D¨ªgalo con luz
La tecnolog¨ªa como dimensi¨®n de la sociedad actual, y la. comunicaci¨®n como comportamiento dominador de nuestra contemporaneidad, tienen en Herbert Marshall McLuhan su gran portavoz. Hay quien ha escrito, ?su principal te¨®rico?. Otros, ?su mejor vendedor?. Pues pocos protagonistas del ¨¢mbito de la cultura han sido objeto de m¨¢s virulentas y enconadas pol¨¦micas, pocos han suscitado opiniones m¨¢s extremas y antag¨®nicas, pocos han dado lugar en vida a una tan vasta bibliograf¨ªa sobre su obra. Con ello, el escritor canadiense ha logrado su primer objetivo: encamar en su propia vida y persona uno de sus supuestos te¨®ricos esenciales (el medio es el mensaje), convirti¨¦ndose a s¨ª mismo en su propio mensaje, haciendo de McLuhan la prueba viva de sus hip¨®tesis, el medio capital de que disponen los hombres de la segunda mitad del siglo XX para comunicarse entre s¨ª y conectar con lo real.La obra de McLuhan desarrolla y explora los n¨²cleos de inter¨¦s que le acompa?aron desde su juventud: su afici¨®n a la tecnolog¨ªa y su dedicaci¨®n a la literatura como objeto de creaci¨®n y de an¨¢lisis. Profesor universitario desde que a los veinticinco a?os se incorpora a la Universidad de St. Louis, su modo de producci¨®n intelectual ser¨¢, sin embargo, provocadoramente antiacad¨¦mico y su actitud anal¨ªtica se afirmase siempre como frontalmente hostil al comportamiento cient¨ªfico prevalente en los medios universitarios estadounidenses.
McLuhan se enmarca, como no pod¨ªa ser menos, en la pr¨¢ctica te¨®rica que domina en las d¨¦cadas de los cincuenta y sesenta: la formalizaci¨®n. Boudrillard, en su Cr¨ªtica de la econom¨ªa pol¨ªtica del siglo, hace de la ling¨¹¨ªstica estructural el paradigma fundamental del quehacer cient¨ªfico-social de la ¨²ltima posguerra, y ve su voluntad formalizadora presente en la versi¨®n actual de todas las ciencias del hombre y de la sociedad, pero quiz¨¢ podr¨ªa decirse lo mismo de la dimensi¨®n sistem¨¢tica de gran parte de las investigaciones sociales de hoy, de los vectores cibern¨¦ticos que atraviesan muchos de los modelos anal¨ªticos de mayor vigencia, etc¨¦tera.
En cualquier caso, McLuhan reconoce este juicio previo formal de su reflexi¨®n te¨®rica, pero situ¨¢ndolo en la gestahlthorie, cuando, como se?ala Jonathan Miller, recuerda mucho m¨¢s el pensamiento de un fil¨®sofo cat¨®lico, Tom¨¢s de Aquino, que no deb¨ªa serle desconocido al profesor del Colegio Cat¨®lico San Miguel, de la Universidad de Toronto.
Idealismo tecnol¨®gico
La novedad que, a mi juicio, aporta McLuhan es que si bien el prop¨®sito formalizador opera dentro del ¨¢mbito estricto de la organizaci¨®n del medio, rompe casi inmediatamente con la clausura intramedial y microtextual de la mayor parte de los comportamientos anal¨ªticos formalistas (v¨¦ase Jakobson y compa?¨ªa) y apunta en la intenci¨®n y alcance de su operaci¨®n a la sociedad en su conjunto, a la globalidad social en cuanto tal
McLuhan parte obviamente la tecnolog¨ªa -y la reiterada imputaci¨®n de idealismo tecnol¨®gico que ha sido objeto tiene un amplio fundamento-, pero no se encierra en ella, sino que la constituye conformadora de la sociedad trav¨¦s de la mediaci¨®n de los sentidos de? hombre.
Si los media son los elementos determinantes es porque su caracter¨ªstica m¨¢s decisiva es la de la modalidad de su incidencia en la estructura sensorial y que ¨¦sta es la que determina en ¨²ltima instancia la direcci¨®n en la que avanza una cultura y una sociedad.
Todo esto lo debe McLuhan, y as¨ª lo reconoce, al profesor Harold Innis, conocido historiador de la econom¨ªa canadiense, cuya influencia fue decisiva en la obra mcluhiana.
El efecto de la comunicaci¨®n no depende del contenido comunicado, sino de la clase de medios, de la estructura sensorial que moviliza y m¨¢s precisamente, de las estructuras generadoras de los procesos que hacen posible la formaci¨®n y la recepci¨®n de los conceptos y de las opiniones.
Desde aqu¨ª ya puede entenderse todo el discurso mcluhaniano e iluminarse su mundo desagregado y contradictorio, su decir afor¨ªsmico y sus ambig¨¹edades profesadas, su andadura expresiva, mitad anaf¨®rica y mitad catacr¨¦sica.
Sus grandes construcciones hist¨®ricas se organizan en y por el veh¨ªculo comunicante o medio. A saber: el lenguaje oral subrayado que instaura /corresponde a la so ciudad/ cultura tribal, espont¨¢nea, cualitativa, auditiva, etc¨¦tera; la representaci¨®n gr¨¢fica que inaugura el proceso de simbolizaci¨®n abstractiva que establece la repetici¨®n, la homogeneidad, la discontinuidad, el imperio de lo cuantitativo y que producen la cultura mec¨¢nica; y los medios electr¨®nicos, que, al introducir la comunicaci¨®n espont¨¢nea, instant¨¢nea universal, reintroducen la cultura, la sociedad tribal.
Cuando Enzesberger lo trata de ventr¨ªlocuo, cuando Miller escribe que sus teor¨ªas son incoherentes sus enfoques espec¨ªficos no resiten el menor an¨¢lisis, cuando Umberto Eco lo califica de pensador de cogito interruptus por su incapacidad de llevar hasta el final ning¨²n desarrollo te¨®rico, cuando se alude a su entrega a la publicidad y a voracidad pecuniaria de sus agentes literarios, cuando se leen su indecentes boutades antimarxista se contemplan sus proezas como vendedor de s¨ª mismo o se asiste sus manifestaciones reaccionarias se est¨¢ en la otra cara de la Luna.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.