El motorista inm¨®vil
A primeros de este mes de noviembre (un noviembre que yerra por Madrid con c¨¢ncer de oro, como un Sha perdido y destronado, mientras el tiempo pasa del cielo a los espejos) a primeros, digo (no ?divo?, como me ha llamado aqu¨ª el robot el otro d¨ªa), un motorista sal¨ªa del Senado, plaza de la Marina Espa?ola, en cuya mejor esquina vive Ana Mariscal, con una nota oficial/oficiosa para la Presidencia del Gobierno sobre los nuevos vocales de Televisi¨®n Espa?ola. Ha pasado casi todo el mes y la nota a¨²n no ha salido en el BOE. El motorista inm¨®vil se ha perdido en el smog.P¨¦rez-Ornia ha informado detalladamente en este peri¨®dico, y G¨®mez-Redondo, un sabio infrarrojo que ahora pasa a mandar en la cosa televisiva, se me lamenta del motorista inm¨®vil:
- En el Senado dicen que el motorista sali¨® de all¨ª hace muchos d¨ªas. Arias-Salgado, en la Moncloa, dice que no ha llegado ning¨²n motorista.
Y mientras tanto, los Arias-Salgado, que son a la pol¨ªtica lo que Vainica Doble a la nueva canci¨®n madrile?a, trapicheando honradamente entre Prado del Rey y Moncloa. Desde los griegos hasta el cura San Cruz, en las guerras carlistas, hay una vieja tradici¨®n que aconseja recibir el mensaje y ejecutar al mensajero. Yo a veces he pensado eliminar al cartero que me sube los certificados d¨¢ndole con uno de los m¨²ltiples gatos de porcelana que me regala el personal (el personal no se entera de que es gratificante acariciar un gato o una ni?a de COU, pero nunca una fr¨ªa porcelana de Manises). El cartero es un probo funcionario al que vivo agradecido, pero a veces -?ay!- me trae libros de S¨¢nchez/Casas o de Vizca¨ªno/Drag¨®. Por eso el rito greco/carlista de asesinar al mensajero.
El motorista inm¨®vil, el motorista/moviola, el motorista oficial Senado/Moncloa, es otro rollo. Yo creo que viaja en una moviola, en, vez de en una moto, y se va hacia atr¨¢s. No llega nunca porque si lo de los nuevos vocales sigue su curso, de ah¨ª sale un nuevo director de Televisi¨®n Espa?ola, antes o despu¨¦s, y los hermanos Arias-Salgado se est¨¢n tomando su tiempo, actuando con concertada unanimidad, tipo Vainica Doble, ya digo, para dejarlo todo atado y bien atado antes de que la formidable y espantosa m¨¢quina de la democracia entre en Televisi¨®n Espa?ola y lo ponga todo manga por travelling. Hacen bien. Tambi¨¦n puede ocurrir que P¨¦rez-Ornia, G¨®mez-Redondo y yo nos equivoquemos y que hoy mismo, quiz¨¢, el rollo est¨¦ impreso en el BOE, con lo que esta columna habr¨¢ perdido marcha period¨ªstica, pero no valor documental hist¨®rico/ est¨¦tico, en lo que tiene el motorista inm¨®vil de personaj e cinematogr¨¢fico de Cocteau y lo que tiene todo el episodio de eso que los nuevos ensayistas franceses llaman ?las aventuras de la lentitud?, aventuras que los espa?oles hemos vivido con la Renfe, incluido Franco como uno m¨¢s, que lleg¨® tarde a Hendaya/Hitler por culpa del tren (lo cual que Tu?¨®n de Lara lo cuenta muy bien en su ¨²ltimo tomo de Historia de Espa?a, que me env¨ªa dedicado, y por el que se sabe que Espa?a no entr¨® en la guerra mundial, m¨¢s que por la prudencia del general superlativo, por la prudencia de Hitler, que tem¨ªa dar con otro aliado latino a lo Mussolini, que s¨®lo le enfollonaba.
Pa¨ªs de trenes lentos y motoristas inm¨®viles, pa¨ªs de telep¨¢ticos televidentes, hermanos un¨¢nimes y vainicas dobles, lo que una labor parlamentaria de la oposici¨®n ha tenido minut¨ªsimamente para controlar la tele (Alvarez-Puga me asegura que habr¨¢ tele priv¨¦ cuando se controle a los propietarios), lo desteje con su pedaleo el motorista inm¨®vil, perdido en el smog de oro y los mapas municipales de contaminaci¨®n, mientras los Arials/Boss ordenan papeles. El motorista que corre y no avanza es la met¨¢fora de una democracia subsumida en burocracia.
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