Publicaci¨®n de una enciclopedia del "jazz"
Hace poco, y con un enorme despliegue publicitario, ha salido a la calle una nueva obra en fasc¨ªcuIos: Los grandes del jazz, mediante la cual se le promete al potencial comprador un conocimiento exacto de una de las dos m¨²sicas de nuestro siglo, (la otra es el rock, por supuesto).
La colecci¨®n se compone de cien n¨²meros con sus correspondientes elep¨¦s o casetes, con lo cual el asunto se pone en unas 29.500 pesetas. Como enciclopedia musical, la obra posee dos partes bien definidas, la literaria y a musical propiamente dicha.En cuanto a la primera, y a juzgar por los vol¨²menes aparecidos, puede decirse que la impresi¨®n es buena, que las fotos son, en ocasiones, magn¨ªficas y que en principio parece agradablemente escrita. Lo ¨²nico malo es que ya en el primer fasc¨ªculo se ofrece un avance de lo que los autores de la obra consideran como evoluci¨®n del jazz. Y en esta evoluci¨®n- historia se incurre en conceptos tan peculiares como que el jazz finaliz¨® su desarrollo en los a?os sesenta con el free. A partir de ah¨ª, por lo visto no hubo nada, ni jazz-rock (fen¨®meno aceptado ya casi universalmente, excepto por quienes intentan mantener un antagonismo tan artificial como empecinado entre ambas formas), ni nuevas corrientes, como la que viene representada por el sello ECM. Esta visi¨®n arqueol¨®gica del jazz puede gustarles mucho a los nost¨¢lgicos o a los amantes de lo esot¨¦rico y minoritario, pero por desgracia est¨¢ bastante alejada de la cruda realidad. Aqu¨ª se habla tambi¨¦n de los a?os cuarenta-cincuenta como la explotaci¨®n por los blancos del jazz, c¨®mo si no hubiera existido el swing negro, con Count Basie, Coleman Hawkins o Roy Eldridge, y del cool como consecuencia de la bomba H.
Claro que esto no es todo, porque tambi¨¦n se indica que desde un primer momento el Gobierno de Estados Unidos protegi¨® esta nueva forma de expresi¨®n, afirmaci¨®n ¨¦sta que sorprender¨ªa much¨ªsimo a tantos y tantos jazz-men negros que ve¨ªan dificultado su trabajo hasta l¨ªmites insoportables, bien por la cuesti¨®n racial, bien por simples prejuicios sociales y art¨ªsticos.
Es dif¨ªcil, por tanto, saber cu¨¢nto va a dar de s¨ª la enciclopedia en cuanto a texto, pero puede colegirse que va a estar llena de opiniones peregrinas, pero que, finalmente, y aunque s¨®lo sea por acumulaci¨®n, ofrecer¨¢ una panor¨¢mica aproximada sobre esta m¨²sica.
En cuanto a los elep¨¦s o casetes, es bueno comentar que son todo versiones en vivo y que, a juzgar Flor lo aparecido hasta ahora, est¨¢n francamente bien. En cuanto a la selecci¨®n, sorprende que s¨®lo haya una cosa de Miles Davis o de Coltrane (por poner ejemplos de figuras fundamentales que han pasado por m¨²ltiples etapas). Tampoco, conio era de esperar, hay nada de los a?os setenta.
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