Las declaraciones de Castells
EL PA?S de 10 de septiembre conten¨ªa, en la rese?a de la conferencia de Prensa en la que particip¨¦ el d¨ªa 8 en las oficinas del Parlamento navarro, la siguiente afirmaci¨®n: ?Seg¨²n inform¨® Miguel Castell, Jos¨¦ Antonio Urbiola ¨²nicamente acepta como cierto el primer punto de la nota del Ministerio del Interior, en la que se afirma que durante 1978 y 1979 mantuvo entrevistas en Bayona (Francia) con los dirigentes de ETA Militar Luis Lasa y Dolores Gonz¨¢lez. De acuerdo con la interpretaci¨®n de Castells, el vicepresidente del Parlamento Foral de Navarra se entrevist¨® con portavoces de ETA con objeto de estudiar la postura a adoptar en el refer¨¦ndum constitucional y elecciones municipales y generales del a?o 1979. Este hecho fue considerado por Castells como normal, "ya que no es ning¨²n delito mantener conversaciones pol¨ªticas con otras organizaciones, como ya han hecho dirigentes de otros partidos vascos"?.Si bien la rese?a informativa es correcta en los dem¨¢s extremos, no lo es, por alg¨²n malentendido, en el particular que he transcrito.
Lo que dije realmente, transmitiendo a mi vez las manifestaciones recogidas del vicepresidente del Parlamento navarro en la prisi¨®n de Carabanchel, fue que lo ¨²nico firmado por el mismo en la DGS, de todas las declaraciones que le imputaba la nota difundida por el Ministerio del Interior, hab¨ªa sido la entrevista con miembros de ETA a requerimiento de los mismos y con objeto de hablar sobre el refer¨¦ndum constitucional y las elecciones municipales del a?o 1979; pero que al ser trasladado de la DGS al Juzgado Central de la Audiencia Nacional desminti¨® totalmente ante el juez la existencia de esta entrevista.
En la conferencia de Prensa repet¨ª literalmente las palabras dirigidas por Jos¨¦ Antonio Urbiola a los seis o siete polic¨ªas que le rodeaban en la DGS cuando por fin obtuvieron su firma: ?Firmo para acabar con estas sesiones de amenazas e insultos. Pero esto que firmo es falso y en cuanto llegue al juzgado dir¨¦ por qu¨¦ lo he firmado y lo desmentir¨¦?. Y, en efecto, lo desminti¨®.
Todo esto con independencia de mi comentario, que EL PA?S recoge y es cierto, sobre el hecho de que no constituya delito mantener conversaciones pol¨ªticas con la organizaci¨®n en cuesti¨®n, como ya lo han hecho otros dirigentes pol¨ªticos y personalidades en general./
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