No hay equipo para perseguir triunfos
El primer partido de Espa?a en casa supuso la primera decepci¨®n de la etapa Santamar¨ªa. Hasta la fecha, con el nuevo seleccionador ¨²nicamente hab¨ªamos tenido encuentros de contenci¨®n, de b¨²squeda de un resultado simplemente reconfortante. En Budapest y Leipzig se consigui¨® empatar. Contra Polonia, en Sarri¨¢, tuvimos la primera prueba fehaciente de que no hay equipo para perseguir triunfos.Polonia nos gan¨® la batalla desde el primer tiempo con un prudente agazapamiento en las zonas media y defensiva. Esa prudencia se torn¨® en su mejor arma, porque produjo un notable desequilibrio en el desarrollo del juego. Joaqu¨ªn, Alonso y Zamora se encontraron en inferioridad num¨¦rica en el centro del terreno, al colocar los polacos a cuatro hombres que se pudieron desenvolver pr¨¢cticamente con plena libertad. Los centrocampistas espa?oles no pudieron ejercer marcaje alguno porque siempre se encontraron con dos hombres enfrente. Los polacos dejaron a s¨®lo dos hombres en punta, y para ellos Santamar¨ªa mantuvo al cuarteto Celayeta, Tendillo, Alesanco y Gordillo. Uno de los cuatro pod¨ªa haberse transformado en un hombre de apoyo al centro del campo para tratar de equilibrar la zona en la que se fraguaban los contraataques polacos. La libertad de movimiento de los centrocampistas visitantes produjo, adem¨¢s, incursiones sobre el ¨¢rea de Arconada con evidente peligro. Por el lado izquierdo de la defensa espa?ola llegaron sueltos Lipka y Dziuba con ventaja sobre Gordillo.
El equipo espa?ol, desorientado en los marcajes b¨¢sicos, tuvo que recurrir a grandes esfuerzos por parte de los defensas, que lograron resolver su labor con alguna brillantez en determinados momentos. Espa?a jug¨® con demasiada buena fe. Sin apretar al contrario, sin presionarle. Y como suele ocurrir en el Madrid, casi todo lo supedit¨® a la cabeza de Santillana, sobre la que cayeron los centros de Juanito y Mor¨¢n, y alg¨²n balonazo de Gordillo, que hizo cuanto pudo por correr su banda hasta posiciones de extremo.
El equipo espa?ol volvi¨® a carecer del hombre capaz de poner orden. Seguimos sin encontrar al conductor. Para colmo de males, la imprecisi¨®n en el pase hizo m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa la labor de creaci¨®n.
La nota positiva del partido fue probablemente la mejora psicol¨®gica frente al marco contrario. Pese a que en alg¨²n momento se produjo cierta desilusi¨®n entre los espectadores por disparos desviados, lo cierto es que se busc¨® con m¨¢s ah¨ªnco del habitual el disparo a gol. A pesar de que no hubo florituras, y ello ya no puede sorprender a nadie, tanto los tres centrocampistas como los tres delanteros del equipo inicial trataron de no desperdiciar ninguna ocasi¨®n de poner a prueba al meta polaco, que resolvi¨® acertadamente los peores compromisos.
En un encuentro en el que no se supo dominar al adversario se produjeron tal cantidad de ocasiones de gol que tampoco habr¨ªa resultado extra?o un marcador victorioso. Santillana puso en el p¨²blico los momentos de mayor emoci¨®n con sus habituales y espectaculares saltos. Fue Juanito, en cambio, quien dispuso de las dos mejores ocasiones. La primera, producto de un h¨¢bil corte al pase de Zinuda, y la segunda, a env¨ªo de Celayeta.
El empate lleg¨® con Saura y Dani como protagonistas. Los relevos efectuados por Santamar¨ªa resultaron afortunados, porque el valencianista logr¨® que le hicieran el penalti, y Dani lo transform¨® con paradi?a incluida. Pero la alegr¨ªa dur¨® poco, ya que Iv¨¢n aprovech¨® el pase de Adamczyk para batir a Arconada meti¨¦ndole al bal¨®n entre las piernas. Fue toda una humillaci¨®n.
En una tarde en la que los resultados de las tres selecciones menores fueron satisfactorios, el primer equipo nacional decepcion¨® en Barcelona. Se jug¨® con menos fuerza que la exhibida en los dos anteriores encuentros. El centro del campo est¨¢ pr¨¢cticamente hu¨¦rfano de los hombres capaces de impulsar a los delanteros en condiciones ventajosas de conseguir el gol. Ni se marca ni se crea. Y algunos de los jugadores esperanza de la pasada temporada est¨¢n en un tono mediocre. Santamar¨ªa probablemente tendr¨¢ que comenzar a recurrir ya a algunos de los hombres que tiene en la selecci¨®n B.
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