Baile y juego con los B-52's en Barcelona
ENVIADO ESPECIALPor fin actuaron los B-52's en Espa?a, en el Pabell¨®n Blau Grana II, y el pasado domingo. El concierto deb¨ªa haberse realizado hace casi dos semanas, pero en aquella ocasi¨®n Keith Strickland, el bater¨ªa, sufri¨® un pasmo de tipo poco claro (unos hablan de c¨®licos, cortos de resfriados y alguno de una alergia rara que les entra a los m¨²sicos cuando tienen que venir por aqu¨ª). En cierta forma, esta presentaci¨®n barcelonesa era uno de los espect¨¢culos m¨¢s interesantes que. puede darse hoy mismo en lo que al pop respecta. M¨¢s que nada porque los B-52.'s, junto a algunos otros, son preeisamente el pop moderno, una m¨²sica que recibe mucho de los sesenta, pero que va m¨¢s all¨¢, sin perder en el camino ninguna de sus, llam¨¦moslas, virtudes: baile, cosa directa, juego.
El antiguo pabell¨®n del Picadero se encontraba bastante lleno, y en primer lugar actuaron Distrito 5, un grupo de Barcelona que ya hab¨ªa sido telonero de Iggy Pop hace unos cuantos meses. En aquella ocasi¨®n resultaban horrendos, pero el paso del tiempo les ha permitido concretar, y ahora hace una m¨²sica marchosita, que lo mismo recuerda a los Kinks, que se va por los senderos del reggae blanco (ahora transformado de cuando en cuando en ska). La verdad es que no est¨¢n mal y ser¨ªa bueno que pudieran salir a otros lugares para ver lo que opina el personal.
Pero vamos con los B-52's. Comenzaron con una canci¨®n t¨ªpica: Planet claire, y siguieron con otra de su primer ¨¢lbum: Hot lava. Y con esto ya se pod¨ªa adivinar lo dem¨¢s Rocky Wilson, el guitarra, y el repuesto Keith marcaban unos ritmos que casi todo el tiempo eran parecid¨ªsimos y b¨¢sicos, unos ritmos perfectos para bailar sin agotarse en demas¨ªa y que convert¨ªan a todas sus canciones en verdadera y estupenda m¨²sica de partie.
El sonido que surg¨ªa de ellos y de los teclados de Kate Pierson era m¨¢s denso que en su primer ¨¢lbum, como tratando de huir de las acusaciones de tachunda y de m¨²sica de chicle con que alguna gente les ha tratado de zaherir. Pero es que lo suyo tiene bastante de chicle y de tachunda: esa es una de sus gracias. Porque sobre ello van las letras alucinadas que cantan Fred Schneider y Cindy Wilson (con la ayuda de Kate). Y no s¨®lo cantan, sino que gritan, o hablan, apart¨¢ndose de cualquier l¨ªnea mel¨®dica cl¨¢sica: otra gracia. Fred y Cindy bailan; ¨¦l con una cara terriblemente seria, pero muy bien; ella un poco m¨¢s desgalichada y Como sin cre¨¦rselo demasiado. En todo caso, es le concierto debe ser de los ¨²ltimos de su gira europea y parec¨ªan cansados. A pesar de lo cual, los B-52's demostraron que un grupo de amigos del colegio en un pueblo perdido de Estados Unidos (Athems) y que no saben tocar excesivamente bien pueden hacer un gran concierto, que es parte de la renovaci¨®n del pop cara a los ochenta. Aqu¨ª, en Espa?a, tenemos a los Zombies o Alaska y los Pegamoides; la diferencia b¨¢sica es de entorno: Madrid es Espa?a, Athens es el imperio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.