El nuevo texto papal destaca los l¨ªmites de la justicia para resolver los males del mundo
?La conciencia humana, cuanto m¨¢s pierde el sentido del significado mismo de la palabra misericordia, sucumbiendo a la secularizaci¨®n, cuanto m¨¢s se distancia del misterio de la misericordia alej¨¢ndose de Dios, tanto m¨¢s la Iglesia tiene el derecho, y el deber de recurrir al Dios de la misericordia con poderosos clamores?. Esta es una de las frases claves de la nueva enc¨ªclica que fue ayer presentada por Roberto Tucci y que ha sido escrita en polaco, de pu?o y letra, por Juan Pablo II. Tambi¨¦n ha a?adido que ?el estilo dotado de cualidades particulares, sobre todo literarias, como se pod¨ªa esperar de quien ha dado pruebas de gran capacidad creativa en el campo de la poes¨ªa y del teatro, es tambi¨¦n en esta enc¨ªclica muy personal?.
Aunque a una primera lectura pueda aparecer como ?un serm¨®n conmovedor? sobre el Dios de la misericordia, como ha escrito uno de los primeros diarios de la tarde de ayer, en realidad es un documento, como ha admitido el mismo Tucci, ?con mucha carga social y pol¨ªtica?. Teniendo que resumir la enc¨ªclica en dos palabras, se podr¨ªa decir que el papa Wojtyla ha querido presentar en una clave b¨ªblico-teol¨®gica, apoy¨¢ndose sobre todo en la par¨¢bola del hijo pr¨®digo, una correcci¨®n al concepto de ?justicia? en nombre de la ?misericordia?. Y todo ello con una finalidad temporal bien concreta: las graves amenazas a las que est¨¢ sometido el hombre contempor¨¢neo.El Papa, en uno de los cap¨ªtulos claves y m¨¢s pol¨ªticos de la enc¨ªclica, se pregunta si en el mundo de hoy ?basta la justicia?. ?Ser¨ªa dif¨ªcil?, responde, ?no darse cuenta que no raras veces los programas que parten de la idea de justicia y que deben servir a realizarla en la convivencia de los hombres, de los grupos y de las sociedades humanas, sufren, de hecho, deformaciones?. ?Cu¨¢les? Las indica el mismo Papa: ?En efecto?, afirma, ?es obvio que en nombre de una presunta justicia (hist¨®rica o de clases, por ejemplo) tal vez se aniquila al hombre, se le mata, se le priva de libertad, se le despoja de los elementales derechos humanos?; por tanto, a?ade el Papa, ?la experiencia del pasado y de nuestros tiempos demuestra que la justicia por s¨ª sola no es suficiente?. Si en su primera enc¨ªclica., Redemptor hominis, el Papa quiso poner el acento sobre la ?antropolog¨ªa?, es decir, ?la dignidad del hombre?, en ¨¦sta ha querido centrarse en la idea de la ?miseria? del hombre, de su ?precariedad?, de los ?peligros? que amenazan su historia contempor¨¢nea y de su urgencia de ?perd¨®n? y de ?misericordia?. Pero frente a la angustia que aprieta al hombre de hoy, quiz¨¢, dice el Papa, merecedor de un ?nuevo diluvio? por sus pecados, el ¨²nico arca de No¨¦ con que cuenta la Humanidad es la Iglesia, que presenta a la Humanidad una ?misericordia? que ?es m¨¢s grande que cualquier pecado y que cualquier miseria?.
?Y si alguno de los contempor¨¢neos no comparte la fe y la esperanza que me inducen?, a?ade, ?en cuanto siervo de Cristo y ministro de los ministerios de Dios, a implorar en esta hora de la historia la misericordia de Dios en favor de la Humanidad, que trate al menos de comprender el motivo de esta premura, dictada por el amor del hombre a todo lo que es humano y que, seg¨²n la intuici¨®n de gran parte de los contempor¨¢neos, est¨¢ amenazado por un peligro inmenso ?. Y a?ade: ?Ello me obliga tambi¨¦n a recurrir a tal misericordia y a implorarla en esta dif¨ªcil fase de la historia de la Iglesia y del mundo, mientras nos encaminamos al final del segundo milenio?.
Una visi¨®n pesimista del hombre
La enc¨ªclica cita casi exclusivamente textos b¨ªblicos, y sobre todo el documento del concilio Vaticano II ?Gaudium et spes?. Pero existe una diferencia fundamental entre aquel documento y esta enc¨ªclica. Y para comprenderlo es necesario recordar un trozo de historia de aquel concilio. El entonces joven obispo Wojtyla fue uno de los participantes en la preparaci¨®n del famoso documento que deb¨ªa tratar las relaciones entre la Iglesia y el mundo contempor¨¢neo; en el seno de dicha comisi¨®n existi¨® una gran tensi¨®n entre quienes quer¨ªan presentar una visi¨®n ?positiva y optimista? del mundo contempor¨¢neo y quienes prefer¨ªan una visi¨®n m¨¢s ?pesimista?. Wojtyla pertenec¨ªa a este ¨²ltimo grupo, y present¨®, junto al futuro cardenal Damelou, un texto alternativo que fue rechazado. En la enc¨ªclica hace alusi¨®n indirectamente a este hecho afirmando que los a?os que han seguido al concilio han convalidado la tesis de un mayor ?pesimismo? de la historia. Ahora, el joven Wojtyla, ya Papa, ha repescado en parte el texto entonces rechazado y ha preferido usar en la enc¨ªclica, en vez del m¨¦todo reductivo de la ?Gaudium et spes?, el m¨¦todo inductivo que ya entonces hab¨ªa intentado imponer como m¨¢s teol¨®gico.
Roberto Tucci, que hab¨ªa sido tambi¨¦n junto con Wojtyla, uno de los redactores del documento, ha afirmado ayer, presentando la enc¨ªclica, que ya entonces incluso quienes votaron el texto ?optimista? se dieron cuenta que ?quiz¨¢ se hab¨ªan pasado de rosca?, como dando a entender que en realidad llevaba raz¨®n el joven obispo polaco, menos optimista que sus colegas occidentales y menos entusiasta de una visi¨®n secularizada de la historia. A EL PAIS, que le pregunt¨® si no era una defensa de oficio, respondi¨®: ?No, lo digo muy sinceramente?.
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