Borges: "Es dif¨ªcil distinguir entre la bomba que estalla y los que desaparecen en Argentina"
El Gobierno argentino se ha desembarazado de la guerrilla y el terrorismo, ?pero a uno le cuesta ver la diferencia entre la bomba que estalla y las personas que desaparecen?, dice Jorge Luis Borges, el gran escritor argentino, que ha vuelto a Madrid estos d¨ªas para formar parte del jurado del Premio Cervantes, que ya obtuvo ¨¦l, y que este a?o gan¨® Juan Carlos Onetti. En esta conversaci¨®n, Borges habla tambi¨¦n de su ¨²ltimo libro (?que a¨²n no he le¨ªdo?) y del manuscrito que le robaron en Nueva York.
Borges volvi¨® a Madrid, invitado por el Ministerio de Cultura, como jurado del Premio Cervantes. Le acompa?¨® Mar¨ªa Kodama, su secretaria. Ahora acaba de aparecer su libro Siete noches, siete conferencias sobre temas siempre borgianos como la cabila, la ceguera, las Mil y una noches, la Divina comedia... Jorge Luis Borges dio estas conferencias en el teatro Coliseo de Buenos Aires hace algo m¨¢s de dos a?os, y ahora aparecen, en esta edici¨®n del Fondo de Cultura Econ¨®mica, ilustradas con motivos de Gustave Dor¨¦.?Es un libro un poco casual?, dice. ?No Io he le¨ªdo?. Y las palabras quedan siempre algo ambiguas en boca de Borges, que sigue en plena actividad. Va a aparecer una antolog¨ªa de poemas en Alianza Editorial, y para la misma casa prepara y prologa una de Lugones. El a?o que viene publicar¨¢ tambi¨¦n un nuevo libro de poemas, otro de cuentos y un ensayo con Mar¨ªa Kodama.
En un reciente viaje a Nueva York, a Jorge Luis Borges le robaron un manuscrito. ?S¨ª?, dice, ?estaban en la consigna las cuatro maletas, pero no el bols¨®n... El manuscrito era el principio de un cuento. Tambi¨¦n hab¨ªa el cuaderno de notas de japon¨¦s, una m¨¢quina de fotos, tambi¨¦n japonesa, un collar chino... F¨ªjese. Carlyle perdi¨® el primer tomo de su Historia de la Revoluci¨®n Francesa. Se lo quem¨®, parece, la cocinera de Stuart. Mill. Bueno, como Stuart Mill era un hombre rico, le pas¨® durante un a?o una pensi¨®n para que pudiera reescribirlo... Y tambi¨¦n el coronel Lawrence, en Waterloo Station, se dej¨® una valija en la que hab¨ªa el manuscrito de Los siete pilares de la sabidur¨ªa?.
?Yo no reescribir¨¦ el cuento perdido?, dice Bolges. ?En realidad, tampoco sabemos si ellos lo hicieron. A lo mejor s¨®lo se manten¨ªa el t¨ªtulo...?. Hablando, de t¨ªtulos, Borges dice desconocer los de sus libros en.avanzada preparaci¨®n. ?No me,han sido revelados? dice.
A Borges lo gusta venir a Ma drid. En realidad, sobre todo, le gusta viajar. Dice que Buenos Aires est¨¢ triste. "Es una ciudad tranquila, m¨¢s que las de Estados Unidos o Colombia, pero... ?. Se muestra cr¨ªtico respecto al Gobierno argentino. ?Se han librado de la guerrilla y el terrorismo, pero a uno le cuesta ver la diferencia entre la bomba que estalla y las personas que desaparecen... ?. Borges ha firmado con unos pocos intelectuales m¨¢s -Silvina Ocampo, Bioy Casares, Ernesto S¨¢bato...- un texto pidiendo explicaciones al Gobierno sobre los desaparecidos. ?Tambi¨¦n lo firm¨® Menotti, el entrenador de f¨²tbol?. ?El vino a verme, porque me preguntaron que qu¨¦ pensaba de ¨¦l cuando el Mundial, y yo dije que no le conoc¨ªa, que era verdad... ?. A Borges, pese a la simpat¨ªa que le merece ahora el entrenador Menotti, sigue sin gustarle el f¨²tbol. ?Qu¨¦ raro que habi¨¦ndolo inventado los ingleses, ese pueblo tan aborrecido, nunca se use ese argumento en contra del f¨²tbol?, dice.
Dice Borges, una vez m¨¢s, que ?s¨®lo me arrepiento de mis obras completas?. Y, despu¨¦s: ?No; no soy humilde, soy l¨²cido?, ,
Jorge Luis Borges tiene la culpa -?no es la palabra?, dice, ?pero a mucha honra?- de la stevensonman¨ªa extendida por Espa?a. ?Qu¨¦ gran escritor?, dice. ?Y muri¨® a los 44 a?os. Si llega a vivir tantos como yo ... ?. La vida de Stevenson le parece casi tan novelesca como su obra. ?El escribi¨® La isla del tesoro para su hijastro. Pint¨® con tizas de colores un mapa en el suelo de la casa. Era un oto?o lluvioso en Escocia... Iba inventando cada noche un cap¨ªtulo que le¨ªa por la ma?ana. Y cuando se encontraba un poco perdido, volv¨ªa al mapa del suelo: ahora cruzan esta zona boscosa, el barco sigue en la bah¨ªa... Qu¨¦ raro, ?no? El libro le dur¨® tantas noches como cap¨ªtulos?. ?Stevenson fue buscador de oro, y tantas cosas. Me gusta mucho ese libro tan le¨ªdo de Chesterton sobre ¨¦l?.
Pero Borges ha venido a Madrid a consecuencia de su Cervantes del a?o pasado. ?S¨ª; me dieron el Cervantes, y otro premio en Francia, y en marzo recoger¨¢ otro muy importante en Roma... Yo estoy muy agradecido a estos pa¨ªses, pero creo que, si los escandinavos no me hubieran nominado tantas veces para el Nobel, ellos no me tendr¨ªan como premiable. Por eso estoy tan agradecido a los suecos?.
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