Republicanos
Sent¨ª verg¨¹enza ajena al escuchar al historiador Mart¨ªnez Bande cuando, en el espacio de Televisi¨®n Espa?ola titulado Tribuna de la Historia, desenterraba el hacha de la guerra civil espa?ola y, con una mentalidad rencorosa y citando frases sueltas de aquellos a?os -malintencionadamente elegidas-, se opon¨ªa a toda equiparaci¨®n de los excombatientes de ambas zonas, a toda justicia, base imprescindible de reconciliaci¨®n nacional y de superaci¨®n de odios, rencores y traumas de la guerra civil.?C¨®mo es posible que a estas alturas, un se?or que se llama historiador pueda hacer gala de tanto sectarismo, que a lo m¨¢s que llega en su generosidad es a dar ?por caridad (y cito casi textualmente sus palabras) alguna compensaci¨®n a los excombatientes de la zona republicana??
Olvida el se?or Mart¨ªnez Bande que la dignidad de los excombatientes republicanos les impide aceptar nada por caridad. Olvida tambi¨¦n nuestro ilustre historiador que los excombatientes republicanos lucharon defendiendo a un Gobierno y a un sistema, instituido legalmente y elegido democr¨¢ticamente por el pueblo. Olvida asimismo que estos excombatientes lucharon y dieron su vida por defender una legalidad establecida y por que en Espa?a hubiera una convivencia democr¨¢tica, que es la que ahora, en t¨¦rminos generales, establece nuestra Constituci¨®n.
Los excombatientes de la zona republicana pedimos que se nos aplique nuestra actual Constituci¨®n y que se superen las desigualdades, dejando sin efecto las leyes y normas discriminatorias publicadas durante la dictadura. Si usted es historiador debe saber que esto que pedimos los excombatientes de la zona republicana fue concedido por los Gobiernos democr¨¢ticos de Italia, Francia, Alemania y dem¨¢s pa¨ªses del mundo occidental a los pocos meses de acabar la guerra con el triunfo de la democracia sobre el fascismo. Debe saber tambi¨¦n que en estos pa¨ªses hubo, y hay, una total equiparaci¨®n para los mutilados, viudas, excombatientes y todas las v¨ªctimas de la guerra de ambas zonas, hubieran luchado al lado de Mussolini o de Hitler o del lado de los partisanos o guerrilleros o de los ej¨¦rcitos aliados. Y esto lo hizo en Italia, por ejemplo, un Gobierno democr¨¢tico en el cual estaban representados todos los partidos pol¨ªticos, desde los democristianos hasta los comunistas. Y algo pafecido le podr¨ªamos decir de los dem¨¢s pa¨ªses de ese mundo occidental, al cual nuestro Gobierno nos dice y nos repite todos los d¨ªas que pertenecemos y en cuyas instituciones econ¨®micas y sociales tantos esfuerzos hacemos por integrarnos. /
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