El piano, desde Schumann a Mussorgsky, en el Real

Un programa serio, exigen te, en el que s¨®lo figuraban dos autores -Brahms y Mussorgsky-sirvi¨® para mostrar el arte grande, la t¨¦cnica poderosa, el sonido lleno, consistente, coloreado, de Bruno Gelber. Tras una Rapsodia (sol menor, op. 79, n? 2), la tercera ?sonata?, aun trat¨¢ndose de la ?opus 5?, deja claro el talento, la originalidad, la distinta manera de ?pensar el piano? de JohannesBrahms. Al mismo tiempo, su evidente conexi¨®n con el esig¨ªritu y los maestros de su tiempo, sea Schumann, sea Mendelssohn.Abordar una p¨¢gina de la grandeza conceptual y de la armaz¨®n constructiva de la ?tercera sonata? exige toda clase de valores; nariar esa suerte de combinaci¨®n entre pintura-narrativa y variaciones psicol¨®gicas libres sobre un terna que son los Cuadros de una exposici¨®n demanda, sobre todo, una t¨¦cnica virtuos¨ªstica de tanto einpuje como capacidad descriptiva. En uno y otro aspecto, Bruno Gelber se produjo como pianista e int¨¦rprete de primera categor¨ªa, con lo que obtuvo un triunfo absoluto y fuera de serie.

Otros dos autores, esta vez Liszt y Schumann, llenaban el programa de Enrique P¨¦rez de Guzm¨¢n para ?Cantar y Ta?er?. Paso a paso, el pianista espa?ol consigue una madurez considerable, tanto en lo t¨¦cnico como en lo ideol¨®gico, que puede cuajar en la versi¨®n, apol¨ªnea y llena de atractivos de Funerales o en el discurso, de alta y noble ret¨®rica, de la Sonata dedicada a Schumann. P¨¢ginas ambas que precisan el pensamiento y la manera de Franz Liszt.