Continuidad para el cambio
La designaci¨®n del general Viola para la presidencia de la Argentina sugiere una diversidad de consideraciones, positivas todas ellas, a nuestro parecer, para el futuro de aquella entra?able naci¨®n hermana y para la causa de la libertad pol¨ªtica, tan dram¨¢ticamente perseguida a veces por los pueblos de nuestra estirpe. ( ...)Lo que m¨¢s interesa subrayar es que la designaci¨®n de un jefe militar de las caracter¨ªsticas del general Viola significa, de una parte, que lo importante en el proceso pol¨ªtico argentino desde marzo de 1976 no son las personas llamadas a ocupar las m¨¢s altas responsabilidades del Estado, sino la instituci¨®n castrense. Dicho en otras palabras m¨¢s directas: los nombres no importan, las fuerzas armadas, s¨ª. ( ... )
Contra el desorden establecido, se?oreado por el terror y los guerrillerismos de todo pelaje, no se levanta un hombre; no es un espad¨®n m¨¢s o menos ilustre quien se pronuncia y afirma por el recurso al cuartelazo. Contra la guerra civil expresada en forma de conflicto armado intestino, se alza la instituci¨®n encargada de hacer la guerra. Las fuerzas armadas no se ponen en movimiento ni subvierten la legalidad democr¨¢tica.
Aquello de marzo de 1976 fue un desenlace institucional. Respuesta a un estado de necesidad, leg¨ªtima defensa -asumida por la instituci¨®n constitucionalmente encargada de preservar la integridad y el ser de la naci¨®n argentina- contra un estado de cosas cuya valoraci¨®n y respuesta, por quiebra del poder civil, le correspond¨ªa. Pues bien, si no es cabalmente comprendido todo esto, se malentender¨¢ por igual la designaci¨®n del general Viola que la labor del general Videla.
, 8 de octubre
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