Facultad y carn¨¦

He seguido con cierto inter¨¦s la asombrosamente exigua y p¨¢nfila pol¨¦mica sobre la necesidad o no de titulaci¨®n period¨ªstica, o, m¨¢s concretamente, sobre la pertinencia o no de una formaci¨®n espec¨ªfica y universitaria para el profesional de la informaci¨®n. Pues bien, creo que la carta de Carlos Mat¨ªas del pasado 8 de noviembre es uno de los intentos que m¨¢s se acercan al epicentro del problema. No se trata, en puridad, de demostrar las ventajas sociales de la posesi¨®n de un carn¨¦, ni de argumentar la necesidad de una s¨®lida formaci¨®n para el ejercicio del periodismo; se trata, simplemente, de razonar la existencia de la facultad de Cien c¨ªas de la Informaci¨®n y de las ense?anzas que en ella se imparten.Y a este extremo se dirigen las cr¨ªticas de Mat¨ªas; cr¨ªticas justificad¨ªsimas, por cuanto ninguna facultad que se precie deber¨ªa otorgar titulaci¨®n a quien desde?a tan ol¨ªmpicamente sus saberes. A un se?or para el cual la teor¨ªa de la informaci¨®n, verdadero fundamento te¨®rico de una facultad de ese tipo, no es sino un reparto emp¨ªrico de categor¨ªas que, con sus s¨®rdidos ?quebrados, ra¨ªces y logaritmos? esoteriza ?algo tan poco matem¨¢tico (sic) como la comunicaci¨®n entre seres humanos?.

Ciertamente, una carrera que en cinco a?os no consigue que la aplicaci¨®n de las t¨¦cnicas de contenido deje de ser sonrojante, o que la metodolog¨ªa de Propp sea considerada algo m¨¢s que una mera coartada para las pr¨¢cticas nost¨¢lgicas, no puede ser una buena carrera./

estudiante de periodismo.