Los enemigos de mis enemigos son... mis enemigos
Cualquier an¨¢lisis de la vida albanesa tiene que comenzar obligatoriamente por sus relaciones internacionales, porque el primer impacto que recibe el visitante cuando llega al aeropuerto de Tirana es que el pa¨ªs est¨¢ preparado para recibir a tiros a cualquier indeseado. Desde que aterriza est¨¢ a la vista del viajero un espect¨¢culo que no desaparecer¨¢ de sus, ojos en todo el tiempo de su estancia a lo largo y a lo ancho del pa¨ªs: los bunkers. Las c¨²pulas menudas que os observan con boca amenazante desde todos, los montes, desde todos los llanos, en las playas y en el campo, camuflados de verde en la pradera, de verde y marr¨®n en, la campi?a medio sembrada, cubiertos de tierra en el barbecho. Pueden estar juntos en formaci¨®n en lo alto del cerro, con lo que parecen ojos cicl¨®picos vigilando el valle en orden disperso en la llanura pueden aparecer pegados a un pueblo o en el centro de ¨¦l, junto a una escuela, un hospital, un mercado.La est¨¦tica se ha subordinado a la seguridad y est¨¢n en todas partes. A veces se les divisa desde el autocar cuando el cami¨®n los lleva su emplazamiento, o al borde de la carretera preparados para montar, y entonces puede verse el dispositivo completo, un c¨ªrculo de cemento interior como protecci¨®n subsidiaria de los defensores, que disparar¨¢n desde el c¨ªrculo exterior a trav¨¦s de troneras; el medio huevo gigante puesto boca arriba muestra los hierros salientes que los engarzar¨¢n al c¨ªrculo firmemente establecido en la tierra. Est¨¢n, como digo, en todas partes, tan numerosos que la advertencia del gu¨ªa -?no saquen fotograf¨ªas, es cosa militar?- resulta dificil de cumplir. Dirige uno el objetivo hacia un grupo de campesinas trabajando en el campo y, de pronto, surge en la mira la inconfundible silueta rotunda.
Nostalgia de pasadas guerras
?Especialmente pr¨¢ctico contra los paracaidistas?, me dice, sonriendo, el gu¨ªa, un antiguo guerrillero que recuerda con nostalgia sus batallas contra los italo-germanos, ?tambi¨¦n ayudar¨¢ esto. Mira, camarada?.
Me se?ala una hilera de postes que rodean los campos de vid. Cada uno de ellos est¨¢ rematado por una punta de lanza de unos treinta cent¨ªmetros de longitud. Los mira con delectaci¨®n; probablemente imagina ya el cuerpo retorcido del enemigo que quiso sorprender al pueblo alban¨¦s.
-Contra los paracaidistas.... pero en la hip¨®tesis de una invasi¨®n...
-Los bunkers ser¨ªan igualmente eficaces. Quedar¨ªan a la retaguardia de las fuerzas invasoras como aut¨¦nticas islas dispar¨¢ndoles desde su espalda, desde los lados, convirtiendo en un infierno la poca vida que aqu¨ª pasar¨ªan...
-...?Ves a ese hombre, camarada?
Por la carretera avanza un campesino en bicicleta. Lleva terciado un fusil a la espalda.
-Cuando vino Jruschov aqu¨ª pregunt¨® escandalizado: ??Permiten que el pueblo est¨¦ armado??. ?Naturalmente?, le contestamos. El pueblo tiene armas para el enemigo exterior y para el enemigo interior, nosotros mismos, el Gobierno, si traicionamos su confianza. Como ese hombre hay miles y miles. Aqu¨ª no hay milicia especial, aqu¨ª todo el pueblo es Ej¨¦rcito. En el momento de producirse la alarma de una invasi¨®n cada alban¨¦s sabe d¨®nde concentrarse.
?La estrategia de las potencias imperialistas occidentales se basa en que, en caso de una tercera guerra mundial, las tropas sovi¨¦ticas llegar¨¢n f¨¢cilmente al Adri¨¢tico, porque Albania, despu¨¦s de Yugoslavia, ser¨ªa s¨®lo un bocado para ellos?.
?... Atenci¨®n, se?ores, porque la Albania socialista es hueso dur¨ªsimo que se os atragantar¨¢ hasta ahogaros?. (Enver Hoxa: Informe al 7? Congreso del Partido del Trabajo de Albania. Tirana, 1978, edici¨®n inglesa, p¨¢gina 190.)
Cuando el supremo jefe de los comunistas albaneses hac¨ªa esa advertencia, los enemigos posibles inmediatos del pa¨ªs eran la URSS, con quien la peque?a Rep¨²blica hab¨ªa roto desde el a?o 1960, al considerar una traici¨®n a los ideales marxistas-leninistas la defenestraci¨®n ideol¨®gica de Stalin (?revisaron? su doctrina y, por ello, son insultados como ?revisionistas?), y Estados Unidos de Norteam¨¦rica, con el que no hab¨ªan tenido jam¨¢s relaciones amistosas. Dado que esas potencias extend¨ªan sus tent¨¢culos pol¨ªticos a Yugoslavia -vuelta a la amistad con Rusia (precisamente por estar de acuerdo con la campa?a antiestalinista)- y a Grecia, miembro de la OTAN, Albania empez¨® a verse amenaza da por las ¨²nicas fronteras terrestres que posee 'enfrente de sus costas, al otro lado) del Adri¨¢tico, est¨¢ otra naci¨®n de la OTAN: Italia).
