Area metropolitana: un urbanismo para todos
La publicaci¨®n del Real Decreto Ley 11 / 1980 sobre revisi¨®n del Plan General del Area Metropolitana de Madrid marca un cambio de rumbo decisivo en el planeamiento urban¨ªstico de Madrid y su entorno, y abre unas expectativas esperanzadoras a los sufridos vecinos del Area.Con este decreto se abre un proceso de revisi¨®n y de planeamiento diferente, sustentado en tres pilares: autonom¨ªa municipal, participaci¨®n de entidades pol¨ªticas y ciudadanos y planificaci¨®n del crecimiento y del desarrollo, basada en la solaridad intermunicipal.
El Plan General vigente del Area Metropolitana de Madrid data de 1963 y consiste en un gran mamotreto de planeamiento que abarca a veintitr¨¦s municipios y cuyas caracter¨ªsticas fundamentales podemos resumir en:
- Un fuerte centralismo: Coplaco asume todas las competencias urban¨ªsticas que en el r¨¦gimen general tiene el resto de los, municipios, convirti¨¦ndose en amo y se?or de las decisiones urban¨ªsticas en el Area.
- Una carencia de participaci¨®n pol¨ªtica y ciudadana en las decisiones urban¨ªsticas.
- Una nula o, cuando menos, deficiente planificaci¨®n del crecimiento poblacional.
Las consecuencias de este Plan General del Area Metropolitana las conocemos todos por excesivamente evidentes: caos urban¨ªstico, crecimiento descontrolado, falta de equipamiento, etc¨¦tera. Parla, M¨®stoles, Fuenlabrada, Alcobendas, Getafe, son ejemplos vivos y dolientes.
El cuadro muestra las graves desviaciones que se han producido entre las previsiones del documento-mamotreto y la realidad.
Esta situaci¨®n provoca que en 1,971 -siete a?os antes de lo previsto en la ley- el Consejo de Ministros encargue a Coplaco la revisi¨®n del plan de 1963 y la redacci¨®n de un esquema director.
El encargo se repite en los a?os 1976 y 1977 sin resultado alguno. Las razones de este incumplimiento son obvias:
a) Una raz¨®n pol¨ªtica: coincidencia de intereses en mantener el caos urban¨ªstico para seguir sac¨¢ndole tajada, de las grandes inmobiliarias, el Gobierno de la dictadura y los caciques locales instalados en los ayuntamientos.
b) Una raz¨®n t¨¦cnica: la redacci¨®n de un plan que afectaba a veintitr¨¦s municipios y a una poblaci¨®n de casi cinco millones de personas originaba un retraso tal en la redacci¨®n del documento que podr¨ªa resultar obsoleto ya antes de su aprobaci¨®n.
Ayuntamiento democr¨¢tico: una nueva situaci¨®n
Las elecciones municipales del 3 de abril de 1978 y la victoria en las mismas de la izquierda, y fundamentalmente del PSOE, en Madrid y su alfoz, genera un cambio en la composici¨®n de los representantes locales en Coplaco: aumentan en n¨²mero y generan una din¨¢mica de trabajo y de decisiones diferentes.
El 19 de diciembre de 1979 el pleno de Coplaco aprueba, bajo la presi¨®n de los representantes locales, la revisi¨®n del Plan General troceada, por fases territoriales y tem¨¢ticas, y decide elevar una consulta al Consejo de Estado sobre su viabilidad. La decisi¨®n es un decreto ley que derogue la legislaci¨®n que inspira el Plan de 1963 y que devuelva a los municipios sus competencias en urbanismo.
A partir de este momento, cada opci¨®n pol¨ªtica toma postura sobre el contenido del decreto.
La postura del Gobierno se refleja en el primer borrador del decreto-ley, que trata de mantener el centralismo, a trav¨¦s de unas directrices vinculantes s¨®lo para la Administraci¨®n central. L¨®gicamente, este borrador es rechazado.
Otra postura ha mantenido a ultranza una oposici¨®n a cualquier tipo de directrices y ha defendido que cada ayuntamiento revise el Plan seguir sus opciones y necesidades.
La opci¨®n del PSOE ha sido y es la de una revisi¨®n del Plan troceada, en la que los municipios rescatasen sus competencias en materia urban¨ªstica, pero ,al mismo tiempo, ha defendido que el Area Metropolitana es un fen¨®meno complejo y que es necesaria una visi¨®n intermunicipal y solidaria.
Los socialistas admitimos unas directrices elaboradas desde los ¨®rganos locales contrastadas con la Administraci¨®n central y vinculante para ambos organismos. Esas directrices son para nosotros una especie de convenio o de acuerdo que marca las reglas del juego en La gesti¨®n del planeamiento y una muestra palpable de la solaridad intermunicipal.
