Onetti: "Yo hubiera votado a Octavio Paz"
?Entre los dos finalistas de este a?o, yo hubiera votado a Octavio Paz?. Juan Carlos Onetti, el ganador del Premio Cervantes 1980, a pocos minutos de saber la noticia, asegura exactamente esto. En su casa se acaba de improvisar una conferencia de Prensa, inmediatamente despu¨¦s de la que el jurado del premio ha concedido a los medios informativos para dar a conocer el fallo. Algo perplejos a¨²n -?Jurar¨ªa que el fallo era el jueves?, dice Dolly, su mujer-, excitados por las incesantes llamadas de tel¨¦fono y las visitas de los amigos m¨¢s cercanos, sirven los Onetti vino tinto y refrescos de cola y tienen que guardar para s¨ª la agitaci¨®n que el premio, aunque esperado, no puede dejar de producir.Juan Carlos Onetti est¨¢ inusualmente locuaz. ?Luis Rosales, mi amigo, ha sido en buena parte el art¨ªfice de esto?, dice. Y de Luis Rosales hablar¨¢ una y otra vez, hasta que una de las llamadas telef¨®nicas anuncia su inmediata llegada. Es el ¨²nico nombre de escritor espa?ol que menciona, y se niega a dar ninguno cuando se le pregunta por la literatura espa?ola. ?No quiero hablar. Olvidar¨ªa a alguien... Lo que s¨ª puedo decir es que creo que hay un exceso de poetas. F¨ªjese, los martes y los jueves, en Cultura Hisp¨¢nica, que ahora se llama Instituto Iberoamericano de Cooperaci¨®n, viene un poeta in¨¦dito, que es presentado por otro poeta igualmente in¨¦dito... Si se suman las semanas, dan varios cientos. Yo prefiero entre todos a Valle-Incl¨¢n y Baroja, ya ve usted, tan distintos uno de otro?. Y de los vivos no quieren saber nada, porque, como, dice, cuando una periodista le pregunta qu¨¦ opina de Borges y de que haya declarado que ha votado a Octavio Paz, a Juan Carlos Onetti no se le encuentra con la guardia baja. ?No me interesa el chismer¨ªo literario?, dice. ?No responder¨¦ sino que yo hubiera votado tambi¨¦n a Octavio Paz?.
?Yo escribo por el puro placer de escribir?, dice. ?Nunca me ha interesado lo que hace algunos a?os se llamaba el mensaje en la obra literaria, as¨ª que tampoco me interesa la posible relaci¨®n entre la literatura y la vida. Escribo ¨²nicamente porque soy feliz escribiendo. Les aseguro que si no me gustara, no escribir¨ªa... No comprendo esos escritores que sudan y toman una taza y otra de caf¨¦, que les cuesta escribir y siguen y siguen?.
Juan Carlos Onetti usa el presente de manera gozosa. Dice escribo: y desde hace pocos a?os vuelve a ser verdad, de vuelta de la crisis, del largo jet-lag del exilio y el cambio de pais y de continente, y de amigos. Tuvo que ver todo esto con su detenci¨®n en 1974 y con su exilio, desde 1976. Alguna vez ha dicho que recomenz¨® en 1979: ?Cuando llegu¨¦ a Espa?a tra¨ªa Dejemos hablar al viento, comenzada en Montevideo. Cre¨ªa que podr¨ªa terminarla en Madrid, pero durante m¨¢s de dos a?os no pude escribir ni una l¨ªnea. No s¨¦ qu¨¦ pasaba: el desarraigo, los amigos, Montevideo, el caf¨¦....?. La nostalgia, dijo. En el cambio de actitud hay un encuentro con cierta persona, y seg¨²n se dijo por el Madrid sorprendido por el renacer del escritor uruguayo, que al fin sal¨ªa de su mutismo, tal vez ten¨ªa algo que ver una editorial catalana que reeditaba su obra de siempre y que le devolv¨ªa un p¨²blico a¨²n no ganado hasta entonces. De hecho, esta novela escrita en Espa?a en su mayor parte, recibi¨® el premio de la cr¨ªtica del a?o pasado.
Premiar una vida
Pero no es a esta novela s¨®lo a la que debe su Premio Cervantes Juan Carlos Onetti, sino a toda su obra, a sus novelas y a sus cuentos. Se encarg¨® de explicarlo el ministro de Cultura, I?igo Cavero, como presidente del jurado que lo conced¨ªa, y adem¨¢s como titular del departamento gubernamental que lo da y lo dota. Hizo hincapi¨¦ el ministro en este aspecto totalizador, y tambi¨¦n en el ?alto valor cremat¨ªstico? de un galard¨®n que, adem¨¢s de estar avalado por las academias espa?ola y latinoamericanas, lleva consigui¨® diez millones de pesetas. La cifra y el concepto del premio lo hacen llamar, medio en broma, el Nobel espa?ol?, y, efectivamente, a nivel econ¨®mico se acerca bastante, y al de prestigio lo va adquiriendo a medida que se va rodando. Hasta ahora lo tienen Jorge Guill¨¦n, Alejo Carpentier, D¨¢maso Alonso, Gerardo Diego y Jorge Luis Borges.
