La DC italiana refuerza su unidad ante los ataques exteriores

La Democracia Cristiana italiana (DC), en la reuni¨®n de su Consejo Nacional que concluy¨® el domingo, ha vuelto a encontrar la unidad interna del partido y ha lanzado promesas, casi incre¨ªbles, de renovaci¨®n y de moralizaci¨®n del partido. La ponencia del secretario general, Flaminio Piccoli, que hab¨ªa recogido el apoyo tanto de la izquierda del partido como de los 140 diputados y senadores ?rebeldes?, ha sido aprobada por unanimidad.

Una vez m¨¢s, este partido -al que siempre se ha acusado de tener una sola preocupaci¨®n: sobrevivir a s¨ª mismo- ha demostrado, como en los momentos m¨¢s graves de su historia, que cuanto m¨¢s se le acusa y se le apedrea tanto m¨¢s se une, aprieta sus filas y consigue, de cara a la opini¨®n p¨²blica, una unidad interna en la que nadie cre¨ªa.

El terremoto y la ola de esc¨¢ndalos que acababa de estallar d¨ªas antes del se¨ªsmo, crearon en todo el pa¨ªs un rechazo hacia este partido como pocas veces se hab¨ªa visto. Pocas veces la idea del Partido Comunista (PCI) de un Gobierno ?sin la Democracia Cristiana? ha obtenido consensos tan hondos en la base democr¨¢tica del pa¨ªs.

Congelado nuevamente el nombramiento del presidente

Este Consejo Nacional, que sorprendentemente s¨®lo ha durado 48 horas, ha congelado nuevamente el nombramiento del presidente del partido. Ser¨¢ nombrado s¨®lo el mes que viene, mientras el verdadero debate que se esperaba en este Consejo Nacional se aplaza para abril. Para ello ha sido convocada la Conferencia Nacional del partido, que podr¨ªa, a su vez, convocar un congreso extraordinario.El secretario general, Flaminio Piccoli, ha sido muy h¨¢bil. Ha conseguido en su ponencia un compromiso que parec¨ªa imposible el d¨ªa anterior a la convocatoria del Consejo Nacional. Ha aceptado que dimitan todos los cargos del partido, excepto el secretario, como hab¨ªa pedido el ala izquierda de la DC que encabeza Benigno Zaccagnini. Ha aceptado que se estudie seriamente la propuesta de los 140 ?rebeldes moralistas? de disolver los grupos internos o ?corrientes?. De hecho el l¨ªder de cada grupo es casi como otro secretario del partido; cada tendencia tiene sus estructuras, sus cargos internos, sus finanzas, sus oficinas, sus agencias de Prensa, sus publicaciones, etc¨¦tera. De hecho, la mayor¨ªa de los esc¨¢ndalos financieros ten¨ªan como objetivo y excusa ?alimentar estos grupos internos?, que eran verdaderos centros de poder.

Los 140 l¨ªderes de la base han dado un voto de confianza al secretario, pero han amenazado ya, desde ahora, con una aut¨¦ntica huelga en el Parlamento si no desaparecen estos grupos internos con todo su aparato de poder.