Las autoridades militares israel¨ªes cierran la Universidad de Bel¨¦n
Las autoridades militares israel¨ªes anunciaron ayer el cierre, ?hasta nueva orden?, de la Universidad de Bel¨¦n, donde el lunes se produjeron incidentes y fue cercada por fuerzas del Ej¨¦rcito. Desde hace tres semanas hay gran tensi¨®n en los centros docentes de los territorios ocupados, a ra¨ªz de la prohibici¨®n de una semana sobre folklore palestino en la Universidad de Bir Zeit. Esta situaci¨®n empeor¨® tras la ratificaci¨®n de la expulsi¨®n de dos alcaldes palestinos.
Una voz temblorosa nos dice por tel¨¦fono: ?Soldados israel¨ªes han penetrado en el campus de la Universidad de Bel¨¦n, han disparado contra los estudiantes y han herido a varios. El Ej¨¦rcito ha prohibido la entrada a las ambulancias enviadas por los hospitales ¨¢rabes de la regi¨®n, e impide salir a los estudiantes?.Cuando el coche de este enviado enfila la calle que lleva a la universidad, es detenido por una barrera militar. Los soldados, con el rostro sombr¨ªo, avanzan hacia el veh¨ªculo con la metralleta en bandolera y largas porras de madera en la mano. Un sargento nos conmina a dar media vuelta y largarnos. Cuando le ense?amos las acreditaciones como periodistas y planteamos nuestro derecho a entrar en la universidad, un soldado replica: ?Absolutamente prohibido. M¨¢rchese r¨¢pidamente o lo lamentar¨¢?, mientras exhibe su porra.
El oficial responsable de este puesto de control, visiblemente molesto por el aspecto que est¨¢ tomando el asunto, interviene con un tono conciliador: ?No quiero problemas. Soy s¨®lo un civil llamado a filas. Me han tra¨ªdo aqu¨ª con la orden de que nadie puede entrar en el recinto universitario. Nadie?.
-?Ni siquiera las ambulancias enviadas para evacuar a los heridos?
El oficial no oculta su sorpresa: ??Qu¨¦ ambulancias, qu¨¦ heridos? Los estudiantes han izado la bandera palestina, gritando consignas hostiles y lanzando piedras contra nosotros. Para calmarlos se han lanzado varias granadas lacrim¨®genas. Eso es todo?.
-Sin embargo, existen rumores de que los militares han disparado contra los estudiantes y que hay heridos. Si los periodistas pueden comprobar lo contrario en el lugar de los hechos, se acabar¨¢ esta especulaci¨®n, pero si no nos dejan pasar, la opini¨®n creer¨¢ que ustedes tratan de ocultar algo.
El oficial levanta los hombro con expresi¨®n de impotencia: ?Lo siento, no puedo dejar pasar a nadie, son ¨®rdenes del gobernador militar?.
M¨¢s tarde fue comprobado que el Ej¨¦rcito no hizo fuego contra los estudiantes.
El sitio de la universidad dur¨® nueve horas. S¨®lo tras la intervenci¨®n del alcalde de Bel¨¦n, El¨ªas Freij, los estudiantes pudieron abandonar el recinto en peque?os grupos, tras ser verificada su identidad.
Vuelve la calma
Mientras los estudiantes se enfrentaban al Ej¨¦rcito, la vida segu¨ªa su curso normal en las calles de Bel¨¦n. Al tener noticia de que en Ramallah se hab¨ªan producido incidentes entre escolares y las tropas nos dirigimos hacia esta localidad. Cuando llegamos, las manifestaciones contra la expulsi¨®n de dos alcaldes palestinos hab¨ªan concluido y reinaba de nuevo la calma. Dos j¨®venes hab¨ªan sido detenidas, al igual que varios periodistas. Corresponsales extranjeros que se atrevieron a filmar los enfrentamientos se quedaron sin las pel¨ªculas: fueron confiscadas.En el centro de Ramallah las actividades comerciales siguen su curso normal. Lo mismo ocurre en otras ciudades de los territorios ocupados. Los estudiantes protestan, se manifiestan contra el ocupante israel¨ª. Pero los j¨®venes parecen haberse quedado m¨¢s solos que nunca. Las huelgas de comerciantes, que antes acompa?aban cada efervescencia estudiantil, se hacen ahora raras.
?Naturalmente que nosotros estamos contra la ocupaci¨®n israel¨ª. Queremos que los jud¨ªos se vayan lo m¨¢s r¨¢pidamente posible?, nos dice un orfebre de Ramallah, que a?ade: ?Todos estos gritos no sirven para nada. ?Qu¨¦ pueden obtener con ellos los estudiantes, mientras el mundo ¨¢rabe, desunido, se hace la guerra??.
El alcalde adjunto de Ramallah, el reverendo Andeh Rantisi, que ha reemplazado al alcalde Karim Jalaf, que ha perdido sus piernas en un atentado imputado a extremistas nacionalistas, nos dijo, a prop¨®sito de la confirmaci¨®n de la expulsi¨®n de los dos alcaldes ¨¢rabes, que Israel ha emprendido una pol¨ªtica de ?pu?o de hierro? en los territorios ocupados a ra¨ªz de los acuerdos de Camp David.
?Esta pol¨ªtica?, dice, ?tiene como fin humillarnos e intimidarnos. Las confiscaciones de tierras se han incrementado, y los restantes alcaldes palestinos no pueden abandonar su localidad sin permiso especial del gobernador militar?.
Seg¨²n el reverendo, la expulsi¨®n de los alcaldes es una verg¨¹enza, pero era previsible. ?Esto demuestra a la opini¨®n mundial c¨®mo trata Israel a los palestinos que trabajan en favor de la paz. Israel dice una cosa al mundo, pero luego hace otra. Ni siquiera son aplicados los acuerdos sobre la autonom¨ªa palestina, que son iniciativa del primer ministro, Men¨¢jem Beguin?, dijo.
El alcalde adjunto de Ramallah rechaz¨® de plano la idea de los laboristas, que probablemente formar¨¢n el pr¨®ximo Gobierno, que preconiza la entrega a Jordania de la mayor parte de la Cisjordania ocupada por Israel.
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