Una puerta
O sea que don Mariano Nicol¨¢s, gobernador de la plaza, nos ha pegado una puerta, que el otro d¨ªa me llamaron a m¨ª los troncos de la cosa para invitarme a un n¨²mero numerero en la plaza del Dos de Mayo, el s¨¢bado, en favor de la libertad de expresi¨®n, con permiso de la autoridad meteorol¨®gica, que naturalmente lo ha impedido. El Gobierno Civil de Madrid ha desautorizado el happening. ?Y por qu¨¦ nos pega usted esta puerta, don Mariano?Primero se instaura constitucionalmente la libertad de expresi¨®n, luego se conculca la libertad de expresi¨®n y, finalmente, en nombre de la libertad de expresi¨®n, se proh¨ªbe una fiesta sabatina de la expresi¨®n en libertad. Esta es la camiseta hom¨¦rica que nos est¨¢n tejiendo y destejiendo la Administraci¨®n Su¨¢rez y los gobernadores de Ros¨®n y Mart¨ªn Villa.
-Podr¨ªan producirse da?os contra las personas y las cosas -dice el se?or gobernador de la plaza fuerte que es Madrid.
Pero vamos a ver, don Mariano, razonemos esta puerta. Ni Rafael Alberti, que es una gloriosa carroza, ni Claudia Gravy, que est¨¢ compacta, van a producir da?os contra las personas ni las cosas. A ¨¦l le sobra edad, y a ella, dulzura. Y as¨ª toda la gente legal de la lista. Los da?os contra las personas y las cosas podr¨ªan producirlos los contramanifestantes que suelen bajar en legi¨®n celeste, por las calles afluentes, a esa plaza crucial de Madrid. Mas para prevenir eso ya est¨¢ la autoridad y la guardia, a cuya protecci¨®n tenemos derecho todos, puesto que la pagamos. Don Mariano, vamos claros.
?Se ha prohibido el fiest¨®n porque lo organizaba no s¨¦ qu¨¦ pec¨¦ de barriada? Yo no soy del pec¨¦, don Marlano, porque nunca podr¨ªa vivir dentro de un partido tan pacifista y de orden. Pieridis acaba de sacar a Carrillo habl¨¢ndole a Su¨¢rez en nombre de Cristo, en este peri¨®dico. ?De verdad se teme que esa cofrad¨ªa de pacifistas, posibilistas y poetas del 27 vaya a producir da?os contra las personas y las cosas?
No s¨¦ en el llamado contexto internacional c¨®mo es el juego eurocomunista. Ludolfo Paramio ha dicho en la Universidad Men¨¦ndez y Pelayo que el eurocomunismo espa?ol es el ¨²nico v¨¢lido y maduro de la famosa f¨®rmula. Por mi parte, estoy seguro de que Claudia Gravy, que es una estrecha de izquierdas (mucho m¨¢s estrecha que las de la ultranza), no iba a producir da?os contra las virilidades p¨¦treas y conjuntas de Dao¨ªz y Velarde.
A m¨ª, mayormente, lo que me preocupa es la libertad de expresi¨®n, la expresi¨®n en libertad, como profesional del lenguaje. Ustedes, don Mariano, nos han devuelto la libertad de expresi¨®n que ustedes mismos nos hab¨ªan quitado, y cuando nos disponemos a cantar y festejar esa libertad -que es cantarles y festejarles a ustedes, que la trujeron-, nos proh¨ªben reiteradamente una fiesta que consagra la libertad de expresi¨®n que hay en Espa?a. Como esta libertad es visible e incuestionable, Yo he llegado a una conclusi¨®n: la libertad y la expresi¨®n m¨¢s lenguaraces rigen para toda Espa?a, menos para la plaza del Dos de Mayo. Alg¨²n ¨¢rea de poder tiene que reservarse el Poder, y la del Dos de Mayo es bien modesta. Ese patio madrile?o de la libertad y la imaginaci¨®n ustedes lo est¨¢n convirtiendo en patio carcelario s¨®lo aliviado, como los patios de los penales, por la pasada azul celeste de un cielo de querubines y pistolas. No le hablo a usted, se?or Nicol¨¢s, en nombre de Adam Smith ni ning¨²n otro libertario enloquecido. Le hablo, se?or Nicol¨¢s, en el nombre inmediato de su hacedor el se?or Ros¨®n, que hoy, con un nuevo Gobierno de barones, habr¨ªa autorizado esa verbena de la palabra como primera cometa de la nueva etapa en el cielo de Madrid. Plaza del Dos de Mayo, cometa romboidal en la que viajan pasotas, muchachas y poetas. Antes iba muy alta esa cometa. Usted, se?or Nicol¨¢s -y l¨¦ame en met¨¢fora-, le est¨¢ cortando la cuerda a tiros
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