Prohibida una manifestaci¨®n de homenaje a Sajarov y Amalrik
Una peque?a manifestaci¨®n para pedir la liberaci¨®n del disidente ruso y premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov y como homenaje a la memoria de Andrei Amalrik, fue impedida ayer en las cercan¨ªas del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, sede de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE).Unas cincuenta personas, incluidos disidentes sovi¨¦ticos y de otros pa¨ªses del Este, y una peque?a representaci¨®n del Partido Socialdem¨®crata italiano, intent¨® desfilar en silencio, con velas, desde el hotel Eurobuilding hasta el Palacio de Congresos, como protesta por la deportaci¨®n de Sajarov y en memoria de Amalrik, recientemente fallecido en un accidente automovil¨ªstico en Espa?a.
La manifestaci¨®n, que no hab¨ªa conseguido el permiso oficial, comenz¨® con el desfile, de uno en uno, de los participantes. Tras recorrer unos doscientos metros, se inici¨® un di¨¢logo con miembros de, la Polic¨ªa Nacional, quienes comunicaron por radio el prop¨®sito de los manifestantes, despu¨¦s de lo cual se les inform¨® que la demostraci¨®n no pod¨ªa proseguir.
Algunos disidentes, entre ellos Pliucht, Fainberg y Gorbaneskaya, no se sumaron a la manifestaci¨®n, que consideraron poco oportuna.
En relaci¨®n con el estado de la viuda de Amalrik, Guzel, Ludmilla Alexeyeva habl¨® en su nombre para EL PAIS. ?En estos momentos sigue muy emocionada?, dijo, ?y a¨²n no ha tomado la decisi¨®n sobre d¨®nde vivir¨¢?.
AIexeyeva, representante del Grupo Helsinki, de Mosc¨², en cuya habitaci¨®n est¨¢ alojada Guzel Amalrik, manifest¨® que esperaba que ma?ana la viuda asistiera a los funerales ortodoxos por su marido.
?,Desde el mi¨¦rcoles?, declar¨®, ?un doctor la ha atendido dos veces en el hotel?. ?Su problema ahora es su futuro. Desde luego vivir¨¢ en casa de sus amigos, pero a¨²n no ha decidido el lugar. La mayor parte de sus amistades viven en Estados Unidos, pero a Guzel no te gusta Norteam¨¦rica y habla muy poco ingl¨¦s?.
?Ahora mismo habla de una manera nerviosa y continuamente de su marido. Cuenta an¨¦cdotas sin parar y recuerda que desde que se casaron, hace quince a?os, siempre estuvieron juntos en los malos momentos de la represi¨®n de Andrei?.
?Lo que es seguro en estos momentos es que no vivir¨¢ en su casa actual de Suiza, cerca de Ginebra?.
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