Los gestos deportivos, a¨²n enaltecen las competiciones
Los gestos de deportividad en los tiempos que corren son tan escasos, que los producidos en cualquier competici¨®n apenas se valoran. Los intereses de todo tipo est¨¢n por encima del fair play o juego limpio, como se denomina internacionalmente. Sin embargo, la grandeza del deporte, que se olvida tanto, estriba no s¨®lo en el ¨¦xito -al precio qu¨¦ sea- de la haza?a o la aventura, sino tambi¨¦n en el saber perder y en el esp¨ªritu leal dentro del esfuerzo. El pasado domingo, por ejemplo, en Chamart¨ªn, fue bien triste que pocos se fijaran en el gesto de Ciriaco, jugador del Sp¨®rting de Gij¨®n, que lanz¨® la pelota fuera para que fuese atendido el madridista Pineda cuando su equipo perd¨ªa por 1-0 y faltaban cinco minutos para terminar el partido.
La lamentable contestaci¨®n a un ins¨®lito detalle que bien pocos aplaudieron, porque lo ¨²nico que quer¨ªan era el triunfo -m¨ªnimo, pero triunfo a toda costa- del Real Madrid, fue el siguiente saque de banda lejos, muy lejos, de Stielike para perder tiempo. El alem¨¢n estaba a punto de ganar 82.000 pesetas, al igual que todos sus compa?eros, cantidad estipulada como prima en el Real Madrid por vencer en los partidos de casa. Ning¨²n compa?ero se acerc¨® para devolver el bal¨®n fuera en el mismo lugar, ni ¨¦l tampoco dud¨® en su acci¨®n. Quiz¨¢ en ese momento pensara exclusivamente en el af¨¢n de ganar y no en el dinero, pero no dej¨® de ser un detalle fe¨ªsimo, demostrativo una vez m¨¢s de la absoluta falta de juego limpio que existe en la inmensa mayor¨ªa del deporte profesional. Ciriaco perdi¨® ?otro? tiempo y la oportunidad de un posible empateque le hubiese reportado algo menos de la mitad de dinero: 40.000 pesetas.Otro magn¨ªfico ejemplo, para verg¨¹enza de tanto deportista antideportivo, aunque en el tenis suele haber bastantes caballeros -junto a payasos como Nastase o insolentes como McEnroe-, fue el de Guillermo Vilas en la final del ¨²ltimo Grand Prix de Madrid. El jugador argentino, cuando estaba a un tanto de conseguir el 5-1 en el cuarto set, ¨²ltimo del partido en caso de haberlo ganado -serv¨ªa ¨¦l en el siguiente juego-, cedi¨® dos bolas, que el juez le hab¨ªa cantado como buenas, a su compatriota Clerc. Este se recuper¨® y, aprovechando adem¨¢s los calambres del zurdo pupilo de Tiriac, gan¨® el partido.
El a?o pasado, en la final femenina de los Campeonatos de Espa?a. M¨®nica Alvarez Mon, tarnbi¨¦n cuando estaba a punto de ganar por primera vez a Carmen Perca, sac¨® de su error al juez que le hab¨ªa concedido un tanto. Su triunfo posterior tuvo por ello la gran orla del juego limpio.
Grandeza en la derrota
Sin embargo, los gestos m¨¢s impresionantes en el deporte no han sido precisamente el ep¨ªlogo del triunfo, sino la siempre dif¨ªcil de asimilar derrota. En el deporte de la alta competici¨®n, profesional o amateur, la superaci¨®n de los ?intereses personales o colectivos?, que cada d¨ªa m¨¢s llevan a la violencia y a la antideportividad, es una excepci¨®n.Eugenlo Monti, nueve veces campe¨®n mundial de bobsleigh, doble campe¨®n ol¨ªmpico en bobs a dos y a cuatro, cuando ya ten¨ªa cuarenta a?os, en los Juegos de Grenoble, 1968, protagoniz¨® en los anteriores de Innsbruck, 1964, el primer gran gesto deportivo premiado por el Comit¨¦ Internacional del Fair Play. Dicho comit¨¦, a la vista de la degradaci¨®n de los valores m¨¢s puros del deporte, fue creado en 1963, tras un seminario celebrado en el Instituto de la Juventud de la Unesco, a patici¨®n de la Asociaci¨®n Internacional de la Prensa Deportiva (AIPS) y del Consejo Internacional de Educaci¨®n F¨ªsica y Deportes (CIEPS).
El deportista italiano, dedicado al bobsleigh tras un grave accidente de esqu¨ª, cuando se entrenaba en descenso para los Juegos Ol¨ªmpicos de Oslo, 1952, hab¨ªa logrado las medallas de plata en bobs a dos y a cuatro en los de Cortina d'Ampezzo, 1956. Al no disputarse bobsleigh en los de Squaw Valley, 1960, aspiraba al oro -que lograr¨ªa finalmente en 1968- cuatro a?os m¨¢s tarde. Tercero ya en bob a cuatro, ten¨ªa a su alcance -con su compa?ero Siorpaes- el triunfo en la modalidad de dos, cuando supo que sus m¨¢s peligrosos rivales, los brit¨¢nicos Nash y Dixon no pod¨ªan participar en la segunda y definitiva manga, al tener estropeada una pieza clave en el bob. Monti, sin dudarlo, desmont¨® la suya y se la cedi¨®. Nash y Dixon ganaron el oro ol¨ªmpico.
