Nuevas dudas sobre el presunto suicidio de tres terroristas de la Baader-Meinhof
El semanario Stern pide en su ¨²ltima edici¨®n que se abra una nueva investigaci¨®n sobre la extra?a muerte de Andreas Baader, Jan-Carl Raspe y Gudrun Ensslin, miembros del grupo Baader-Meinhof, que, seg¨²n la versi¨®n oficial alemana, se suicidaron en la c¨¢rcel especial de Stammheim (Stuttgart), el 18 de octubre de 1977.
Los tres hab¨ªan sido condenados a cadena perpetua en abril de ese mismo a?o, acusados de cinco asesinatos y otros 59 intentos.El semanario liberal hamburgu¨¦s publica por primera vez fotos de las celdas tal y como fueron inspeccionadas por los funcionarios tras el ?suicidio colectivo? de los activistas y reproduce, tambi¨¦n por primera vez, textos documentales de las actas oficiales. Stern enumera una serie de detalles claves para el esclarecimiento de los hechos.
En el caso de Baader, que apareci¨® muerto por disparo de arma corta, Stern ha comprobado que existen contradicciones entre los detalles anotados por los forenses y el informe de la polic¨ªa criminal. Mientras los m¨¦dicos certificaron que Baader muri¨® por disparo en la cabeza, la polic¨ªa concluy¨® en su d¨ªa que el disparo se hab¨ªa practicado desde una distancia de treinta o cuarenta cent¨ªmetros.
En cuanto a Gudrun Ensslin, la polic¨ªa no verific¨® si el extremo del cable con que ?se ahorc¨®? en. la ventana de su celda corresponde al corte practicado en el cable de su tocadiscos.
En el caso de Raspe, los testimonios vertidos en las actas no concuerdan sobre si el muerto ten¨ªa la pistola en la mano o si, como afirman otros funcionarios, ¨¦sta estaba a un lado. El arma, que se supone deb¨ªa estar camuflada en el muro, detr¨¢s de un rodapi¨¦, no ten¨ªa restos de cal.
En cuanto al grave estado en que se encontr¨® a Irmgard Moeller, que sobrevivi¨® a sus heridas y fue condenada a cadena perpetua el a?o pasado existen tambi¨¦n faltas de concordancia. La se?ora Moeller fue encontrada en la cama con cuatro cuchilladas, de cuatro cent¨ªmetros, en el pecho, practicadas con un cuchillo de punta redondeada. Seg¨²n la polic¨ªa, la reclusa fall¨® en su intento de suicidio, seguramente porque el instrumento no era el m¨¢s adecuado. Pero un informe oficial consultado por Stern alude a otra herida m¨¢s profunda que lleg¨® a interesar el pericardio, una herida que no facilita, precisamente, la tesis de un suicidio.
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