...Por ti ir¨¢n de madrugada
EL ASESINATO de Juan de Dios Duval, candidato en las listas de UCD por Guip¨²zcoa para el Parlamento vasco y profesor de Derecho Procesal en la facultad de San Sebasti¨¢n, se ha producido pocos d¨ªas despu¨¦s de que otro destacado miembro del centrismo guipuzcoano -Jaime Arrese- perdiera la vida en un atentado criminal, reivindicado por los llamados Comandos Aut¨®nomos Anticapitalistas, y de que otro militante del partido del Gobierno en Alava -Jos¨¦ Ignacio Ustar¨¢n- fuera secuestrado y muerto por ETA Pol¨ªtico-militar.Esta criminal ofensiva contra los hombres p¨²blicos de UCD en Euskadi apunta contra vascos elegidos en las urnas por otros vascos para que los representen en las Cortes Generales o en el Parlamento de la comunidad aut¨®noma. No se trata, as¨ª, pues, ni siquiera de asesinatos embozados bajo el peregrino pretexto de combatir a esas presuntas fuerzas de ocupaci¨®n compuestas por muchachos andaluces o extreme?os de origen campesino. Tampoco pueden esgrimir los homicidas las presuntas responsabilidades de sus v¨ªctimas -a las que, por supuesto, nunca se concede derecho a la defensa- por su colaboraci¨®n- con los cuerpos de seguridad, por su resistencia a pagar la extorsi¨®n de los impuestos revolucionarios, por el ejercicio de su derecho a opinar libremente contra los terroristas, por su condici¨®n de funcionarios del Estado o por sus actividades como,empresarios. Como era del todo punto previsible, el pueblo trabajador vasco, que presuntamente abarcaba a todas las personas que viv¨ªan y se ganaban el pan en Euskadi, ha quedado restringido a los terroristas y a sus simpatizantes.
El fracaso pol¨ªtico de ETA ha consistido en su incapacidad para desencadenar una nueva guerra civil, heredera de las carlistas, entre los vascos y el resto de los espa?oles.
Todav¨ªa hoy, pese a los enormes pasos dados en el camino para hacer imposible esa cat¨¢strofe hist¨®rica, los terroristas, con sus provocaciones a las Fuerzas Armadas, a las Fuerzas de Orden P¨²blico y a los representantes civiles del Estado, tratan de forzar esa intervenci¨®n militar en el Pa¨ªs Vasco que pudiera servir de caldo de cultivo a ese insensato y autodestructivo proyecto. Sin embargo, el asesinato de los dos candidatos centristas, que representaban la voluntad pol¨ªtica de decenas de miles de guipuzcoanos, y los frecuentes atentados criminales contra empresarios, t¨¦cnicos y trabajadores vascos muestran bien a las claras que las armas de estes sanguinarios matones no distinguen ya a las v¨ªctimas por su lugar de nacimiento, sus or¨ªgenes o su domicilio. Las dos guerras civiles, la guerra contra el resto de los espa?oles y la guerra dentro de la comunidad vasca, se confunden en una sola estampa de muerte, crueldad y dolor.
Si en las listas negras de los, asesinos figuran ahora los hombres p¨²blicos de UCD, que es el partido del Gobierno en todo el Estado, pronto les puede tocar el siniestro turno a los hombres p¨²blicos del PNV, que es el partido del Gobierno en la comunidad aut¨®noma vasca, y del resto de las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas, Como reza la vieja advertencia, ?si se llevan a tu vecino por la noche, por ti ir¨¢n de madrugada?. La amenaza que tan ominosamente pesa hoy sobre los dirigentes, cuadros y militantes de UCD en el Pa¨ªs Vasco puede ma?ana desplazarse sobre el PNV o sobre los socialistas vascos. Precisamente por esa raz¨®n ser¨ªa una insensatez pr¨®xima al suicidio que en estos momentos se produjera la m¨¢s m¨ªnima quiebra de la solidaridad y de la unidad entre los amenazados. Porque amenazados estamos ya todos.
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