Amigo poderoso
Menos mal que entonces -en ese 1976- Albania ten¨ªa un amigo poderoso por su potencia humana, por la unidad del pa¨ªs y por las posibilidades futuras en la tecnolog¨ªa y el Ej¨¦rcito, un amigo con el que le un¨ªan lazos ideol¨®gicos profundos.
?El Partido del Trabajo y la Rep¨²blica Popular de Albania han procurado como misi¨®n primordial desarrollar y estrechar los lazos de amistad fraternal y unidad militante de cooperaci¨®n y de ayuda mutua con la Rep¨²blica Popular de China. La estrecha amistad y cooperaci¨®n entre los dos pueblos ha sido forjada y templada en la gran lucha de clases entre el imperialismo y revisionismo, contra la pol¨ªtica hegem¨®nica de las dos superpotencias, el imperialismo USA y el socialimperialismo sovi¨¦tico, y contra todas las fuerzas reaccionarias en la lucha com¨²n para el triunfo de la causa de la revoluci¨®n y del marxismo-leninismo. Nuestros dos pueblos y pa¨ªses son camaradas de armas en el mismo ideal... No habr¨¢ calumnias ni conspiraci¨®n de la propaganda burguesa revisionista que pueda proyectar ninguna sombra sobre la vitalidad de la amistad albano-china?. (Hoxa: Informe..., p¨¢gina 200.)
Esto se dec¨ªa, repito, en 1976. En 1978, el PC alban¨¦s se expresaba as¨ª en una nota oficial dirigida a Pek¨ªn y contestando a la suspensi¨®n de los acuerdos chino-albaneses:
?Con este acto p¨¦rfido y hostil respecto a la Albania socialista, ustedes han pisoteado sin escr¨²pulos 'los acuerdos oficiales concluidos entre los dos pa¨ªses, han violado de manera brutal y arbitraria las m¨¢s elementales reglas y normas internacionales. Al querer el mal de un pa¨ªs socialista como la, Rep¨²blica Popular Albanesa han saboteado las energ¨ªas del socialismo y de la revoluci¨®n?. (Carta del CC del Partido del Trabajo alban¨¦s al Comit¨¦ Central del Partido Comunista de China, al Consejo de Estado de la Rep¨²blica Popular China. 7 de julio de 1978.)
Era la culminaci¨®n de una larga serie de incomprensiones y resentimientos que hab¨ªa ido form¨¢ndose a lo largo de los a?os. En t¨¦rminos generales, nace de la incre¨ªble e impresionante obstinaci¨®n de un peque?o pa¨ªs, de mantenerse ideol¨®gicamente puro, aunque esto le cueste jugarse -y perder- el apoyo de la naci¨®n que pueda acudir en su socorro en caso de apuro, alguien que pueda protegerles, militar y econ¨®micamente. En 1961, la URSS, en vista de que no consegu¨ªa hacerle aceptar la nueva situaci¨®n pol¨ªtica. de Kruschev, rompe con Albania. Durante doce a?os hab¨ªan sido sus paladines internacionales y sus principales proveedores econ¨®micos; en 1962 rompieron tambi¨¦n sus sat¨¦lites. S¨®lo quedaba, dec¨ªamos, China. En 1978, ¨¦sta tambi¨¦n ha roto y Albania est¨¢ sola. Tristemente sola. Orgullosamente sola. ?Albania es socialista y ser¨¢ socialista aunque nos quedemos como una peque?a isla en medio del mapa mundial?. (Hoxa, Enver: Reflexiones sobre China. Tomo 2?, ed. espa?ola, p¨¢gina 16)
Primer renegado
Orgullosa y ardorosamente. De Tito, a quien llaman el primer renegado por ser quien primeramente se desvi¨® de la senda perfecta del marxismo-leninismo, tienen un concepto amargo, porque en su caso, a las diferencias ideol¨®gicas se unen los problemas nacionales. Muchas veces se ha hablado de las apetencias tito¨ªstas de convertir a Albania en una provincia m¨¢s de Yugoslavia, y uno de los compl¨®s descubiertos aqu¨ª ¨²ltimamente contra la seguridad del Estado y dirigido, nada menos, que por el ministro del Ej¨¦rcito alban¨¦s, intentaba precisamente esto. La explicaci¨®n, dada al parecer de buena fe por el traidor, era que, dada la peque?ez de Albania, su ¨²nica defensa contra un enemigo potente era el amparo que pod¨ªa prestarle la hermana socialista del Norte.
De hermana nada, gritan los discursos, la radio, la televisi¨®n y los peri¨®dicos albaneses: gente sin escr¨²pulos vendidos al capitalismo internacional que invocan mal el comunismo y que tratan de mala manera a la minor¨ªa albanesa situada en Kosova (son m¨¢s de la mitad de los albaneses que hay hoy en Albania).
En el aeropuerto de Budapest, el polic¨ªa de turno, tras examinar cuidadosamente mi pasaporte e intentar averiguar si aquello era un dos o un seis, me espet¨®:
-?De d¨®nde viene usted?
-De Albania.
Sonri¨® despectivo.
-?Y qu¨¦ se puede ver en Albania?
Evidentemente todo lo que yo pod¨ªa elogiarle del paisaje f¨ªsico y humano de Albania no iba a serle grato, y tampoco iba a darle gusto, maldiciendo a una gente que se hab¨ªa portado correctamente conmigo.
Busqu¨¦ la evasi¨®n.
-Es el pa¨ªs m¨¢s barato de Europa. ?Le parece poco?
Hizo otra mueca, estamp¨® el sello y me dej¨® pasar.
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