Beckenbauer abandona el sofisticado f¨²tbol norteamericano
Franz Beckenbauer, el ¨²ltimo elegante del f¨²tbol, volver¨¢ el 1 de noviembre a la Rep¨²blica Federal de Alemania para entrar en contacto de nuevo con el f¨²tbol m¨¢s dif¨ªcil del mundo: el alem¨¢n. Despu¨¦s de cuatro a?os de magisterio en Estados Unidos acepta un dif¨ªcil reto. Le espera el Hamburgo, rival m¨¢s importante del club de toda su vida, el Bayern.
El Bayern (Baviera) de Munich y el Hamburgo son los dos mejores clubes del momento en la Rep¨²blica Federal de Alemania. La ¨²ltima Liga de este pa¨ªs fue un emocionante codo a codo entre ambos clubes, resuelto finalmente ,en favor de los b¨¢varos. El Bayern fue precisamente el club al que Beckenbauer consagr¨® sus esfuerzos hasta que los d¨®lares le trasplantaron al sofisticado y iuvenil f¨²tbol norteamericano; Bayern y Beekenbauer llegaron a ser una misma cosa, porque juntos gana ron fama y t¨ªtulos. Pero en su re torno al f¨²tbol alem¨¢n, Beekenbauer ha tenido que escoger el Hamburgo, porque Breitner, mandam¨¢s ahora en el Bayern, no ve¨ªa con buenos ojos su presencia. A?os atr¨¢s, Franz Beckenbauer era la estrella del equipo b¨¢varo, y Paul Breitner un simple obrero que se machacaba en carreras por la banda izquierda para cubrir el puesto de defensa y echar una mano al ataque. Pero, tras su paso por el Madrid y por el Eintracht Braunschwig, Paul se ha convertido en un centrocampista de post¨ªn, y no est¨¢ dispuesto a admitir el retorno de la estrella.
Pero Franz no puede quejarse. Lleg¨® al Cosmos hace cuatro a?os para difundir el f¨²tbol (all¨ª soccer) en Estados Unidos, conjuntamente con Pel¨¦. Ha ganado un mill¨®n de por temporada, y ha obtenido t¨ªtulos. Ha disfrutado con su deporte, ha tenido por compa?eros, adem¨¢s de a Pel¨¦, a otras estrellas de categor¨ªa mundial y ha vivido una experiencia interesante. Ha visto llenarse una y otra vez el Giants Stadium, de Nueva York, y ha gozado con la consecuci¨®n de un nuevo t¨ªtulo en su ¨²ltimo partido oficial con el Cosmos, la final del campeonato de Estados Unidos, en la que tuvo por enemigo al Fort Lauderdale, de Miami, donde juega un compa?ero de sus tiempos gloriosos del Bayern el supergoleador Torpedo M¨¹ller.
Ahora Beekenbauer regresa. Tiene ya 35 a?os y un prestigio que sin duda pone en peligro, pero le espera un contrato de 64 millones de pesetas por dos temporadas. Es una oferta ante la que pocos se hubieran resistido. En uno de sus ¨²ltimos partidos con el Bayern, el Schalcke 04 gan¨® en Munich por 0-7, y ya entonces el bueno de Franz dej¨® una impresi¨®n penosa. Su regreso al dif¨ªcil f¨²tbol alem¨¢n despierta recelo entre los t¨¦cnicos.
Beckenbauer juega al f¨²tbol rematadamente bien, con empalagosa suficiencia. Nunca tuvo que hacer alarde de facultades f¨ªsicas, porque su dominio del bal¨®n era tan grande que nadie se lo disputaba. Comenz¨® su carrera como volante ofensivo, pero cuando le retrasaron a la posici¨®n de l¨ªbero fue cuando dio su mejor medida. Desde su observatorio, situado detr¨¢s de la defensa, mov¨ªa al equipo que era un primor y levantaba exclamaciones de admiraci¨®n en cada jugada. Pero en estos a?os el f¨²tbol ha progresado, y en la Rep¨²blica Federal de Alemania, m¨¢s que en ning¨²n sitio. Pirri, que tiene su misma edad, ha decidido abandonar el f¨²tbol europeo para acomodarse en el mexicano, muy inferior, porque sabe que all¨ª su decadencia f¨ªsica ser¨¢ menos acusada. Pel¨¦ fich¨® por el Cosmos cuando comprendi¨® que en Brasil ya no pod¨ªa despertar los entusiasmos de a?os atr¨¢s. Lo mismo hizo Cruiff, Fichando, primero, por Los Angeles Aztecas, y luego, por el Washington Diplomatic. Beckenbauer pretende un dif¨ªcil retorno.
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