"D¨¦jalo estar" ("Let it be")
Al principio no se le quer¨ªa. Incluso para los j¨®venes m¨¢s moderados aquella boca infatigable de Lennon amenazaba con destruir el delicado statu quo que hab¨ªan logrado con sus padres. Y cuando dijo aquello de que eran m¨¢s populares que Cristo, el mundo se vino tan abajo como muchas melenas que fenecieron ante la blasfemia. Mientras Paul parec¨ªa pulcro, John les ca¨ªa bien a los m¨¢s revoltosos, que ya intu¨ªan el futuro. D¨¦jalo estar (Let it be) fue una melod¨ªa c¨¦lebre suya. Ahora, dram¨¢ticamente, se la ha repetido la vida.Ahora todo es reconocimiento de una gran capacidad musical, sus canciones son grabadas por la London Simphony o la Boston Pops, pero entonces los Beatles significaban m¨¢s o menos lo mismo que el rock and roll en Estados Unidos: el lanzamiento a primera p¨¢gina de una generaci¨®n que adoptaba otras y molestas posturas.
Lo primero que no gustaba era el aspecto. Unos tipos con el pelo excesivamente largo y que, obviamente, vend¨ªan mucho m¨¢s que cualquier ¨®pera. Cuando les concedieron la famosa medalla de Caballeros del Imperio Brit¨¢nico, fueron muchos antiguos condecorados los que la devolvieron (John lo hizo m¨¢s tarde), y cuando John le grit¨® desde el escenario a la reina Isabel que diera sus joyas para la beneficencia se organiz¨® un esc¨¢ndalo. Luego John, aunque en menor medida que George, le dio a la cosa m¨ªstica y al hippismo de Strawberry fields for ever (Campos de fresas para siempre), canci¨®n que compuso en Almer¨ªa.
Privilegiados agitadores
Con el tiempo, los Beatles corr¨ªan el peligro de acabar integrados en un sistema que ellos nunca hab¨ªan pretendido atacar m¨¢s que gestualmente.
Seg¨²n Godard, los Beatles no estaban cumpliendo un papel como privilegiados agitadores sociales, y esta opini¨®n se extendi¨® entre los c¨ªrculos progresistas de la Europa y la Am¨¦rica revolucionarias de 1968. Atacado desde la derecha y desde la izquierda y apoyado en Yoko Ono, Lennon se meti¨® en una din¨¢mica de contestaci¨®n violenta.
De esta forma Lennon intent¨® hablar para el pueblo desde su puesto de famoso, intentando resolver contradicciones de proletario venido a m¨¢s con canciones como Power to the people, Working class hero y otras. De repente comenz¨® a rumorearse que era trotskista, e incluso se habl¨® hacia 1975 de una gira europea a base de conciertos propagand¨ªsticos.
Esta ¨¦poca nunca ha sido muy bien conocida, ya que Lennon, al tiempo que daba amplio margen de actuaci¨®n a Yoko Ono, sacaba unos ¨¢lbumes irregulares (unas veces geniales y otras de pura b¨²squeda) que acabaron por despistar al personal (el pen¨²ltimo era rock and roll cl¨¢sico). Adem¨¢s, a partir de sus problemas con la inmigraci¨®n de Nueva York, Lennon tuvo que permanecer un tiempo enclaustrado en aquella ciudad.
Seg¨²n ¨¦l mismo, ?Nueva York es una ciudad donde me siento libre para pasear?, pero ya en 1968 hab¨ªa advertido que ?cuando la gente nos ataca a Yoko o a m¨ª, ya sabemos que est¨¢n paranoicos. Son los que no saben y los que t¨² sabes que no saben: no hacen m¨¢s que describir c¨ªrculos en una niebla azul?.
El que fuera parte fundamental de ?la mayor fuerza creativa de la cultura popular moderna? (Time Magazine) o ?la banda sonora de los a?os sesenta? (Melody Maker) no se salv¨® de cosas como el elep¨¦ que con mucha prisa su compa?¨ªa, la EMI, se ha apresurado a recopilar. Y el que en su ¨²ltima entrevista afirmara que ?mientras hay vida hay esperanza?, no le impidi¨® encontrar a uno de tantos desgraciados en cualquier esquina de una sociedad que no est¨¢ en sus cabales.
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