Consejo de Municipios
La estrategia de los socialistas para conseguir estos objetivos ha sido la creaci¨®n del Consejo de Municipios, como ¨®rgano de coordinaci¨®n intermunicipal, como medio de aunar fuerzas y esfuerzos en la batalIa con la Administraci¨®n central y como instrumento para recomponer la mayor¨ªa pol¨ªtica municipal reflejada en las urnas del 3 de abril. Con otras palabras, el Consejo de Municipios pone las cosas en su sitio sobre qui¨¦n dirige la pol¨ªtica arban¨ªstica en el ¨¢rea metropolitana.
En el Consejo se ampl¨ªa el ¨¢rea legal a un ¨¢rea funcional, incorporando a los municipios de Fuenlabrada, M¨®stoles, Acal¨¢ de Henares y otros que lo pidan en un futuro. La composici¨®n del actual pleno del Consejo de Municipios habla por s¨ª sola: quince representantes del PSOE, cinco representantes de UCD, cinco representantes del PCE y dos independientes.
Desde el Consejo, y con estas premisas, el PSOE tom¨® la iniciativa en la negociaci¨®n del decreto ley, con dos objetivos: potenciar la autonom¨ªa municipal, rescatando sus competencias, y hacer una planificaci¨®n racional
El decreto es hoy ya ley y queremos destacar los aspectos m¨¢s positivos contenidos y conseguidos en el mismo:
1. Rescate de competencias municipales.
2. Considerar el ¨¢rea metropolitana con una visi¨®n de conjunto, necesariamente solidaria.
3. Eliminar la situaci¨®n de prepotencia de la Comisi¨®n de Planeamiento y Coordinaci¨®n del Area Metropolitana de Madrid (Coplaco), quedando limitadas a comisi¨®n provincial o central de urbanismo y al papel de interlocutor ¨²nico del Gobierno para los municipios, a efectos urban¨ªsticos.
4. Se garantiza la coordinaci¨®n de los municipios con la Administraci¨®n central, a trav¨¦s de unas directrices conjuntas, que pasan necesariamente por el acuerdo, y que vinculan a ambos organismos.
S. Se financian los municipios a trav¨¦s de transferencias para que puedan revisar el plan.
Decir que el objetivo es mejorar las condiciones de vida de los habitantes en la ciudad puede parecer gen¨¦rico y es, por otra parte, asumible desde cualquier posici¨®n ideol¨®gica. Por esta raz¨®n, es necesario matizar qu¨¦ significa esta afirmaci¨®n.
Para los socialistas, significa conseguir un mayor equilibrio en el reparto de cargas y beneficios del planeamiento entre las diferentes partes del territorio del ¨¢rea, as¨ª como evitar la utilizaci¨®n irracional del suelo como mercanc¨ªa, centr¨¢ndose en las crecientes demandas para equipamiento. Significa luchar contra una confecci¨®n de la ciudad como conjunto de partes diferentes, social, funcional y espacialmente, evitando la dispersi¨®n en el crecimiento y trama de la ciudad.
Y queremos se?alar algunos peligros, tanto para la elaboraci¨®n como para la gesti¨®n del plan: la descoordinaci¨®n e individualizaci¨®n de las negociaciones para la compatibilizaci¨®n de los contenidos de cada plan municipal, llevada aisladamente por cada municipio, tiene serios riesgos.
Esa negociaci¨®n individualizada y descoordinada puede ser rentable de cara al electorado del Ayuntamiento' o de cara a la ?batallita? del prestigio, frente a los municipios colindantes, pero tiene el peligro, enorme, de dejar de ¨¢rbitro de cada situaci¨®n a la Administraci¨®n central, es decir, a la derecha, que podr¨ªa conceder, pactar, premiar o castigar a cada Ayuntamiento por separado, alimentando las contradicciones secundarias en el seno de la izquierda y sacando ganancias de pescadores, en este ancho r¨ªo, as¨ª revuelto, y evitando que la confrontaci¨®n principal de clases llegue a manifestarse.
En esta guerra de galgos y podencos sabemos ya qui¨¦n va a ser el vencedor.
Los socialistas creemos en una planificaci¨®n desde la base, solidaria y colectivamente consensuada, y para ello queremos establecer una coordinaci¨®n intermunicipal a trav¨¦s del Consejo, donde las decisiones de planeamiento sean tomadas en beneficio del conjunto, antes que en beneficio de una individualidad municipal.
El papel del Consejo de Municipios es, por tanto, no s¨®lo el de dirimir los conflictos intermunicipales que se susciten, sino tambi¨¦n el de servir de portavoz y ¨®rgano de decisi¨®n colectivas en las negociaciones, compatibilizaci¨®n de directrices y proceso de planteamiento, con y frente a Coplado y a la Administraci¨®n central.
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