El refer¨¦ndum de hoy en Chile
EL REFER?NDUM es una de las armas favoritas del crimen -imperfecto- de las tiran¨ªas. La de Pinochet, en Chile, lo va a utilizar hoy. Planteado en pa¨ªses de solvencia legal y moral -como Suiza, frecuentemente basada en ese sistema llamado de ?democracia directa- o en circunstancias muy excepcionales, como confirmaci¨®n de proyectos de ley discutidos previamente en los parlamentos y en los ¨¢mbitos nacionales por la v¨ªa de reuniones, publicaciones, informaci¨®n y opini¨®n, puede tener un valor cierto. Aun as¨ª, el esquematismo a que obliga la mera respuesta de s¨ª o no, la formulaci¨®n de la pregunta por parte de los poderes p¨²blicos, son vicios que lo hacen peligroso. El refer¨¦ndum sobre Andaluc¨ªa es un ejemplo de su mala utilizaci¨®n y de todos sus riesgos; la dimisi¨®n del general De Gaulle, como consecuencia de un refer¨¦ndum perdido, es un raro ejemplo de honestidad en su uso.Si en las mejores condiciones aparece viciado, en las que se produce hoy en Chile tiene esta caracter¨ªstica de escarnio y crimen con que lo utilizan las dictaduras: no les basta con oprimir y violar la conciencia p¨²blica, sino que quieren esgrimir la idea de que esta conciencia p¨²blica les aprueba. No tiene Pinochet ni el menor escr¨²pulo en utilizar la palabra democracia: ?autoritaria, fuerte y capaz de defenderse de sus enemigos?. Lo que presenta hoy es un proyecto de Constituci¨®n inventada por ¨¦l mismo (y elaborada por su Consejo de Estado, para m¨¢s apariencia de legalidad), que disponga un per¨ªodo transitorio de ocho a?os y un ejercicio presidencial de otros ocho (en el borrador inicial se limitaba a cinco y seis a?os, respectivamente); el mandato presidencial es irrepetible, pero unas disposiciones adicionales autorizan a la Junta Militar (los jefes de las tres armas) a prorrogarlo. Cualquiera de los c¨¢lculos que se puedan hacer sit¨²an a Pinochet en la cumbre del poder -que la Constituci¨®n define como pr¨¢cticamente ilimitado- en las proximidades del a?o 2000, pr¨¢cticamente, un presidente vitalicio con car¨¢cter exclusivamente autocr¨¢tico.
Como es natural, la convocatoria y celebraci¨®n del refer¨¦ndum est¨¢n sujetas a todas las arbitrariedades del poder que se instaur¨® a sangre y a fuego hace ahora siete a?os: anulaci¨®n de toda propaganda contraria, presiones sobre los votantes, control exclusivamente oficial sobre las mesas y recuento sin testigos. La posibilidad de que los resultados aritm¨¦ticos est¨¦n decididos de antemano es muy grande.
La oposici¨®n dem¨®crata est¨¢ haciendo un esfuerzo muy por encima de sus posibilidades para luchar contra el refer¨¦ndum y, por tanto, contra la falsa Constituci¨®n. No s¨®lo Eduardo Frei, como civil, sino el militar general Leigh, dan la cara en esta campa?a. Frei ha indicado que hay que votar no sin demasiadas esperanzas de cambiar el resultado oficial, pero para que los tiranos sepan (aunque sea ellos s¨®los) hasta d¨®nde llega la voluntad del pueblo. Todos los coaligados en esta dif¨ªcil y peligrosa acci¨®n saben ya que la lucha no terminar¨¢ con esta campana.
Pero a¨²n podr¨ªa ocurrir que los militares que no est¨¢n enteramente conformes con Pinochet y sus sistemas de terrorismo de Estado, y que se han visto envueltos en ¨¦l, tengan un sobresalto de conciencia o, por lo menos, una visi¨®n de d¨®nde est¨¢n sus intereses y los del pa¨ªs. Es una esperanza.
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