La vida de Juan Pablo II en fasc¨ªculos, preparaci¨®n del viaje a Espa?a
Ya est¨¢ en marcha la preparaci¨®n del viaje de Juan Pablo II a Espa?a, prevista para el oto?o del a?o que viene. Mientras se suceden los comunicados y desmentidos de la posible ruta, la Conferencia Episcopal Espa?ola, en carta dirigida a todos los curas p¨¢rrocos, les anuncia la aparici¨®n de unos fasc¨ªculos ?que tendr¨¢n como eje la figura del Papa y dar¨¢n simult¨¢neamente una visi¨®n global y period¨ªstica de la vida de la Iglesia con la respuesta de su magisterio a los problemas del mundo contempor¨¢neo?.En la carta de los obispos recibe el fasc¨ªculo la categor¨ªa de catequesis mediante la que se pretende ?ejercer una influencia eficaz? que contrarreste. ?el ambiente de reserva y aun de rechazo que algunos medios intelectuales fomentan frente a la figura del Papa?. Ya est¨¢ en la calle el primero de los sesenta n¨²meros con que contar¨¢ la serie. El tema es el papa Juan Pablo II, ?sin duda, la personalidad m¨¢s vigorosa de nuestra ¨¦poca?, dice su redactor Jos¨¦ Mar¨ªa Javierre, un papa que levanta a las masas y que hace vibrar hasta a los fr¨ªos alemanes, como ha demostrado en su reciente viaje.
El ¨¦xito popular del papado, al menos en su versi¨®n m¨¢s espectacular, tiene una historia relativamente reciente. En 1899 mor¨ªa solo, humillado y despojado, P¨ªo VI. Parec¨ªa que los aires de la Revoluci¨®n Francesa iban a barrer de la plaza p¨²blica a la milenaria instituci¨®n cristiana. Por eso a muchos les pareci¨® una broma pesada el hecho de que un prelado romano, Mauro Cappellari, publicara ese mismo a?o un libro Con el t¨ªtulo El triunfo de la Iglesia y de la Santa Sede.
La Iglesia, en nombre de su organizaci¨®n jer¨¢rquica y de la infalibilidad del Papa, no pod¨ªa sucumbir. Y as¨ª fue. Quince a?os despu¨¦s Napole¨®n liberaba a su prisionero, P¨ªo VII. Su vuelta a Roma fue un camino triunfal, aclamado por un pueblo que hab¨ªa pagado en buena parte la factura de la gran revoluci¨®n y exhausto como estaba por las heridas de las guerras napole¨®nicas. 31 a?os despu¨¦s era elegido Papa el autor del triunfo, con el nombre de Gregorio XVI. Desde entonces el Vaticano se ha convertido en un centro de devoci¨®n del mundo cat¨®lico. Pablo VI y Juan Pablo 11 han reanudado la tradici¨®n de los viajes triunfales, bien adornados de un ritual, entre sacro y profano, que tiene algo de las gigantescas procesiones lit¨²rgicas y algo de espect¨¢culo art¨ªstico. El fasc¨ªculo dedicado al papa Wojtyla responde a estas caracter¨ªsticas. Por un lado se monta en la ola de popularidad, alimentando a todo color el consumo de la imagen triunfal del Papa polaco. Y, tambi¨¦n se le presenta como una catequesis, como un momento de la iniciaci¨®n cristiana en la fe.
Car¨¢cter decidido y potente
El texto se pregunta por qu¨¦ este Papa ejerce ese ?tir¨®n? sobre las magas. Entonces habla de sus dotes de actor, de su humanidad eslava, que sabe re¨ªr, bailar, llorar, besar y mirar el reloj y de su car¨¢cter ?resuelto, concienzudo, decidido y potente?. Un papa as¨ª rompe todos los esquemas y protocolos, aunque est¨¦n tan cuidadosamente establecidos como hace su manager, ?el mariscal de viajes?, como llaman al americano Paul C. Marcinkus.Alredactor del texto, al igual que al autor de la carta de los obispos a los curas p¨¢rrocos, le preocupan ?los descontentos, que son pocos, un porcentaje reducido, una minor¨ªa?, que no le quieren porque dicen que el Papa es triunfalista y reaccionario. El fasc¨ªculo les responde con la reacci¨®n entusiasta del pueblo, como ese campesino mexicano que dec¨ªa: ?Si ¨¦l nos ordena ma?ana que nos pongamos todos cabeza abajo, yo le pago cien pesos por cada cabeza arriba que encuentre?. El redactor no contrarresta la cr¨ªtica que los ?descontentos? le hacen de ser un reaccionario. Podr¨ªa valer la respuesta del Papa a esos j¨®venes alemanes que, en Bonn, sosten¨ªan una pancarta que dec¨ªa: ?Juan Pablo II, estamos a tu lado?. Y el Papa les respondi¨®: ??A la derecha o a la izqui¨¦rda??. La ubicaci¨®n, y no s¨®lo geogr¨¢fica, le importa al Papa.
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