Al igual que en Polonia, el factor religioso no es totalmente ajeno a la crisis social que vive Yugoslavia.?Hablar de huelgas no es sacar a relucir los trapos sucios de nuestro pa¨ªs?, dice Neca Jovanov, en su reciente trabajo dedicado a las huelgas en Yugoslavia. Este autor abog¨® por el derecho a la huelga que el proyecto de 1973 no logr¨® incrustar en la Constituci¨®n yugoslava de 1974. La postura yugoslava respecto a la huelga es bastante pragm¨¢tica. Ni prohibirlas como tab¨² antirr¨¦gimen, ni encomiarlas permiti¨¦ndolas. ?Pero, tras cinco horas de huelga, es asombroso c¨®mo bur¨®cratas inertes durante cinco a?os encuentran soluci¨®n a los problemas acumulados?, dec¨ªa Neca Jovanov, en la revista croata Start. Queda el hecho de que Yugoslavia es firmante del pacto internacional, sobre derechos econ¨®micos, sociales y culturales de 1971, y que dicha firma obliga ?a garantizar el derecho a la huelga?.
De todas formas, los cientos de huelgas confesadas en Yugoslavia han tenido una duraci¨®n que va entre un par de horas y dos d¨ªas. La m¨¢s grave fue la que se inici¨® en el puerto croata de Rijeka, a las siete de la ma?ana del 2 de junio de 1969, con una paliza grave al director del astillero y una movilizaci¨®n de 4.500 obreros durante dos d¨ªas. Hubo pedradas contra las fuerzas del orden y porrazos de ¨¦stas contra los huelguistas, con un saldo oficial de seis detenidos.
Toda la Prensa yugoslava destaca ahora que los huelguistas polacos han querido reforzar sus derechos de autogesti¨®n, lo que supone una mayor participaci¨®n en los beneficios, antes de que la parte del le¨®n fluya hacia fondos estatales. Pero si en las empresas rentables se han dado pocas huelgas en Yugoslavia, la mayor¨ªa de los paros han venido en ¨¦poca de vacasfiacas,cuando los obreros ten¨ªan que ceder parte de sus salarios para tapar en su empresa en crisis los huecos que otros Estados socialistas, econ¨®micamente centralizados, suelen rellenar autom¨¢ticamente con fondos de la cosap¨²blica.
Binomio contradictorio
Para el soci¨®logo yugoslavo Goricar, el binomio yugoslavo de Estado-autogesti¨®n es contradictorio y fuente de conflictividad. Seg¨²n ¨¦l, todo transcurre en Yugoslavia dentro del tri¨¢ngulo Estado-mercado-autogesti¨®n, si bien la figura no es equil¨¢tera, y el lado estatal ser¨ªa todav¨ªa lo suficientemente robusto como para constituir ?una fuerza sobre el acontecer social?. Los sindicatos yugoslavos no han solido apoyar las huelgas, pero s¨ª contribuido a apagar las causas que las motivan. Una encuesta publicada recientemente en Yugoslavia muestra que los trabajadores han perdido buena parte del entusiasmo que el a?o 1967 profesaban por los sindicatos. A estos ¨²ltimos contin¨²a incumbi¨¦ndoles un papel de mediaci¨®n, como mitigadores de esc¨¢ndalos por corrupci¨®n, favoritismo o abusos contra la ignorancia de aquellos trabajadores menos calificados que levantan el dedo en reuniones de autogesti¨®n sin saber muy bien por qu¨¦ votan.
Algo que en las huelgas de Polonia habr¨¢ preocupado en Belgrado son las reivindicaciones religiosas, dado que las relaciones entre Belgrado y la Santa Sede no pasan de diplom¨¢ticamente correctas, a ra¨ªz del viaje de Tito al Vaticano, hace nueve a?os, y del intercambio de nuncio y embajador que le sigui¨®. Insisten en Belgrado en que si la Iglesia polaca siempre fue nacional, la Iglesia croata siempre tuvo un marcado car¨¢cter secesionista y conservador, habiendo funcionado internacionalmente durante la pasada guerra mundial del lado del Eje.
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