Kempes y Morena, dos coristas en la pasarela
Di St¨¦fano ten¨ªa raz¨®n. Estrellas aut¨¦nticas en el f¨²tbol s¨®lo son aquellos jugadores cuya ¨²nica vocaci¨®n es la del triunfo. Di St¨¦fano fue el mejor, entre otras cosas porque siempre quiso ganar y porque nunca quiso compartir con nadie sus propias responsabilidades. Mario Alberto Kempes ha perdido el coraz¨®n de campe¨®n. S¨®lo le queda el de vedette. Se limita a ense?ar las piernas por la pasarela. Ya no canta. Y hasta con micr¨®fono hace gallos. El Valencia, con sus divos Kempes y Morena en plan coristas, le regal¨® al Atl¨¦tico dos puntes vitales. Que no fue el Atl¨¦tico quien gan¨®, sino el Valencia quien perdi¨®.El Atl¨¦tico se mantiene en primera posici¨®n a base de hacer sufrir a los suyos, como es tradici¨®n de la casa. En varias ocasiones ha estado en los lindes de la derrota. El domingo estuvo m¨¢s minutos en manos del Valencia que lo contrario. Y, sin embargo, se alz¨® con el triunfo. Tres jugadas bastaron para que el Atl¨¦tico se hiciera con un ¨¦xito que no supo amarrar el Valencia. Tres jugadas bastaron para que los seguidores atl¨¦ticos salieran m¨¢s satisfechos que nunca del Manzanares, porque la victoria rotunda, que en los minutos finales a¨²n pudo ser mayor, se produjo ante un equipo que realiz¨® buen f¨²tbol, y en un encuentro vibrante que fue, sin duda, el mejor que hemos visto en la presente temporada.El Valencia inici¨® el er¨ªcuentro con tal fe en sus posibilidades que bastaron los compases iniciales para que se hiciera due?o del terreno de juego. Castellanos estuvo espl¨¦ndido en la labor de marcaje a Dirceu durante el primer tiempo, y ello descabal¨® por completo al Atl¨¦tico, que se qued¨® sin centro de campo, porque Solsona jug¨® cuanto quiso, porque Botubot se impuso claramente a Marcos y Quique tampoco logr¨® mejorar la labor de Subirats. El Valencia acorral¨® al Atl¨¦tico en la mayor¨ªa de los minutos y supo reaccionar cuando se encontr¨® con un gol en contra, tras un saque de falta en la que se olvidaron de sus respectivas misiones los defensores y el porterito del Mestalla.
El Valencia logr¨® el empate en jugada de Castellanos que Aguinaga no supo cortar. A la media nora, el partido se tropez¨® con la jugada clave. El penalti de Arteche a Subirats lo lanz¨® Kempes con tal que careci¨® de la debida direcci¨®n. El rebote en el larguero lleg¨® casi al centro del campo. En esa jugada perdi¨® el Valencia el partido. Tal y como estaba jugando merec¨ªa ponerse en ventaja. Pero desperdici¨® la ocasi¨®n, y a partir de ese momento ya no tuvo tantas facilidades, aunque hasta el descanso continu¨® con la direcci¨®n del juego.
En la segunda parte, Castellanos se creci¨® tanto ante Dirceu que quiso hacer encaje de bolillos. Castellanos quiso crear y perdi¨® su batalla con el brasile?o. Dirceu se erigi¨® en la segunda mitad en el motor del equipo y hasta en el afortunado goleador de la tarde. Su primer tanto fue producto de un disparo precioso, potente y bien colocado, pero desde tan lejos que hay que adjudicarle al portero contrario una cierta colaboraci¨®n. Sempere, que se defiende bajo los palos, pero que no tiene presencia ante el enemigo y ello obliga a sus defensas a mirar hacia atr¨¢s, se tap¨® al detener el penalti de Rubio y en dos salidas con los pies que resultaron despejes afortunados.
. El Valencia, con el marcador en contra, intento la igualada. Y hasta lleg¨® a conseguirla en jugada de Solsona invalidada por el ¨¢rbitro. El Valencia, con el tercer tanto en contra, a¨²n hizo intentos por mejorar el marcador, pero el Atl¨¦tico ya jugaba a superior ritmo y se hab¨ªa embalado. El Atl¨¦tico tuvo un tranco final muy superior al del Valencia. Seguramente porque en el Atl¨¦tico los once corrieron en pos de la fortuna y en el Valencia ¨²nicamente hubo nueve hombres con esp¨ªritu de sacrificio. Esta diferencia fue la que, en definitiva, se dej¨® notar en el marcador.
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