Los incompatibles
DEJANDO AL margen las consabidas discrepancias entre las promesas electorales y su cumplimiento, e incluso la adecuaci¨®n de los comportamientos p¨²blicos a la ¨¦tica pol¨ªtica, no parece de buen tono, en el terreno m¨¢s modesto de la autoestima personal, que los diputados centristas, amenazados algunos en su peculio por el art¨ªculo 15 de la ley de Presupuestos, hayan guillotinado la propuesta gubernamental de impedir el desempe?o de varios cargos p¨²blicos por una misma persona.Para esta misi¨®n, el Grupo Parlamentario de UCD ha establecido una temporal alianza con Coalici¨®n Democr¨¢tica, que se lo debe estar pasando en grande con esa dosificaci¨®n de la zanahoria y el palo que est¨¢ prodigando en la Comisi¨®n de Presupuestos. Pues, para sorpresa de propios y extra?os, la izquierda parlamentaria, derrotada en la cuesti¨®n de las incompatibilidades por el pacto entre centristas y fraguistas, ha secundado con enorme entusiasmo otra enmienda de Alfonso Osorio, de contenido claramente inflacionista, para aumentar los ingresos de los funcionarios p¨²blicoi. Que esta alianza imp¨ªa de socialistas y comunistas coa Coalici¨®n Democr¨¢tica haya sido coreada por la izquierda parlamentaria por lo que implica de derrota para el Gobierno es una buena muestra del grado de ofuscacio5n al que la oposici¨®n puede llegar en sus enconos. Porque resulta que los compa?eros de viaje de esa excursi¨®n inflacionista o demag¨®gica contra el proyecto gubernamental son los mismos que pactan con los sectores m¨¢s conservadores del grupo centrista el funeral del r¨¦gimen de incompatibilidades.
La justificaci¨®n dada por los diputados centristas para votar contra un proyecto apadrinado por el Gobierno de su propio Partido se compone de verdades a medias, que, por lo general, suelen funcionar en la pr¨¢ctica como falsedades enteras. Nadie pone en duda que puedan darse casos concretos -en su rnayor¨ªa relacionados con la asistencia sanitaria- y situaciones excepcionales en los que el r¨¦gimen de incompatibilidades tenga que aplicarse gradualmente y con cautela. Tampoco ser¨ªa l¨®gico cerrarse a la posibilidad de que determinadas tareas sean parcialmente compatibles -tanto o m¨¢s por el trabajo que por los ingresos- con etras funciones p¨²blicas, como ya sucede con las activida les docentes. Y seguramente son pocos los que desean que la irreflexi¨®n o la precipita ci¨®n en la aplicaci¨®n del sistema de incompatibilidades produjera una paralizaci¨®n en sectores de la Administraci¨®n p¨²blica todav¨ªa m¨¢s catat¨®nica que la que provoca ahora el pluriempleo ficticio de algunos profesionales del poder y miembros de los algunos cuerpos del Estado. Ahora bien, el art¨ªculo 15 de la ley de Presupuestos se prestaba a enmiendas parciales, orientadas en esa direcci¨®n, y no estaba planteado como un lo toma o lo deja.
Pero una cosa es utilizar la prudencia y la sensatez para manejar el espinoso tema de las incompatibilidades, siempre dentro del esp¨ªritu de suprimir esa plaga de despilfarro, y otra muy distinta la falacia de confundir la parte con el todo, con el maquiav¨¦lico prop¨®sito de amparar, tras las eventuales injusticias o disfunciones que pudiera producir una brusca e imprevisora aplicaci¨®n del r¨¦gimen de incompatibilidades a unas cuantas situaciones especiales y complejas, el espect¨¢culo de los cargos y consejos de administraci¨®n, en bancos y empresas estatales simultaneados por los profesionales del poder y la aristocracia administrativa del pais.
La contrariedad que para el Gobierno ha supuesto la sonora bofetada propinada por su propio grupo parlamentario en la mejilla del Ministro de Hacienda le ha movido, sin duda, a preparar, aprisa y corriendo, un nuevo proyecto de ley sobre incompatibilidades. Pero esa sociedad de amigos de los ingresos p¨²blicos m¨²ltiples que podr¨ªa aspirar a presidir Miguel Herrero, portavoz del Grupo Centrista, ha conseguido, por lo pronto, ganar un tiempo precioso y acumular fuerzas para lograr que, dentro de unos meses, el nuevo proyecto sea de tal forma recortado que no sirva para su prop¨®sito original. Por lo pronto, el Gobierno ya parece conceder que los consejos de administraci¨®n de bancos y empresas p¨²blicas, que son acumulables, no entren en el sistema de incompatibil¨ªda des.
Los argumentos ad hominen ni son elegantes ni ayudan, por lo general, a la clarificaci¨®n de los asuntos p¨²blicos. Pero, cuando los componentes individuales ocupan un lugar central en. el drama resulta imposible omitir, por desagradable que sea, las alusiones personales. As¨ª, es m¨¢s bien descort¨¦s para los contribuyentes que el portavoz centrista, Miguel Herrero, trate de lograr popularidad dentro de UCD apadrinando de alguna manera ingresos p¨²blicos m¨²ltiples, de los que ¨¦l mismo se beneficia como diputado, concejal, letrado del Consejo de Estado, consejero de Renfe y consejero del Banco Exterior. Si la nueva frontera de Miguel Herrero consiste en congregar a los diputados centristas para que defiendan beneficios materiales y prebendas corporativas, con grave perjuicio para el funcionamiento eficiente y barato de la Admin¨ªstrac¨ª¨®n p¨²blica y el buen nombre de los representantes de la soberan¨ªa popular, es de temer que nos aguarden nuevos y lamentables episodios -en la ley del Divorcio o en la ley de Autonom¨ªa Universitaria, por ejemplo- de confusi¨®n entre los intereses sectoriales, de grupo o institucionales y el inter¨¦s p¨²blico general.
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