Seguridad mundial y derechos humanos
El significado hist¨®rico de los acuerdos de Helsinki, objeto de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, que ahora se inaugura en Madrid, se basa en la afirmaci¨®n de un principio crucial: la seguridad y la confianza internacionales est¨¢n ligadas al respeto por los derechos humanos.La declaraci¨®n m¨¢s completa de esta idea est¨¢ contenida en el principio VII, secci¨®n 1, a), del Acta Final, que encomienda a los Estados participantes cumplir todas las previsiones de las Convenciones Internacionales de Derechos Humanos y la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Hombre.
Esas previsiones incluyen garant¨ªas para la libertad de opini¨®n e informaci¨®n, libertad para que cada cual elija su pa¨ªs de residencia (y no s¨®lo en el contexto de la reunificaci¨®n familiar), libertad para que cada cual elija su domicilio dentro de cada pa¨ªs, libertad religiosa y libertad de asociaci¨®n.
Los acuerdos de Helsinki reconocieron tambi¨¦n el derecho de cada Estado participante a controlar el grado de cumplimiento de los acuerdos por los otros Estados. Tal control es contemplado no como una intervenci¨®n en asuntos internos, sino, m¨¢s bien, como una contribuci¨®n a la confianza y la seguridad internacionales.
El Acta Final de Helsinki marc¨® una nueva etapa en la formulaci¨®n de una ideolog¨ªa internacional de los derechos humanos. Desgraciadamente, estos principios no han sido puestos en pr¨¢ctica de una forma satisfactoria. Supongo que se han producido violaciones de los derechos humanos en muchos pa¨ªses -incluidos pa¨ªses occidentales-, pero s¨®lo hablar¨¦ de lo que conozco mejor: de la situaci¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y el este de Europa.
La observancia de los derechos civiles y pol¨ªticos fundamentales en estos pa¨ªses no s¨®lo no ha mejorado en los ¨²ltimos cinco a?os, sino que, de hecho, ha ido empeorando. La represi¨®n contra los grupos organizados para promover la observancia del Acta Final de Heisinki, entre ellos los grupos de vigilancia de Helsinki, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y Carta 77, en Checoslovaquia, constituye el m¨¢s desvergonzado y desafiante ejemplo de violaciones, que exigen de los Estados participantes una respuesta inequ¨ªvoca e inflexible y acciones efectivas no limitadas a protestas verbales.
M¨¢s de cuarenta miembros de los grupos de vigilancia de los acuerdos de Helsinki se encuentran en prisi¨®n. Muchos otros han sido detenidos: personas que, aunque no pertenecen formalmente a los grupos de vigilancia, trabajaron para promover los intercambios de informaci¨®n y la defensa de los derechos humanos, como colaboradores de las revistas y los peri¨®dicos de opini¨®n sam¨²dat, como participantes en el movimiento por la libertad religiosa y la libertad de emigraci¨®n u otras actividades. Los Gobiernos, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos responsables de los Estados participantes est¨¢n obligados a defender a tales v¨ªctimas de la represi¨®n.
La paz en el mundo es indivisible. Las consecuencias de cualquier desviaci¨®n de este principio no hacen sino confirmar su verdad. Por consiguiente, no puedo estar de acuerdo con quienes consideran que la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n no est¨¢ relacionada con la seguridad en Europa. Tampoco puedo estar de acuerdo con quienes sugieren un boicoteo de la Conferencia de Madrid del 11 de noviembre (la fase preparatoria de la conferencia comenz¨® el martes pasado) como una respuesta a las acciones sovi¨¦ticas en Afganist¨¢n o a la creciente represi¨®n contra los disidentes.
Creo que los Estados participantes deber¨ªan utilizar la oportunidad que les ofrece la Conferencia de Madrid para promover un acuerdo pol¨ªtico en Afganist¨¢n que establezca la retirada de las tropas sovi¨¦ticas y garant¨ªas internacionales de paz, neutralidad y elecciones libres. Los Estados participantes deber¨ªan promover igualmente la liberaci¨®n de los prisioneros de conciencia en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y el este de Europa, as¨ª como en los pa¨ªses occidentales, tanto m¨¢s si las personas encarceladas no han utilizado y predicado la violencia.
La cr¨ªtica situaci¨®n internacional exige que los Estados occidentales participantes coordinen sus t¨¢cticas y persigan su objetivo con m¨¢s determinaci¨®n y consistencia que en Belgrado. Los acuerdos de Helsinki, como la distensi¨®n en su conjunto, tienen significado s¨®lo si son observados totalmente por todas las partes. Ning¨²n pa¨ªs debe tratar de evitar una discusi¨®n sobre sus propios problemas dom¨¦sticos, ya se trate del norte de Irlanda, de los t¨¢rtaros de Crimea o de la deportaci¨®n de Sajarov (y hablo aqu¨ª objetivamente). Y ning¨²n pa¨ªs deber¨ªa ignorar las violaciones en otros Estados participantes. El principio exacto de los acuerdos de Helsinki es la mutua vigilancia, no la mutua evasi¨®n de los problemas.
Ahora me gustar¨ªa hacer menci¨®n a un problema personal: mi deportaci¨®n ?legal a Gorki, el pasado mes de enero, atrajo la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y representantes de los Gobiernos de todo el mundo. Apelo a todos quienes entonces expresaron su preocupaci¨®n: ayuden a la prometida de nuestro hijo, Elizaveta Alexeyeva, a conseguir el permiso para salir de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Apelo, en particular, tanto a los gobernantes como a los ciudadanos privados que vayan a entrevistarse con las autoridades sovi¨¦ticas. La suerte de Liza, la larga separaci¨®n de dos personas que se quieren, se ha convertido en un medio de presi¨®n contra m¨ª. Se trata de un problema estrictamente personal, sin ninguna clase de conexi¨®n con los intereses de Estado.
El f¨ªsico
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.