El cardenal primado advierte a los cat¨®licos que no pueden inhibirse frente al divorcio
En v¨ªsperas del comienzo de los trabajos parlamentarios en torno al divorcio, el cardenal primado de Espa?a, Marcelo Gonz¨¢lez, hizo p¨²blica ayer una carta pastoral en la que se pronuncia contra la disolubilidad del matrimonio, afirma que el Estado no est¨¢ legitimado para introducir el divorcio en la legislaci¨®n, y advierte gravemente a los cat¨®licos de que no pueden inhibirse ni consentir en dicho tema, aduciendo en favor de sus tesis las de Juan Pablo II. La pastoral termina con esta admonici¨®n: ?Piensen que alg¨²n d¨ªa han de dar cuenta a Dios de todos sus actos?.
El cardenal primado motiva su intervenci¨®n en el hecho de haber sido ya enviado a las Cortes un proyecto de ley sobre el matrimonio y sus causas de disoluci¨®n, y en que, una vez m¨¢s, la conciencia de muchos cat¨®licos ?se ve turbada por la confusi¨®n reinante?. Como factores de esta confusi¨®n, el primado se?ala:- La apelaci¨®n continua a la modernidad, con la que se dice que es incompatible el mantenimiento del matrimonio indisoluble.
- El ?ataque despiadado de tantos ¨®rganos de opini¨®n p¨²blica a quienes defienden con dignidad sus convicciones opuestas al divorcio vincular?.
- La presentaci¨®n y defensa de los proyectos de ley divorcistas ?por parte de hombres p¨²blicos bien conocidos por su profesi¨®n de fe cat¨®lica, algunos de los cuales han dicho que contaban con la aprobaci¨®n de la jerarqu¨ªa?.
- El hecho de que en el interior de la Iglesia se haya producido ?una inhibici¨®n o silencio desconcertante por parte de quienes tienen el deber de predicar y orientar las conciencias de acuerdo con el magisterio de la Iglesia, o bien una actitud reticente, y aun hostil, por parte de eclesi¨¢sticos de diversa dignidad y representaci¨®n, con clara disonancia con lo que la Iglesia ha ense?ado siempre y el Papa actual- Juan Pablo II, sigue ense?an?, con admirable fidelidad y empe?o apost¨®lico?.
Tras insistir en que viene observ¨¢ndose en el interior de la Iglesia espa?ola ?una tendencia a olvidar o silenciar estas ense?anzas, sustituy¨¦ndolas por ideas, hip¨®tesis y dudas?, Marcelo Gonz¨¢lez afirma que ?omitir esas ense?anzas es manipulaci¨®n; tergiversarlas es infidelidad?.
Se pregunta el cardenal si pueden silenciarse los errores doctrinales ?porque est¨¦n apoyados en mayor¨ªas sociol¨®gicas y en posturas democr¨¢ticas? y si los legisladores pueden sostener que trabajan para el bien com¨²n ?legislando contra lo que pide la ley natural?. Despu¨¦s afirma que una compasi¨®n mal entendida frente a los casos de matrimonios desavenidos ?origina cat¨¢strofes incalculables posteriores, de las que habr¨ªa que hacer responsables, en el grado que les corresponda, a los que abrieron el primer portillo ?.
Una de las frases m¨¢s funestas, a juicio del primado, es la de que ?los cat¨®licos no tienen que obligar a los dem¨¢s a compartir sus pensamientos en esta materia, dado que vivimos en una sociedad pluralista?. Se pregunta el cardenal qu¨¦ van a imponer los cat¨®licos espa?oles, si no se les ha consultado ni se les consultar¨¢, para decir a continuaci¨®n que es contrario a un refer¨¦ndum sobre el divorcio, ya que un debate p¨²blico sobre el tema no ser¨ªa honesto.
llicitud de toda ley de divorcio
A?ade que el magisterio de la Iglesia puede proclamar la ilicitud e invalidez de toda ley de divorcio, no s¨®lo ante sus propios fieles, ?sino ante la propia sociedad?, y afirma que, ante lagravedad e irreversibilidad del paso legislativo que va a dar el Estado espa?ol al admitir el principio de disolubilidad de todo matrimonio, ?el silencio anuente, o la tolerancia pasiva, o la mera apariencia de aceptaci¨®n por parte de la Iglesia, y mucho m¨¢s las palabras que pueden servir de aliento a tal legislaci¨®n, arrojar¨ªan una oscura sombra de duda sobre la credibilidad de todo su magisterio en el orden sociopol¨ªtico y gravar¨ªa con enorme responsabilidad su actuaci¨®n?.
Agrega a continuaci¨®n que la autoridad del Estado no puede introducir el divorcio en la legislaci¨®n civil, puesto que ha de legislar atendiendo al bien com¨²n, y el divorcio es siempre ?el mal mayor?. El documento concluye diciendo: ?Quiera Dios que los legisladores espa?oles se den cuenta de la gravedad del problema, nunca minimizable por el hecho de que el divorcio est¨¦ introducido en tantos pa¨ªses. Piensen que alg¨²n d¨ªa han de dar cuenta a Dios de todos sus actos?.
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