Una parodia b¨ªblica
Los Monty Phyton son un grupo de seis actores dispuestos a emular a los grandes c¨®micos del cine. Para ello, interpretan cada uno un buen n¨²mero de personajes dispares (en ocasiones es hasta dif¨ªcil reconocer los), de forma que la pel¨ªcula puede demostrar sus habilidades como payasos. En este sentido, son extraordinarios. Un poco menos, sin embargo, cuando se deciden a escribir el gui¨®n. Los grandes aciertos de este alternan con momentos m¨¢s torpes, m¨¢s baratos, m¨¢s toscos.En La vida de Brian, por ejemplo, pueden llegar desde el acierto de la sandalia perdida del falso mes¨ªas que, encontrada por sus perseguidores, se transforma en un s¨ªmbolo religioso, hasta la patochada de la nave espacial que salva a Brian en el ¨²ltimo momento, pasando por algunos chistes f¨¢ciles sobre la actividad pol¨ªtica de los grupos revolucionarios.
La vida de Brian, seg¨²n Monty Phyton
Director: Terry Jones. Gui¨®n: Graham Chapman, John Cleese, Terry Gillian, Eric Idle, Terry Jones, Michael Palin. M¨²sica: Geoffrey Burgon, salvo las canciones. Int¨¦rpretes: los mismos guionistas, es decir, los Monty Phyton. Inglesa. Humor. Sala de estreno: Madrid 2.
Desigual pero de enorme eficacia c¨®mica. La vida de Brian es una parodia de las pel¨ªculas mesianicas que el cine nos ofrece. con Cecil B. de Mille a la cabeza. durante muchos a?os. Es tambi¨¦n como resulta l¨®gico en cualquier pel¨ªcula hist¨®rica, un veh¨ªculo para comentar aspectos de nuestra vida actual. Sin embargo, es una pel¨ªcula t¨ªmida.
Los propios Monty Phyton declararon que el origen del proyecto era el de reflejar su versi¨®n de la vida de Jesucristo, pero que, puestos al trabajo, decidieron no meterse en complicaciones; en conclusi¨®n, inventaron a este an¨®nimo Brian, que no tiene, l¨®gicamente, la misma importancia del primero. De ah¨ª seguramente que la pel¨ªcula vaya dando traspi¨¦s o tanteando posibilidades c¨®micas.
El resultado actual es s¨®lo un juego donde algunos momentos aislados son positivamente brillantes, gracias sobre todo a su talento como actores. Necesitan la complicidad ingenua del espectador para que la totalidad de la pel¨ªcula sea acertada. Pero como se vea con una m¨ªnima distancia, las carcajadas alternan con el bostezo. Quiz¨¢ porque no han inventado nada nuevo y la pel¨ªcula tenga el aire de una representaci¨®n de fin de curso, aunque, eso s¨ª, profesionalmente intachable.
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