El Banco del Pa¨ªs recurre contra su exclusi¨®n del registro bancario
Los administradores del Banco del Pa¨ªs han presentado un recurso contra la decisi¨®n administrativa del Ministerio de Econom¨ªa y Comercio, por la que se excluy¨® al banco del Registro de Bancos y Banqueros el pasado 28 de octubre, pocos d¨ªas antes de que expirase el plazo de cinco a?os de la licencia provisional que por la ley Barrera, de 9 de agosto de 1974, se conced¨ªa a los bancos de nueva creaci¨®n. Paralelamente, fuentes del Banco del Pa¨ªs manifestaron que en un plazo m¨¢ximo de diez d¨ªas ser¨¢ convocada la junta general de accionistas, en la que se deben tratar las f¨®rmulas de liquidaci¨®n del banco.
A este respecto, existe un profundo malestar entre buena parte de los aproximadamente 1.200 peque?os accionistas que componen la minor¨ªa del capital del banco, quienes se sienten relegados de las decisiones del consejo, y que incluso llegan a temer, seg¨²n palabras de uno de estos peque?os accionistas, Joaqu¨ªn Garc¨ªa Javaloys, ser objeto de alguna manipulaci¨®n por parte de los actuales administradores. Para intentar evitarlo, pretenden aglutinar a un 10% del accionanado e interponer una ? acci¨®n de responsabilidad ? contra el consejo de administraci¨®n.La peculiar historia del Banco del Pa¨ªs se inicia desde el mismo momento de su aprobaci¨®n gubernativa. Esta se decidi¨® en el transcurso de una cacer¨ªa en los primeros d¨ªas del a?o 1975, donde el entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, le manifest¨® a su ministro de Hacienda, Rafael Cabello de Alba, la conveniencia de que se autorizase la apertura del Banco del Pa¨ªs, a pesar de que su solicitud hab¨ªa sido rechazada por tres veces consecutivas por el Banco de Espa?a, quien, a su vez, hab¨ªa dado conocimiento al Consejo Superior Bancario, que se mostr¨® asimismo tajante en cuanto a no autorizar la apertura del Banco del Pa¨ªs.
Este inter¨¦s del jefe del Ejecutivo fue interpretado en medios econ¨®micos como una clara prueba del aprecio que el r¨¦gimen mostraba hacia la personalidad de Alejandro Rodr¨ªguez de Valc¨¢rcel, entonces presidente de las Cortes, y hombre que permanec¨ªa en la penumbra de la operaci¨®n, pues el grupo promotor lo encabezaban su sobrino Carlos Rodr¨ªguez de Valc¨¢rcel y su secretario particular, Alfredo Seligrat, hombre ligado a la estructura sindicalista vertical.
Por otra parte, la aprobaci¨®n del Banco del Pa¨ªs supuso la exclusi¨®n del Banco Industrial del Segura, considerado por los expertos como m¨¢s profesional que el del Pa¨ªs, de la lista de cinco entidades de cr¨¦dito ya aceptadas por la autoridad monetaria.
La autorizaci¨®n se materializa en la segunda mitad del mes de enero de 1975 y sorprende a sus propios promotores, hasta el punto de que se encuentran sin medios suficientes como para hacer frente al desembolso que se les exige para su constituci¨®n. Este desembolso supon¨ªa1.200 millones de pesetas, ya que, seg¨²n la legislaci¨®n bancaria, el capital que deb¨ªa estar totalmente suscrito y desembolsado era de ochocientos millones de pesetas, a los que hab¨ªa que sumar otros ochocientos.
Comienzan las ventas
A partir de este momento se inicia una carrera de operaciones de transmisi¨®n de paquetes mayoritarios de acciones, que en algunos casos, como el de Teodulfo Lagunero, o Mohamed Esquali, yerno del general de la guardia mora franquista y que percibe los cien millones en que vende el palacete de la calle de Serrano, de Madrid, para sede del banco del Pa¨ªs, en acciones de ¨¦ste, est¨¢n autorizadas por el Banco de Espa?a, pero que en otros casos se realizan sin su autorizaci¨®n, e incluso utilizando cr¨¦ditos que concede el propio banco para su pago.En aquellos primeros momentos los hombres fuertes del banco parec¨ªan ser los hermanos Seligrat y Rafael Mart¨ªnez-Fresneda, hombre pr¨®ximo a aqu¨¦llos. Su protagonismo hace que Andr¨¦s Jim¨¦nez-Nemesio, otro de los fundadores, conceda una opci¨®n de compra sobre su paquete accionarial compuesto, seg¨²n diversas fuentes, por unas 140.000 acciones a Juan Jos¨¦ Gordo, quien se queda con unas 80.000, aparte de pactar una opci¨®n de compra sobre las acciones de Esquali. Gordo accede al cargo de consejero-delegado.
Poco tiempo despu¨¦s hace su aparici¨®n directa en el grupo accionarial del banco el grupo de los hermano Duque, que a trav¨¦s de una serie de compras las participaciones de Gordo y algunos paquetes de los que se desprenden Seligrat y Mart¨ªnez Fresneda- se llega a hacer con un 30% del capital del banco, a pesar de lo cual no cuenta con puesto en el consejo.
En abril de 1979 se produce la reaparici¨®n de Jim¨¦nez Nemesio, quien adquiere una sola acci¨®n del banco del Pa¨ªs, pero que cuenta con las 60.000 que Gordo no le hab¨ªa llegado a pagar. Pr¨¢cticamente, su regreso coincide con la primera intervenci¨®n del Banco de Espa?a, quien acude reclamado por el propio Consejo de Administraci¨®n, para evitar males mayores.
A partir de este momento se pasa de una cifra de casi mil millones de impagados a la de cuatrocientos por la v¨ªa de la consolidaci¨®n de las deudas, ejecutando las garant¨ªas, en la mayor parte de los casos hipotecarias. Esta acci¨®n conlleva un incremento en el inmovilizado del banco de casi un 100%, pasando de poca m¨¢s de setecientos millones a 1.400.
Tambi¨¦n en aquellas fechas, primavera-verano de 1979, Jim¨¦nez Nemesio consigue un mandato de venta del banco por el 67% del accionariado, y se compromete con el Banco de Espa?a a realizar las gestiones encaminadas a su transmisi¨®n a alg¨²n otro grupo.
El desorbitante precio que exige, y la propia personalidad de Jim¨¦nez Nemesio, seg¨²n diversas fuentes, son las razones por las que durante un a?o resultan infructuosas todas sus gestiones.
As¨ª llega la entidad al mes de junio pasado, fecha en la que la intervenci¨®n del Banco de Espa?a se realiza ya de forma plena, y tras la consecuente inspecci¨®n en profundidad, y vista la imposibilidad de vender el banco, aconseja al Ministerio de Econom¨ªa su exclusi¨®n de la inscripci¨®n del Registro de Bancos y Banqueros de la entidad, antes de que finalice el plazo de cinco a?os desde su autorizaci¨®n, en cuyo caso la licencia pasar¨ªa a ser firme.
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