"?Vivan los novios!"
Esta noche, Televisi¨®n Espa?ola emite una de las ¨²ltimas obras de la breve filmograf¨ªa de Luis G. Berlanga. Novena en una totalidad de doce. iVivan los novios! fue realizada en 1969 por un Berlanga m¨¢s decepcionado que el que, en 1952, dirigiera Bienvenido mister Marshall. Su punto de vista sobre el mundo, y muy concretamente sobre nuestro pa¨ªs, hab¨ªa pasado ya de la iron¨ªa amable a la violencia del humor negro. A lo largo de sus pel¨ªculas se ha ido concretando una mordacidad apasionada que se expresa en historias tiernas, donde sus personajes son v¨ªctimas de la situaci¨®n ambiental que les domina. Al igual que el protagonista de El verdugo se ve condicionado por las necesidades de su familia para tener que aceptar la profesi¨®n que menos desea, el hombrecito de iVivan los novios! sufre tambi¨¦n de la opresi¨®n familiar, que le niega la libertad que necesita. En su contemplaci¨®n de esos personajes, Berlanga destila un af¨¢n de venganza que no precisa de la transformaci¨®n del medio ambiente real para caricaturizarlo. Rodado en plena calle, con circunstancias comprobadas, se aproxima al esperpento.En 1969 estaba de moda en Espa?a el cine llamado ?del ligue?, donde absurdas y muchas veces grotescas peripecias er¨®ticas daban rienda suelta a la represi¨®n sexual que se sufr¨ªa. Fue pr¨¢cticamente un g¨¦nero que lleg¨®, incluso, a crear su t¨ªtulo base en No desear¨¢s al vecino del quinto, pero que tuvo, adem¨¢s, una prolongaci¨®n devota en much¨ªsimas otras pel¨ªculas. En ocasiones, Televisi¨®n Espa?ola emite alguna de ellas. La productora de Ces¨¢reo Gonz¨¢lez solicit¨® de Berlanga una similar, entendida entonces como ?comedia de costumbres?. Aceptado el reto, Berlanga hizo una pel¨ªcula que se inspiraba en algunos aspectos en su reciente gui¨®n prohibido A mi querida mam¨¢ en el d¨ªa de su santo, pero que, ante todo, asimil¨® el miserabilismo de las formas del g¨¦nero al que se le invitaba, haciendo, por tanto, una obra cuya torpeza formal era evidente; pero, en lugar de ser un resultado de la ignorancia del director o de los escasos medios puestos a su alcance, fue una est¨¦tica herida. Sorprendi¨® esto en 1969 a los cr¨ªticos, que confiaban en que nuestro mejor director cinematogr¨¢fico hiciera siempre una pel¨ªcula de exquisita correcci¨®n formal, sin llegar a entender que la decisi¨®n de Berlaga -coherente, por otra parte, con su anterior estilo ?barroco, fallero y valenciano?, seg¨²n ¨¦l mismo lo define- era un resultado m¨¢s l¨®gico con la Espa?a que se viv¨ªa, un intento de continuar la coherencia anterior en el hoy y aqu¨ª de 1969. iVivan los novios! no tuvo el ¨¦xito debido, pero puede incluirse entre los t¨ªtulos m¨¢s corrosivos del autor de Pl¨¢cido o La escopeta nacional. Su desfile de personajes -interpretados por los excelentes Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, Laly Soldevila, Manuel Alexandre, entre otros muchos- constituye una panor¨¢mica atroz del optimismo triunfalista de aquella d¨¦cada, que hizo creer a muchos espa?oles que con el turismo, la divisa, el biquini y la paella hab¨ªamos conquistado otra vez el mundo. Se ocultaba tras esa cortinilla un subdesarrollo miserabilista que Berlanga supo reflejar y que, sin duda, sigue manteniendo vigente su incomprendida pel¨ªcula.
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