La limitaci¨®n de aparcamiento en el centro comenzar¨¢ ma?ana
El aparcamiento de veh¨ªculos, a partir de ma?ana, en los barrios de Justicia, Universidad, Palacio, Sol, Recoletos, Goya, Arapiles y Trafalgar s¨®lo podr¨¢ ser realizado por los residentes de la zona que se hayan provisto le la tarjeta correspondiente y de aquellos que paguen quince pesetas por cada media hora de estacionamiento. Esta ser¨¢ la primera medida global de la actual corporaci¨®n municipal para restringir el uso del veh¨ªculo privado en la zona centro, potenciar los transportes p¨²blicos y cubrir, con las nuevas tasas que tienen que pagar los madrile?os, la s¨¦ptima parte del d¨¦ficit de la EMT.
Cerca de 25.000 residentes de la zona formada por los ocho barrios citados y un n¨²mero indeterminado de no residentes, que opten por pagar 45 pesetas cada hora y media y cambiar su veh¨ªculo de lugar pasado este tiempo, se repartir¨¢n las 18.000 plazas de bordillo existentes en la calle, desde las nueve de la ma?ana hasta las ocho de la tarde, de lunes a viernes, y desde las nueve horas hasta las catorce los s¨¢bados.La medida intenta, seg¨²n el bando municipal firmado por el alcalde, Enrique Tierno, ?disminuir el gasto inmoderado de combustible, fomentar la virtud del ahorro, dar m¨¢s facilidades para que se puedan utilizar los veh¨ªculos, hacer m¨¢s grata y llevadera la convivencia ciudadana y contribuir a que el peat¨®n deambule mejor y con menos riesgo por las calles?.
Al margen de motivos tan humanos, el Ayuntamiento espera conseguir, efectivamente, que los usuarios de veh¨ªculos restrinjan su uso cuando se dirijan hacia el centro de Madrid, utilicen por tanto los autobuses o el Metro y obtengan, adem¨¢s, unos ingresos que permitan respirar a los responsables econ¨®micos municipales. La realizaci¨®n del proyecto ha exigido la colaboraci¨®n de empresas como la EMT y de delegaciones como llacienda, Seguridad y Polic¨ªa Municipal, y Circulaci¨®n y Transportes.
El pasado mes de diciembre, esta ¨²ltima puso en marcha una campa?a de Navidad con el doble fin de evitar los embotellamientos normales de ese mes en la zona centro y, sobre todo, servirse de los resultados como base para imponer la medida a gran escala y con efectos duraderos.
La campa?a, basada en la limitaci¨®n de una zona para el exclusivo aparcamiento de los veh¨ªculos de los residentes, fue considerada un ¨¦xito. La velocidad aument¨® un 9% con respecto al mismo mes del a?o anterior, es decir, se pudo incrementar la velocidad en dos kil¨®metros por hora, y la demanda de autobuses aument¨® 80.000 viajeros por d¨ªa.
Proyecto prioritario
Desde ese momento se consider¨® prioritario el proyecto de limitaci¨®n de aparcamiento en el centro. Tras numerosas reuniones, se decidi¨® que una parte de los trabajadores no cualificados de las empresas que cubr¨ªan las l¨ªneas perif¨¦ricas, y que estaban a punto de terminar su concesi¨®n, pasar¨ªan a ocuparse de la vigilancia de la zona que se eligiera. Esta no pod¨ªa estar, como en Navidad, limitada por calles de diferentes distritos, sino que ten¨ªa que estar formada por barrios homog¨¦neos, de tal forma que la tarea burocr¨¢tica se simplificara.
Tampoco pod¨ªa darse la tarjeta de residente de forma gratuita, ya que el experimento de Navidad en este sentido hab¨ªa sido un fracaso, porque el n¨²mero de tarjetas concedidas exced¨ªa en mucho al de residentes reales que aparcaron en la calle.
El tema econ¨®mico fue el m¨¢s dif¨ªcil de realizar. La tarifa de la tarjeta para residentes, que iba a ser en un principio de 3.000 pesetas anuales, fue luego reducida a novecientas pesetas ante las protestas de los presidentes de las juntas municipales afectadas por la medida.
Si los residentes pagaban el servicio de vigilancia, los no residentes, seg¨²n el proyecto entonces estudiado, ser¨ªan los m¨¢s afectados. La cantidad a pagar por ¨¦stos fue fijada desde un principio en quince pesetas por cada media hora de estacionamiento.
Se decidi¨® asimismo que este dinero no se pagar¨ªa mediante un sistema de parqu¨ªmetros ni directamente a los vigilantes, para evitar la posibilidad de asaltos.
El sistema elegido fue el de imprimir unas tarjetas para aparcar media hora, una hora u hora y media.
Estas tarjetas, que se venden en los estancos desde el pasado d¨ªa 25 de octubre, deber¨¢n ser puestas en el interior del autom¨®vil, en sitio visible, y el usuario de las mismas deber¨¢ picar antes de su utilizaci¨®n el a?o, mes, d¨ªa y hora en que deja aparcado el autom¨®vil.
El veh¨ªculo s¨®lo podr¨¢ permanecer en un mismo sitio hora y media; pasado ese tiempo, el conductor deber¨¢ buscar otra plaza de aparcamiento a 250 metros, por lo menos, del sitio anterior.
Quinientos vigilantes
El retraso en contar con los hombres que componen la plantilla de vigilantes fue una de las causas de que la medida que empieza ma?ana no comenzara el pasado 15 de octubre. Para formar la plantilla se necesitaban, adem¨¢s de unos 150 trabajadores procedentes de las l¨ªneas perif¨¦ricas de autobuses, unos 350 procedentes de la Empresa Municipal de Transportes, ENIT.
Tras llegar a un acuerdo con los trabajadores de mantenerles sus actuales sueldos, trescientos cobradores sin trabajo desde que los autobuses contaron con agente ¨²nico, y unos cincuenta miembros de talleres iniciaron, a mediados de octubre, el curso de preparaci¨®n que les capacita para la vigilancia de veh¨ªculos.
La misi¨®n de estos vigilantes, distribuidos en dos turnos de trabajo," ser¨¢ controlar y vigilar los veh¨ªculos aparcados y comunicar las infracciones -falta de tarjeta, caducidad del bono de aparcamiento- a los agentes de la Polic¨ªa Municipal, que se encargar¨¢n de poner las multas, en principio, por valor de quinientas pesetas.
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