Nos han apalizado, pero bien
He aqu¨ª una v¨ªctima de la gentrificaci¨®n. Tiene 81 a?os, se llama Marjorie Kanter y ha sido impelida a abandonar el piso en el que vive desde hace 30 a?os, en el barrio de las Letras de Madrid, porque los centros de las grandes ciudades europeas se han transformado en parques tem¨¢ticos donde molesta mucho la presencia de personas reales. Dice uno ¡°gentrificaci¨®n¡± y parece que lo ha dicho todo. Da como un poco de pereza descender a los detalles. Estos barrios, que fueron en su d¨ªa el rostro de las urbes hist¨®ricas, parecen ya caras rellenas de silicona, atravesadas por los costurones c¨¢rnicos propios de una cirug¨ªa pl¨¢stica malograda. Semblantes sin identidad donde los establecimientos comerciales, por poner un ejemplo, han sido sustituidos por tiendas de imanes para la nevera. Como efecto secundario, el precio de los alquileres de los barrios perif¨¦ricos, al aumentar exponencialmente la demanda de la gente expulsada de la m¨¦dula, se ha puesto por las nubes.
Cuando uno se pregunta por qu¨¦ los poderes p¨²blicos no frenaron estos movimientos especulativos, recibe una lecci¨®n sobre la impotencia de los pol¨ªticos a la hora de enfrentarse a las decisiones del mercado. Ni siquiera se les pas¨® por la cabeza hacerlo, no porque no se viera venir, pues el capitalismo neoliberal avisa, sino porque ignoraban el modo de pararlo. Ahora, cuando el destrozo ha devenido irreversible, empiezan a poner tiritas. Somos una sociedad llena de tiritas: estas para la vivienda, estas para el empleo precario, estas para la universidad p¨²blica y as¨ª de forma sucesiva. Nos han apalizado, pero bien.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.