La reuni¨®n de Mosc¨²

Todos se sienten tranquilos despu¨¦s de la reuni¨®n de Mosc¨². La Uni¨®n Sovi¨¦tica no desea enviar sus ej¨¦rcitos para restablecer el orden en Polonia. Espera que Kania y sus colegas se encargar¨¢n de la tarea y, despu¨¦s de haber dirigido algunas reformas necesarias para tranquilizar a la poblaci¨®n, sabr¨¢n restablecer el papel dirigente del partido.?Por qu¨¦ la URSS provocar¨ªa una operaci¨®n militar cuyas consecuencias ser¨ªan, para ella, temibles?

Sus aliados est¨¢n divididos sobre el rigor del tratamiento a aplicar al miembro enfermo del cuerpo socialista. Los gobernantes checoslovacos, que sienten la fragilidad de su poder, querr¨ªan eliminar el absceso r¨¢pidamente. Igualmente, los alemanes del Este, que saben que su Estado est¨¢ expuesto a los vientos del Oeste. Por el contrario, los h¨²ngaros, que sin ruido han llevado a cabo reformas y han hecho olvidar un poco su tragedia de 1956, predican la moderaci¨®n. Una intervenci¨®n militar dejar¨ªa en todas partes una gran amargura, aunque todos los aliados la aprobasen. Dar¨ªa un golpe definitivo a la distensi¨®n e impedir¨ªa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica proseguir los intercambios, siempre indispensables, con la primera potencia econ¨®mica del mundo. (...)

Sin duda alguna, los aliados y muchos de los dirigentes polacos esperan que el encuentro de Mosc¨², despu¨¦s de la reuni¨®n del comit¨¦ central, constituir¨¢ un choque saludable y calmar¨¢ sobre todo a los sindicalistas. ( ... )

, 7-8 de diciembre