Orlando Pelayo construye la historia fantasmal de su ¨¦poca
Publicaci¨®n de una obra sobre los cuarenta a?os de trabajo del pintor
Una completa monograf¨ªa sobre el pintor Orlando Pelayo ha sido publicada por la editorial asturiana J¨²car. En su elaboraci¨®n han participado el cr¨ªtico Vicente Aguilera Cerni, que se ha ocupado del estudio de la obra de este pintor; el poeta Angel Gonz¨¢lez, que prologa el libro, y el escritor Juan Cueto, con un ?ep¨ªlogo imposible?. La publicaci¨®n, aparecida en un momento de madurez de este artista de la Escuela de Par¨ªs, parece cerrar, aunque tan s¨®lo sea de una forma simb¨®lica, su dilatada trayectoria pl¨¢stica. Durante toda ella, Orlando Pelayo, que ha sido reacio a cualquier tipo de clasificaci¨®n estil¨ªstica, ha ido construyendo en solitaria labor la historia fantasmal y on¨ªrica de su ¨¦poca.Pregunta. Desde la perspectiva que le da esta nueva monograf¨ªa sobre usted, ?cu¨¢les cree que son las coordenadas por las que discurren las artes pl¨¢sticas en estos momentos?
Respuesta. No me he parado a analizar esa cuesti¨®n. No obstante, no creo que se est¨¦n se?alando nuevas tendencias; hay, eso s¨ª, una especie de convivencia de las ya establecidas. Me da la impresi¨®n de que estamos en una situaci¨®n en la que se est¨¢n valorando las individualidades y, como consecuencia, renace el inter¨¦s por lo que est¨¢ pintado. Esto es, por lo que est¨¢ pintado con los medios tradicionales, aunque no por ello se tenga que hacer una pintura tradicional.
P. ?Pintura de calidad?
R. No creo que ese sea el t¨¦rmino preciso. El inter¨¦s es m¨¢s bien por la pintura que est¨¢ bien hecha y que lo que dice se apoya en unos que est¨¢n bien comprendidos y dispuestos. Una pintura bien pintada, valga la redundancia.
P. ?Cabr¨ªa preguntarse en este tipo de pintura por el contenido?
R. No se trata de hacer pintura artesanalmente bien hecha, lo que ya de por s¨ª es importante. Ese no es el problema. Solana, por ejemplo, no era un pintor de bellos colores en ese sentido, ni ten¨ªa una dicci¨®n f¨¢cil, pero eso no quita para que sus cuadros est¨¦n maravillosamente pintados. Creo que una gran parte de la crisis actual de la pintura se debe a que muchos pintores no tienen nada que decir. Por otro lado, este inter¨¦s por la pintura bien hecha creo que se debe a la din¨¢mica pendular de los gustos: ha habido gran libertad para expresarse de cualquier forma, y ahora se ve la necesidad de volver a un cierto rigor.
Pintor de historia
P. Paralelamente a esa estricta voluntad pict¨®rica, usted ha buscado inspiraci¨®n en la historia. ?C¨®mo ha podido compaginar ambas cosas?R. Alguna vez he dicho que quer¨ªa ser pintor de historia, pero en ello hab¨ªa un poco de iron¨ªa. Hay una frase, creo que de Hegel, en la que se dice que la historia de los pueblos deber¨ªa llevar aparejada la de sus sue?os y deseos. As¨ª, he ido levantando mojones all¨ª donde cre¨ªa poder situar esos sue?os o esos deseos. Esa es mi pintura de historia. Una historia ap¨®crifa, una especie de reverso del tapiz.
P. La literatura tambi¨¦n ha entrado dentro del campo de sus referencias pict¨®ricas. ?En qu¨¦ t¨¦rminos ha establecido la relaci¨®n?
R. Indudablemente, esto se presta m¨¢s a confusi¨®n. Se deben, por tanto, diferenciar dos cosas: por un lado, la ilustraci¨®n de un libro; por otro, la pintura. Son trabajos diferentes, aunque formen parte de la misma actividad del pintor. Para la ilustraci¨®n, obviamente, me tengo que apoyar en el texto. Pero mi labor nunca pretende ofrecer una exacta traducci¨®n del texto.
Rechazo de la moda
P. Marginal en cuanto a las tendencias, personal en el estilo y ambiguo en su relaci¨®n con las fuentes, ?c¨®mo ve Orlando Pelayo la modernidad en pintura?R. Modernidad es una palabra que no me gusta, y ello se debe a que est¨¢ relacionada con la moda en la que nunca he querido estar. Ahora bien, mi contacto con las generaciones j¨®venes es real. Tengo testimonios de que mi pintura les es indiferente. Y tambi¨¦n lo que hacen los j¨®venes me interesa continuamente, aunque sea impermeable a sus problemas dentro de mi obra.
P. ?Qu¨¦ se valora en esos testimonios?
R. Fundamentalmente, la pintura por la pintura; c¨®mo est¨¢ pintado el cuadro. Pienso que tambi¨¦n les llega el hecho de ofrecer un clima menos racionalista.
P. Sin embargo, gran parte de esas generaciones est¨¢ por el color puro, y en ¨¦l ha sabido hallar el matiz y la ambig¨¹edad, mientras que su pintura basa su expresi¨®n en una gama de colores oscura.
R. La clave est¨¢ en Matisse, que viene a significar un redescubrimiento del color. Para m¨ª no es un fen¨®meno de ahora, sino de siempre. He sido y sigo siendo gran admirador de Matisse, aunque esto no quede reflejado en mi pintura. He tenido ¨¦pocas en las que pintaba con colores claros: naranjas, amarillos y azules, pero despu¨¦s la gama se ha ido ensombreciendo. Y no fue de una forma deliberada, porque creyese que la pintura espa?ola deba de ser negra, sino porque fue saliendo. La pintura espa?ola ni es negra ni blanca, es buena o mala.
P. Usted reside en Par¨ªs pr¨¢cticamente desde 1947, y su nombre se incluye en la llamada Escuela de Par¨ªs. ?Podr¨ªa resumir la aportaci¨®n de esa ciudad a su obra?
R. En primer lugar, lo de la Escuela de Par¨ªs es una simple clasificaci¨®n. La virtud que Par¨ªs ha ejercido sobre m¨ª ha sido hacerme buscar mis or¨ªgenes.
P. ?De qu¨¦ forma la monograf¨ªa que se ha editado sobre usted le puede ayudar en esa b¨²squeda?
R. El libro encierra cuarenta a?os de mi trabajo: es, pues, la posibilidad de efectuar un balance. Pienso que me permitir¨¢ continuar pintando, pero vi¨¦ndome desde fuera. Tal vez eso sea lo positivo, no lo s¨¦. Pero tampoco importa; la pintura es una larga carrera.
Babelia
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