Tulios tullidos y turulatos
Una corrida con tu: tulios, s¨ª; pero tulios tullidos y turulatos. Es decir, que turur¨². Con las ganas que ten¨ªa la afici¨®n madrile?a de ver tulios. A?os hac¨ªa que no saltaban a esta dura arena y su fama la proclamaban los iniciados como una bandera: ??Vengan tulios!?. Las caracter¨ªsticas de estos toros nunca se borraron del recuerdo.Un recuerdo que encoge el coraz¨®n. Los tulios eran bravura, ruido y batacazos. Saltaban las puertas de sus goznes; los burladeros, tablas al aire; astillas de la barrera, y los picadores sal¨ªan despedidos de sus caballos, cuya integridad apenas pod¨ªan librar los petos. La afici¨®n, ante estos sucesos -puede suponerse-, botaba de sus asientos, aclamaba y los hermanos V¨¢zquez -Tulio e Isa¨ªas- se levantaban en el tendido para saludar, sombrero en mano.
Plaza de Las Ventas
Cuatro toros de Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez, bien presentados, flojos, muy desiguales de comportamiento; dos sobreros (segundo y quinto) de Murteria y Fern¨¢ndez Palacios, respectivamente, dif¨ªciles. El Inclusero: estocada corta pescuecera (aplausos y saludos); media estocada tendida, rueda de peones y descabello (silencio). El Calatrave?o: pinchazo, estocada trasera y tres descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada (vuelta protestad¨ªsima). S¨¢nchez Puerto: estocada atravesad¨ªsima que asoma y descabello (aplausos y saludos): estocada que asoma y descabello (palmas).
Los dos hermanos fallecieron ya y no han tenido que pasar por el bochorno de los tulios de turur¨², tan tullidos y turulatos. Dos de ellos se fuero n al corral por lisilados; dos debieron seguir el mismo camino, y dos -pues mira-, a pesar de sus flojedades, exhib¨ªan una clase excelente, purita casta y, dentro de ella, nobleza de la mejor.
Esta casta y esta nobleza no fueron suficientes para librar la decepci¨®n del pobre retorno de los tullos a Las Ventas, pero nos hacen acariciar la esperanza de que mucho bueno queda en la ganader¨ªa, donde, a lo mejor, las reses que salieron para Madrid, todas magn¨ªficas de trap¨ªo, estampa del toro criado con esmero, eran limpias, hermosas y fuertes, y por el camino, o de arribada, algo pas¨® que las troc¨® en flojas y bobaliconas. Como si las hubieran dado el chocolate ese.
Lo que, puestos a atar cabos, entroncar¨ªa con la antirreglamentaria reaparici¨®n de los manguitos en los caballos de picar. Con manguitos -en esta ocasi¨®n muy disimulados, pero visibles al cabo-, se picaron los seis toros el domingo, y esto hace sospechar que el Ministerio del Interior los ha autorizado en secreto o que la presidencia de la corrida fue burlada por la empresa. Vamos a preguntar a quien corresponda. Con verdadera curiosidad esperamos la respesta.
De los tulios buenos, uno correspondi¨® a S¨¢nchez Puerto, y otro, a El Calatrave?o. Ambos estuvieron bien, pero por debajo de las grandes posibilidades que ten¨ªan los toros. S¨¢nchez Puerto, ce?ido en unas bonitas ver¨®nicas, citando medio de frente, dio unos ayudados por alto y dos pases por bajo de enorme torer¨ªa, y sigui¨® en redondo y por naturales corriendo muy bien la mano. La faena, sin embargo, no fue de ¨¦xito, porque la cort¨® demasiadas veces e imprimi¨® a toda la labor una afectaci¨®n excesiva (que, por cierto, no ten¨ªa cuando novillero). El Calatrave?o, acostumbrado a tumbar gayumbadas, recibi¨® con ver¨®nicas, rodilla en tierra, al noble Tulio; luego se hizo un l¨ªo con una embestida fija y constante, se arrim¨® mucho demasiado- y, como no acertaba a encontrar las distancias, el trasteo le result¨® un barullo.
Sin embargo, en el quinto, un sobrero marrajete de Fern¨¢ndez Palacios, reverdecieron las m¨¢s acendradas virtudes toreras del Calatrave?o, y, a base de pisar los terrenos del manso, consigui¨® sacarle partido. Nos tuvo en vilo el jabato manchego, con su arrojo. En el sexto, S¨¢nchez Puerto no pudo hacer p¨¢cticamente nada, porque el tulio era un marmolillo pelmazo que no admit¨ªa ni un pase. Este otro manchego, que ha tenido la paciencia de Job durante la largu¨ªsima espera de una oportunidad para confirmar la alternativa, merece m¨¢s opciones para placearse, pues lleva el toreo en el coraz¨®n.
Para El Inclusero hubo un Murteira y un Tulio, que se le quedaban en el centro de la suerte. Volvi¨® a estar bien, muy confiado, con perfecto sentido de la lidia. Nada dej¨® por hacer, exprimi¨® hasta el ¨²ltimo apunte de muletazo que ten¨ªa cada toro y en diversas intervenciones manej¨® con empaque y arte el capote, sobre todo en dos series de ver¨®nicas y un quite por chicuelinas. Est¨¢ en su mejor momento El Inclusero.
La corrida fue goyesca, lo cual s¨®lo quiere decir que los toreros salieron disfrazados, y algunos, fachosos en sus desajustados trajes. Fernando S¨¢nchez Drag¨® grit¨® por la megafon¨ªa un abroncado preg¨®n, no porque no gustara lo que dijo, sino porque el p¨²blico no quer¨ªa o¨ªrle. Paloma San Basilio encabez¨® el pase¨ªllo a caballo y pi di¨® la llave, entre la general indiferenc¨ªa. Al p¨²blico le molestaron estos proleg¨®menos, pues estaba impaciente por ver los toreros y los tulios. Pero entonces, claro est¨¢, no sab¨ªa que los tulios saldr¨ªan de turur¨².
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