Fant¨¢stico
UNA VEZ que el intr¨¦pido motorista, tras cruzar el circuito de ciclo-cross que separa al palacio del Congreso del palacio de la Moncloa, lleg¨® finalmente a su destino con el mensaje parlamentario en el morral, el Consejo de Administraci¨®n del nuevo ente p¨²blico de RTVE se dispone hoy a constituirse formalmente. Nueve meses despu¨¦s -menos, al fin y al cabo, que la gestaci¨®n de los elefantes- de la aprobaci¨®n del Estatuto de RTVE puede comenzar as¨ª a ejercer sus funciones un ¨®rgano al que las negociaciones de los dirigentes pol¨ªticos convirtieron, durante un per¨ªodo de demoras tan ins¨®lito como injustificable, en pieza predilecta de regateos y chalaneos.Desde que se firmaron los pactos de la Moncloa, la transformaci¨®n democr¨¢tica, el saneamiento administrativo, la elevaci¨®n cultaral y la depuraci¨®n de abusos y corrupciones de Televisi¨®n Espa?ola han sido una de las causas de la historia de la transici¨®n mejor defendidas en el terreno de las grandes palabras y m¨¢s traicionadas en el nivel m¨¢s modesto de los hechos. Primero correspondi¨® el turno al inoperante Consejo Rector, supuesto ¨®rgano de control parlamentario que nunca lleg¨® a funcionar, porque ni el Gobierno quer¨ªa renunciar al predominio sobre el monopolio estatal ni el PSOE perd¨ªa las esperanzas bipartidistas de llegar a un entendimiento con los centristas para repartirse el invento. Despu¨¦s vino la elaboraci¨®n del Estatuto, con el pacto secreto entre UCD y los socialistas para nombrar, detr¨¢s de las cortinas del texto legal, al nuevo director general, cuya designaci¨®n le fuera hurtada al Consejo de Administraci¨®n. A continuaci¨®n se produjeron las infructuosas votaciones con fumata negra para elegir a los miembros del Consejo de Administraci¨®n en el Congreso y el Senado, en las que hasta Robespierre y Lenin llegaron a figurar en las papeletas de los diputados, tal vez inconscientes del desprestigio que para el Parlamento esas votaciones en falso y esas bromas implicaban. Finalmente lleg¨® el consenso entre centristas, socialistas, comunistas y aliancistas -con exclusi¨®n de las minor¨ªas nacionalistas- para confeccionar y votar la lista de los doce hombres buenos del ¨®rgano formalmente supremo -aunque materialmente lo sea el director general- de RTVE. En las negociaciones fue sacrificadoel candidato del PCE, Manuel Serrano, organizador de la primera huelga en Televisi¨®n y persona m¨¢s bien detestada por los directivos de Prado del Rey. UCD y PSOE inventaron la coartada de que s¨®lo la mitad del cupo de los cuatro grupos parlamentarios pod¨ªa estar ocupada por trabajadores del medio. Dado que el cupo del PCE estaba formado por una sola persona, y dado tambi¨¦n que no era posible partir en. dos a Manuel Serrano, las dos mitades de ¨¦ste se quedaron sin el cargo. Ninguna disposici¨®n legal o pacto secreto impide que ex trabajadores de RTVE puedan ser ministros, e incluso presidentes del, Gobierno; pero un acuerdo parlamentario proh¨ªbe a un programador de Televisi¨®n figurar en el Consejo de Administraci¨®n del medio.
En el Consejo, centristas y socialistas han situado a dos expertos en campa?as electorales. En el alto organismo hay tambi¨¦n alg¨²n que otro censor de la cultura durante el anterior r¨¦gimen, y no falta tampoco un antiguo enlace vertical que, por raz¨®n de su cargo, ocup¨® un elevado puesto en el organigrama de RTVE. En v¨ªsperas de decidir las cuantiosas inversiones en el ¨¢rea t¨¦cnica -m¨¢s de 10.000 millones de pesetas- para cubrir el Campeonato del Mundo de 1982, ninguno de los miembros del Consejo proviene de ese campo. Expertos en elecciones o pol¨ªticos menores vinculados personalmente a los l¨ªderes de los partidos componen la abrumadora mayor¨ªa del organismo, sin que ninguna figura relevante de la cultura o personalidad independiente con peso propio aparezca en la lista.
Tras la elecci¨®n del Consejo de Administraci¨®n procede ahora la designaci¨®n del director general del nuevo ente p¨²blico. La continuidad de Fernando Arias-Salgado, con la que especulan algunos medios centristas, es imposible por razones estrictamente jur¨ªdicas, ya que su actual puesto no es homologable formalmente al cargo reci¨¦n creado.
Pero, adem¨¢s, la depauperaci¨®n general que la televisi¨®n espa?ola ha experimentado durante la gesti¨®n del actual director le hace acreedor al cese con todas las penas accesorias. Fernando Arias es un buen diplom¨¢tico, y es una l¨¢stima que la pol¨ªtica exterior de este pa¨ªs se pierda lo que no han de ganar ni la cultura ni la informaci¨®n. El Consejo de Administraci¨®n, cuya voz debe ser o¨ªda por el Gobierno para el nombramiento de director general, debe proceder, sin m¨¢s demora, a cumplir con ese tr¨¢mite.
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