A Borges fue la primera pregunta de la conferencia de Prensa, despu¨¦s de que fueran le¨ªdas las actas de rigor. Se le preguntaba qu¨¦ opini¨®n le merece Onetti. ?La mejor, la mejor?, dijo el maestro argentino. ?Ahora?, dijo, ?yo vot¨¦ a Octavio Paz?. Gerardo Diego mantuvo, como por otra parte el resto del jurado, el secreto de su voto, pero explic¨® largamente las razones por las que ¨¦l juzgaba que se le hab¨ªa otorgado al ganador. ?En a?os anteriores?, dijo, ?el premio ha ido a cultivadores de varios g¨¦neros literarios. Este a?o preferimos premiar la fidelidad a uno s¨®lo, la narrativa, en sus dos subg¨¦neros m¨¢s pr¨®ximos?.
Gerardo Diego fue polarizando desde entonces la conferencia. A ¨¦l se dirig¨ªan las preguntas m¨¢s comprometidas; por ejemplo, la que se refer¨ªa a Rafael Alberti, el gran ausente de la vida literaria oficial. En la mente de todos estaba la adscripci¨®n pol¨ªtica del poeta gaditano, aunque legal, causa de este... vac¨ªo, se?alado por los periodistas. Vac¨ªo en las candidaturas del premio y en las de la Academia. Que por cierto este a?o llevaba la candidatura del ganador. ?Yo estoy aqu¨ª como jurado del premio y no como acad¨¦mico?, dijo Gerardo Diego. ?De la Academia s¨®lo puedo hablar a t¨ªtulo personal. Y a mi me parece muy mal que no est¨¦ Alberti en la Academia, pero hay que tener en cuenta,que para que alguien sea acad¨¦mico tiene que desearlo, o al menos aceptar las propuestas de tres amigos suyos, que ya est¨¦n dentro y que lo podr¨ªan presentar...?.
?Lo principal?, dijo, ?para la Academia y para el premio es ser un gran trabajador del idioma, y para la Academia concretamente, m¨¢s que ser un gran escritor es ser un gran trabajador. Alberti es un inmenso poeta, y yo no creo que est¨¦ en decadencia, aunque en los ¨²ltimos tiempos haya podido hacer cosas m¨¢s toscas. Cuando se pone a escribir bien, vaya que escribe bien?.
Un relato muy sutil
Escribir bien es precisamente el m¨¦rito de Juan Carlos Onetti, como reconoc¨ªa Alonso Zamora Vicente, el secretario perpetuo de la Real Academia, igualmente miembro deljurado. ?Ahora?, dice Onetti en su casa, en la salita peque?oburguesa adornada como de estudiante progre, con libros que son una necesidad y posters que son recuerdos y homenajes a pintores inasequibles de otra manera, ?estoy escribiendo una novela muy rara. Son cien relatos cortitos, llevo ya cuarenta?. ?Claro que tiene una relaci¨®n entre ellos, muy sutil...,yo conf¨ªo que el lector la sepa ver?.
No se habla mucho de esta novela que dice estar escribiendo ?sin prisa?, y en la que parece que vuelven sus temas. Por ejemplo, Santa Mar¨ªa, pasto de la cat¨¢strofe en la anterior. ?Si supieran que tengo m¨¢s nostalgia de Santa Mar¨ªa que de Montevideo o Buenos Aires, donde pais¨¦ la mitad de mi vida...?.
Y que vuelven sus, personajes. Si hipot¨¦ticamente alguno de ellos fuera premiado, dice Onetti, ?Larser, de profesi¨®n proxeneta, dir¨ªa muy malas palabras. Medina, el inspector de polic¨ªa... Las ni?as seguro que ya ten¨ªan mirado en alg¨²n almac¨¦n el precio de los tapados de invierno?. Alg¨²n d¨ªa un personaje de Onetti escribi¨® una frase terrible: ?Gracias, Se?or, porque no me hiciste negro, ni mujer, ni perro, ni petizo?. ?No es despectivo?, dice Onetti. ?Son destinos que est¨¢n discriminados. Se?alar sutilmente esa discriminaci¨®n de las mujeres, de los negros, es la intenci¨®n de esa frase?. Y sutilmente es quiz¨¢ la clave de toda su escritura.
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