Los riesgos del programa de viviendas
LOS PROGRAMAS de construcci¨®n de viviendas han sido puestos en pr¨¢ctica por los Gobiernos de los paises occidentales con cierta regularidad, tanto por su funci¨®n estimulante para combatirla aton¨ªa de la coyuntura como por las implicaciones socialmente estabilizadoras que lleva consigo el acceso de la propiedad de las familias de l¨¢s clases trabajadoras y medias. As¨ª pues, no cabe sino dar la bienvenida al plan trienal de viviendas anunciado en el ¨²ltimo Consejo de Ministros.La apuesta a favor de la vivienda presenta la ventaja de una r¨¢pida movilizaci¨®n de factores productivos, con efectos inmediatos sobre la actividad y el empleo. Las consecuencias sociales positivas son asimismo evidentes. Ahora bien, ser¨ªa un tonto triunfalismo silenciar los problemas y peligros que la puesta en marcha del programa gubernamental plantea, as¨ª como olvidar las cargas que arroja sobre todo el cuerpo social en t¨¦rminos de contenci¨®n de la inflaci¨®n y de un mayor y m¨¢s eficiente esfuerzo productivo.
Como es sabido, los bancos privados y las cajas, piezas clave en la instrumentaci¨®n del plan de construcci¨®n de viviendas, cobrar¨¢n unos intereses del 14%. Los usuarios s¨®lo pagar¨¢n, empero, el 11%, y el 3% de diferencia ser¨¢ absorbido por el Estado. Dado que no se han establecido f¨®rmulas de revisi¨®n de intereses, ni al alza ni a la baja, el eventual descenso de la inflaci¨®n por debajo del 14% permitir¨ªa a los intermediarios financieros realizar una buena colocaci¨®n de unos activos a largo plazo en los que no se contabilizar¨ªan p¨¦rdidas. Parece, sin embargo, que la tendencia m¨¢s probable es justamente la contraria, esto es, una inflaci¨®n futura por encima del 14%. En tal caso, los bancos y las cajas obtendr¨ªan de la operaci¨®n una rentabilidad menor que la ofrecida por el mercado; los pr¨¦stamos para viviendas se comportar¨ªan pr¨¢cticamente como los incluidos en los coeficientes, y probablemente la f¨®rmula para compensar esa diferencia ser¨ªa aplicar tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados para el resto de las actividades productivas. La consecuencia ser¨ªa que la inflaci¨®n resultar¨ªa adicionalmente estimulada y que aumentar¨ªan las dificultades de financiaci¨®n para las empresas, con el riesgo evidente de un recorte de la actividad econ¨®mica global. En definitiva, el programa trienal de viviendas, con unos tipos de inter¨¦s del 11% para los prestatarios, exige, a fin de evitar conspcuencias indeseables para todo el andamiaje econ¨®mico, una en¨¦rgica pol¨ªtica de contenci¨®n de la inflaci¨®n.
El segundo riesgo del programa estriba en los importantes recursos que asigna a un sector que, en definitiva, no produce nada a cambio. Mientras que en otros pa¨ªses la inversi¨®n en f¨¢bricas y otras actividades productivas ha sido proporcionalmente mayor, en Espa?a la construcci¨®n de viviendas ha ocupado un alto porcentaje en la formaci¨®n de capital. En una situaci¨®n de crisis energ¨¦tica como la actual, con una factura de petr¨®leo que crece de forma r¨¢pida e ininterrumpida, resulta imprescindible producir excedentes exportables que puedan competir en calidad y precio. De otra forma, todo el proceso econ¨®mico podr¨ªa verse interrumpido.
Se?alemos, finalmente, que el m¨®dulo de noventa metros cuadrados de vivienda m¨ªnima oficial es demasiado elevado en comparaci¨®n no ya con Jap¨®n, sino incluso con Francia. Tambi¨¦n el coste de edificaci¨®n, pese al desbordado optimismo del ministro Sancho Rof, es demasiado alto en Espa?a, quiz¨¢ como resultado de una serie de deficiencias -mala organizaci¨®n de las constructoras, absentismo y escaso rendimiento de la mano de o bra, compleja tramitaci¨®n administrativa, escasez de suelo edificable pese a nuestra baj¨ªsima densidad- que nuestras constructoras suelen tratar de subsanar o de obviar cuando realizan obras en otros pa¨ªses.
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