El espa?ol Zaballa, ex barcelonista, jugando ya en el Sabadell, fue otro de los premiados al renunciar a marcar un posible gol al Real Madrid, en Chamart¨ªn, cuando el guardameta blanco se encontraba lesionado. Dicho gol pudo haber salvado al equipo vallesano del descenso, y el Madrid acab¨® ganando la Liga. Un caso muy similar lo realiz¨® Lubanski, primer gran jugador polaco, que en un partido de la fase previa para el Mundial de Argentina rehus¨® rematar cuando ten¨ªa gran posibilidad de marcar gol, con el portero de Dinamarca en el suelo, temiendo lesionarle.
Otros dos atletas polacos, entre los muchos deportistas mundiales premiados a lo largo de trece a?os, han sido elegidos por distintas razones. Tambi¨¦n han sido los ?recordados? entre otros muchos deportistas que practican el juego limpio, aunque sean minor¨ªa, en el l¨®gico anonimato. Andrech Bachleda, igualmente primer esquiador de Polonia que destac¨® a nivel internacional, se dirigi¨® al jurado que le hab¨ªa dado como vencedor tras la segunda manga de un esl¨¢lom especial puntuable para la Copa del Mundo de 1968, indic¨¢ndole que se hab¨ªa saltado una puerta sin que lo hubiera visto. Fue descalificado reglamentariamente. Ryszard Podlas, atleta de 400 metros, seleccionado Para la Copa del Mundo de 1978 en Montreal dentro del relevo 4 por 400 metros del equipo de Europa, renunci¨® a su posta considerando que el belga Brijdenbach la merec¨ªa m¨¢s. Finalmente, por lesi¨®n de ¨¦ste, se vio obligado a correr.
Otros casos ejemplares
Tambi¨¦n en atletismo, dos casos ejemplares fueron los de las saltadoras de longitud Meta Antenen y Willie White. Aqu¨¦lla, suiza, marchaba en cabeza de la final de los Campeonatos de Europa de 1971, en Helsinki. Al ser llamada su m¨¢s peligrosa rival, la alemana occidental Mizkler, para una prueba de velocidad que coincid¨ªa con la longitud, intervino ante losjueces a fin de que se le concediese un tiempo de descanso mayor del reglamentario. La alemana salt¨® 6,76, super¨® el r¨¦cord de los campeonatos y la medalla de oro. La norteamericana White, durante los Campeonatos de Estados Unidos en pista cubierta, de 1965, pidi¨® tambi¨¦n a los jueces que permitiesen un salto suplementario a la Inglesa Mary Rand, campeona ol¨ªmpica, que se hab¨ªa equivocado en el talonamiento por las marcas existentes en el suelo. Rand pudo pasar as¨ª a los saltos de mejora y ganar al final.En ciclismo, el caso m¨¢s conocido fue protagonizado por el equipo brit¨¢nico de persecuci¨®n, en los campeonatos del mundo de pista de 1973. Se neg¨® a aceptar el t¨ªtulo que reglamentariamente le correspond¨ªa, pues el de la RFA, que le iba derrotando claramente, cay¨® al suelo al cruzarse temerariamente un juez poco antes de la meta.
En 1978, el trofeo fue concedido al pirag¨¹ista h¨²ngaro Tamas Wichmann, tercero en C- 1 -canoa canadiense- sobre mil metros. En los Juegos de Montreal invit¨® al campe¨®n ol¨ªmpico, el yugoslavo Matija Ljubek, a entrenarse con ¨¦l, pues atravesaba un per¨ªodo de baja forma en v¨ªsperas de los campeonatos mundiales de 1977. Gracias a ello Ljubek logr¨® el t¨ªtulo mundial.
Vidas deportivas
El Comit¨¦ Internacional del Fair Play, presidido por el antiguo gran tenista franc¨¦s Jean Borotra, premia tambi¨¦n las conductas modelos de deportividad a lo largo de una vida ejemplar. Por eso han sido distinguidos nombres tan importantes en distintas modalidades como el futbolista ingl¨¦s Bobby Charlton, el baloncestista espa?ol Emillano, el jugador de rugby gal¨¦s Gareth Edwards -considerado tambi¨¦n el mejor medio apertura del mundo- o el esgrimista h¨²ngaro Janos Kamuti, m¨²ltiple ganador de t¨ªtulos en florete y convertido en cirujano famoso. Precisamente el a?o 1976, en que se distingui¨® a Kamuti, uno de los diplomas de honor, a t¨ªtulo p¨®stumo, fue para el malogrado ciclista santanderino Juan Manuel Santisteban, muerto en el Giro de Italia, al caer en una curva, cuando ayudaba a compa?eros de su equipo. Santisteban, dechado de sencillez y honestidad profesional, de sacrificio por los dem¨¢s, llev¨® el juego limpio hasta el extremo.En cualquier caso, la salvaguarda del juego limpio no debe ser a base de premios, sino de educaci¨®n deportiva desde ni?os y de concienciaci¨®n general sobre el verdadero esp¨ªritu del deporte por encima de intereses ?suciamente legales?. La batalla en la que entran no s¨®lo atletas, sino directivos, espectadores, t¨¦cnicos y periodistas, se plantea a niveles internacionales y tambi¨¦n nacionales. Ciriaco, tras el partido del domingo, no deber¨ªa quedar s¨®lo como el que salv¨® un gol de Juanito, sino como un ejemplo de deportista ¨ªntegro.
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