La generaci¨®n del desencanto
Tener veinte a?os, tener treinta era, dec¨ªan, lo mejor de la vida. A partir de esa edad comenzaba la decadencia, la nostalgia. Todo no era ya sino una repetici¨®n, el recuerdo de una vitalidad que: se hab¨ªa ido. Mentira. Como tantas cosas, esa tambi¨¦n era mentira. O, al menos, ahora lo es.Tener veinte a?os, tener treinta no implica idealizar bobamente la vida ni creerse en posesi¨®n de algo indestructible. M¨¢s bien al contrario: tener hoy veinte a?os supone, en la mayor¨ªa de los casos, es decir, en la juventud que no tiene resuelto su futuro de forma f¨¢cil, saberse ya marginado de una mec¨¢nica a la que no se tiene acceso ni interesa demasiado.
La supervivencia es el ¨²nico motor; el resto ha quedado reservado para quienes creen que competir, alcanzar las metas so?adas, es un reto interesante. Ya no hay a?os clorados, porque el futuro, caso de haberlo, no ser¨¢ sino la repetici¨®n del desencanto, de la indiferencia, del aburrimiento.
Sus a?os dorados
Director: Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro. Montaje: Nieves Mart¨ªn. M¨²sica: Suburbano. Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Pedro Carri¨®n, Patricia Adriani, Marisa Paredes, Luis Politi, Pep Munn¨¦, Mireia-Ros. Espa?ola. Drama Local de estreno: Alphaville
Con el ir¨®nico t¨ªtulo de Sus a?os dorados, Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro ha realizado su segundo largometraje: una cr¨®nica triste y desesperanzada sobre una cierta juventud urbana de nuestros d¨ªas. Con el precedente de Las palabras de Max en su filmograf¨ªa, esta nueva obra del autor -galardonado con un ex aequo Oso de Oro en el festival de Berl¨ªn de 1978- conecta con aqu¨¦lla en la literaturizaci¨®n de las situaciones, en la confianza en que la palabra explique mejor que las im¨¢genes el contenido de su idea, en la selecci¨®n de secuencias que no hacen progresar dram¨¢ticamente la acci¨®n, seg¨²n los c¨¢nones del espect¨¢culo al uso.
Es una elecci¨®n naturalmente v¨¢lida, aunque uno piense que no es la acertada en este caso. Quiz¨¢ por ello, o probablemente por un deseo de querer realizar una panor¨¢mica exhaustiva sobre nuestra vida de hoy -la represi¨®n pol¨ªtica, las dificultades en el sexo, la terrible vida matrimonial, la falta de recursos econ¨®micos, la mentalidad de los triunfadores, el azar, la amistad...- el filme es confuso. El antih¨¦roe protagonista recorre ese esquema informativo en unos momentos de especial des¨¢nimo, sin que Mart¨ªnez-L¨¢zaro ahonde m¨¢s all¨¢ del apunte, lo que convierte Sus a?os dorados s¨®lo en un proyecto.
La descripci¨®n neorrealista de un Madrid pr¨¢cticamente ignorado por el cine y el trabajo interpretativo de Luis Politi, en un personaje securidario, lleno de calor, son, a mi juicio, los aciertos de la pel¨ªcula. Que, de cualquier manera, responde a un cine m¨¢s exigente en sus planteamientos que la comedieta p¨ªcara y peor hecha que abunda ahora en nuestras pantallas.
Babelia
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