Ineficacia, impunidad y burocracia
Quiz¨¢ sean estos d¨ªas de esperanza. Parece ser que a la presidencia del Tribunal Supremo han llegado aires nuevos, dispuestos a cambios esenciales.El que esto escribe est¨¢ sufriendo, como muchos otros, las ?injusticias de la justicia?. Ya de antes fue considerado ?rebelde? (auxilio a la rebeli¨®n). Eran las secuelas de nuestra triste guerra civil. Pasi¨®n, intransigencias, muertos en ambos bandos.
Pasaron casi cuarenta a?os. Y justamente instados por la Corona en un rey que aspira a serlo de todos los espa?oles, se promulga un decreto ley con fecha 6 de marzo de 1978 y destinado a ?superar las consecuencias que se derivaron de la pasada contienda?.
Casi afectaba a la media Espa?a vencida. Antiguos combatientes, viudas, hu¨¦rfanos. Algunos ?vencedores? (?de qu¨¦?) manipularon su contenido aun antes de que apareciera en el Bolet¨ªn Oficial. Alguno de sus art¨ªculos sufrieron una alteraci¨®n de redacci¨®n que dej¨® puerta abierta para que ellos mismos impusieran una interpretaci¨®n arbitraria y lesiva.
Monta?as de expedientes se volcaron sobre las diferentes oficinas. Y sucedi¨® lo preparado y esperado por ellos. Algunos altos departamentos de la justicia castrense cercenaron los beneficios que la Corona quiso hacer magn¨¢nimos.
Y dio lugar a reclamaciones, primero, expedientes de revisi¨®n, seguidamente, y recursos por v¨ªa contencioso-administrativa. despu¨¦s. Por dos veces, una en primera resoluci¨®n y otra desestimando la revisi¨®n, las autoridades antes aludidas denegaron derechos.
Y as¨ª se explica que expedientes que se iniciaron inmediatamente de haber salido el decreto en el a?o 1978 est¨¦n sin resolverse en la actualidad, habiendo tenido que lleoar al Tribunal Supremo, como decimos, en v¨ªa contenciosa.
Este tribunal empieza lentamente a emitir sentencias. Y ya en al,,unas de las resueltas dice as¨ª: ?El Consejo Superior de Justicia Militar ha incurrido en infracci¨®n del ordenamiento jur¨ªdico (...) Declara nulos los acuerdos del mismo y condena a la Administraci¨®n a se?alar los haberes pasivos del actor?, etc¨¦tera.
Mientras tanto, muchos de los militares afectados, de m¨¢s de setenta a?os, han fallecido sin haber podido saborear esta ley de justicia, que ahora reconoce el Supremo.
Cuesta trabajo explicarse c¨®mo la justicia castrense ha podido reincidir en la negativa de unos derechos contra aquella ley de paz, de convivencia y de justicia.
Existe una burocracia en las oficinas estatales que est¨¢ actuando con tal lentitud que retrasa la terminaci¨®n de los expedientes. Se dice que hay mucho trabajo y falta de personal. Pueril disculpa, cuando tanto parado hay. No se sabe hasta d¨®nde llega la ineficacia y hasta d¨®nde la impunidad.
S¨®lo nos queda la esperanza en los nuevos aires y modos del nuevo reci¨¦n presidente!/
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