El fiscal pide mayores penas para seis j¨®venes en el juicio de revisi¨®n ante el Consejo Supremo de Justicia Militar
Dos horas dur¨® ayer, en el Consejo Supremo de Justicia Militar, la vista del consejo de guerra promovido por disentimiento del capit¨¢n general de la III Regi¨®n Militar, teniente general Mil¨¢ns del Bosch, contra seis militantes de la Joven Guardia Roja acusados de sedici¨®n.
En el primer consejo de guerra, celebrado en el CIR n¨²mero 7 de Valencia el 19 de septiembre de 1979, los acusados fueron absueltos, a excepci¨®n de uno, que fue condenado a seis meses y un d¨ªa de prisi¨®n. El capit¨¢n general de Valencia entendi¨® que todos los procesados deb¨ªan ser condenados y plante¨® la revisi¨®n de la sentencia dictada ante el Consejo Supremo de Justicia Militar.El consejo de guerra celebrado ayer comenz¨® a las diez y media de la ma?ana, con la presencia en la sala de audiencia de algunos familiares de los procesados. Los hechos que se imputan a los acusados son haber colocado pegatinas y carteles en algunas calles de Valencia, en los que se invitaba a la tropa a que el 1 de mayo de 1978 no tomaran postre y rompieran filas en silencio, despu¨¦s del toque de retreta, para de esta forma mejorar la situaci¨®n de los soldados en los cuarteles. Los procesados son Alejandro Luna, veinti¨²n a?os; Antonio Rodr¨ªguez, veinte a?os; Vicente Ruiz, veinti¨²n a?os; Antonio Picazo, veinte a?os; Amparo Bea, veinte a?os, y Alonso P¨¦rez, veinti¨²n a?os.
Tras lectura del apuntamiento de la causa, el fiscal militar procedi¨® a leer su informe y solicit¨® tres a?os de prisi¨®n para Alejandro Luna; dos a?os, para Vicente Ruiz; ocho meses, para Antonio Picazo, y seis meses y un d¨ªa, para cada uno de los tres restantes. En su informe manifest¨® que en nuestro ordenamiento jur¨ªdico el militar carece de los derechos civiles y pol¨ªticos que tiene hasta el ¨²ltimo de los espa?oles, ya que no puede reunirse ni tiene libertad de expresi¨®n.
Se?al¨® que esta es una situaci¨®n que tiene m¨¢s cargas que prebendas, y cit¨® unas recientes declaraciones del capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar (Madrid), en las que ¨¦ste expon¨ªa su criterio de que la democracia no debe ser acogida en las instituciones militares. A?adi¨® que es indispensable la disciplina para la milicia y que tanto en el mundo libre como en el comunista las libertades democr¨¢ticas en las instituciones castrenses est¨¢n proscritas. Las anteriores consideraciones motivaron que el presidente del consejo de guerra, teniente general Cuadra Medina, pidiese al fiscal militar que se ci?era a los hechos, ?pues parece?, dijo, ?que est¨¢ dando una lecci¨®n de pol¨ªtica.
El abogado defensor, letrado Alberto Garc¨ªa Esteve, plante¨® en su informe, que se prolong¨® durante cincuenta minutos, la nulidad de todo lo actuado, porque al procesado Alonso P¨¦rez se le exigi¨® prestar juramento, y eso?, se?al¨®, ?es contrario a la pr¨¢ctica judicial?. Plante¨® igualmente la incompetencia de la jurisdicci¨®n castrense en el caso, se?alando que en el transcurso del proceso se ha producido un cambio jur¨ªdico, ya que han sido promulgadas la Constituci¨®n y la ley de Protecci¨®n Jurisdiccional de los derechos fundamentales de la persona.
Precis¨® que el art¨ªculo 17 de la Constituci¨®n establece que la jurisdicci¨®n militar debe constre?irse al ¨¢mbito castrense, y que el supuesto delito que se imputa a los acusados no fue cometido en establecimientos militares, siendo, adem¨¢s, civiles quienes participaron en los hechos. Finalmente, el abogado manifest¨® que los hechos imputados a sus defendidos no produjeron efecto alguno, pues no hubo alarma ni hubo indicios de tibieza.
En turno de r¨¦plica, el fiscal militar manifest¨® que el delito de sedici¨®n es un delito formal, sin que se exija resultado alguno para tenerlo por cometido, y se opuso a la nulidad de actuaciones, ya que el acusado Alonso P¨¦rez no era procesado, sino testigo, cuando se le exigi¨® juramento. El abogado defensor replic¨®, a su vez, que no se mete a un testigo a la c¨¢rcel, y que su defendido no era testigo en aquel momento, sino encartado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.