Los nuevos economistas
Durante estos ¨²ltimos tiempos se ha hablado mucho de los nuevos economistas americanos, a los que se les suele considerar como unos liberales de nuevo cu?o. Sin embargo, si algo caracteriza a estos nuevos economistas, esto radica en la percepci¨®n de hasta qu¨¦ punto puede llegar a ser inestable el equilibrio inicial de mercado, de tal forma que frecuentemente las sendas de equilibrio pueden seguir caminos opuestos de los que se podr¨ªan prever, de acuerdo con un esquema econ¨®mico estrictamente liberal.Para estos economistas juega un papel important¨ªsimo en el equilibrio a corto plazo la interacci¨®n de las expectativas de los empresarios, los trabajadores y los consumidores. Por otra parte, tanto la pol¨ªtica fiscal como la monetaria, utilizadas con moderaci¨®n, resultan eficaces para mantener a la econom¨ªa cerca de la senda natural de crecimiento, que es aqu¨¦lla a lo largo de la cual las expectativas inflacionarias coinciden con la inflaci¨®n vigente de precios. Una inflaci¨®n incontrolada vuelve inestable el equilibrio inicial de mercado por su fuerte repercusi¨®n sobre las expectativas, anulando r¨¢pidamente los efectos beneficiosos de una expansi¨®n de la demanda final.
Para mejor combatir los costes redistributivos de la inflaci¨®n, los nuevos economistas son partidarios de ampliar y flexibilizar el sistema financiero. La existencia de mercados financieros extensos y diversificados permite independizar la pol¨ªtica fiscal de la monetaria, al diferir en el tiempo los costes coyunturales generados por los d¨¦ficit del sector p¨²blico y de la balanza de pagos. Por los mismos motivos propugnan, igualmente, la total liberalizaci¨®n de los tipos de inter¨¦s de los dep¨®sitos bancarios y de los activos financieros, y la generalizaci¨®n en el empleo de los tipos de inter¨¦s flotantes. Finalmente, por razones an¨¢logas, tambi¨¦n son partidarios de la indexaci¨®n de los tipos de los impuestos progresivos.
En cuanto a la pol¨ªtica fiscal y monetaria, los nuevos economistas son conscientes de la inestabilidad de los multiplicadores, lo que vuelve muy dif¨ªcil el calibrar la duraci¨®n y la intensidad de una reactivaci¨®n o de una contracci¨®n econ¨®mica. Por ello, son partidarios de emplear la pol¨ªtica fiscal de una forma selectiva, para ampliar la acumulaci¨®n del capital y mejorar la productividad laboral. De ah¨ª viene su defensa de los incentivos fiscales a la inversi¨®n y de la conveniencia de sustituir el impuesto general sobre la renta por un impuesto progresivo sobre los gastos de consumo. Por los mismos motivos tambi¨¦n defienden la ampliaci¨®n y mejora de los programas de reconversi¨®n laboral y de reestructuraci¨®n sectorial.
Finalmente, los nuevos economistas se inclinan por una pol¨ªtica monetaria contrac¨ªclica suave. El vigilar la cantidad de dinero en circulaci¨®n resulta importante para reducir las tensiones inflacionarias, pero hay que evitar tambi¨¦n que fuertes elevaciones de los tipos de inter¨¦s y el abuso del racionamiento crediticio desplacen sectorialmente a la inversi¨®n, a costa del consumo privado y p¨²blico. El empleo de una pol¨ªtica monetaria excesivamente rigurosa, no s¨®lo genera desempleo innecesario, sino que tambi¨¦n puede reducir la proporci¨®n de ahorro y de inversi¨®n de la econom¨ªa, lo que provoca un menor crecimiento y m¨¢s desempleo en el futuro. Son los efectos crowding out, de los que tanto se ha hablado ¨²ltimamente en Espa?a. Como conclusi¨®n, los nuevos economistas americanos representan una tendencia a desplazar el eje de la teor¨ªa macroecon¨®mica, desde los niveles globales de producci¨®n y de renta, a los problemas sectoriales de reasignaci¨®n de los recursos productivos y financieros.
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