La agricultura, la ganader¨ªa y algunas ciudades, en situaci¨®n comprometida por la sequ¨ªa
La sequ¨ªa que se prolonga desde hace varios meses en algunas regiones espa?olas ha llevado la preocupaci¨®n hasta los medios agr¨ªcolas e incluso a algunas ciudades importantes del Suroeste (Sevilla, Huelva y Badajoz) y de la costa mediterr¨¢nea. De mantenerse todav¨ªa algunas semanas m¨¢s, la situaci¨®n puede ser verdaderamente grave para la agricultura y la ganader¨ªa. Curiosamente, en algunos puntos de la zona norte las lluvias han sido superiores a las normales, y la buena situaci¨®n de sus reservas hidr¨¢ulicas contrasta con la alarmante escasez de agua de otros puntos de la Pen¨ªnsula.
En una conferencia de Prensa celebrada ayer en la sede del Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa (INM), a la que asistieron altos cargos de dicho instituto, junto con representantes de los ministerios de Obras P¨²blicas y Agricultura, fue analizada extensamente la problem¨¢tica de la sequ¨ªa en Espa?a.Una vez abierto el acto por el director general del INM, Amadeo Hern¨¢ndez, tom¨® la palabra Jos¨¦ Tapia, subdirector general de Predicci¨®n y Climatolog¨ªa, para delimitar claramente qu¨¦ es lo que se entiende por sequ¨ªa, ya que de lo que se trata es de definir un d¨¦ficit de agua con respecto a los valores que normalmente cabr¨ªa esperar. A este respecto se?al¨® el doctor Tapia que s¨®lo cab¨ªa hablar de sequ¨ªa en algunas regiones espa?olas, pero que en otras la situaci¨®n es de normalidad, y en algunas zonas del Norte incluso hab¨ªa llovido m¨¢s de lo normal. En concreto, entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 1980, el norte de Galicia y las cuencas altas del Ebro y del Duero han sido zonas en las que ha llovido hasta un 30% m¨¢s de lo normal. En cambio, la mayor parte de Espa?a peninsular y Baleares han tenido en dicho per¨ªodo menos lluvia de lo normal. Destacan, en este sentido, Extremadura, el sur y el suroeste de Andaluc¨ªa y la mayor parte de las regiones costeras mediterr¨¢neas, especialmente la zona del cabo de San Antonio.
Los pastos no crecieron en oto?o
Por lo que respecta a la agricultura, la ausencia de lluvias en oto?o ha sido negativa para el crecimiento de los pastos de oto?o, que en algunas zonas han representado s¨®lo el 30% de lo normal. Las consecuencias para la ganader¨ªa son graves, ya que en invierno no hay pastos naturales, y hay que echar mano de los piensos, henos y grano acumulados, con el consiguiente coste suplementario, que obliga a muchos ganaderos al sacrificio prematuro de las reses antes que verlas morir en el campo. El caso es particularmente grave para el ganado ovino de Castilla, y sobre todo para el porcino de Extremadura y Andaluc¨ªa.Los cereales de invierno (trigo y cebada y algunas avenas) tuvieron una siembra bastante buena, ya que llovi¨® algo por aquellas fechas (primeros de noviembre). El problema es que si la sequ¨ªa contin¨²a, se corre el riesgo de perder la cosecha, que ya muestra s¨ªntomas de gravedad por la ausencia de lluvias en enero y finales de diciembre. En cambio, desde el punto de vista fitopatol¨®gico, hay que destacar la ausencia de plagas en el campo a causa de la sequ¨ªa.
Preocupaci¨®n entre los campesinos
En conjunto, la agricultura se encuentra en un comp¨¢s de espera y contempla la situaci¨®n con preocupaci¨®n, ya que si la sequ¨ªa se mantiene en lo que queda de invierno y en la primavera, la situaci¨®n ser¨¢ con toda seguridad catastr¨®fica. En cambio, si llueve, aunque sea moderadamente, el a?o podr¨¢ ser salvado, aunque en ning¨²n caso parece que tendremos ya un buen a?o agr¨ªcola.El agua embalsada alcanzaba al principio del presente mes de enero una capacidad total de 19.600 millones de metros c¨²bicos, lo que supone un 48,5% de la capacidad total te¨®rica. La cifra, promediada para toda Espa?a, puede ser considerada como bastante buena, especialmente si en lo que queda de invierno se acumula suficiente nieve en las monta?as y llueve apreciablemente en primavera. De todos modos, una vez m¨¢s aparece la enorme irregularidad en la distribuci¨®n del agua en Espa?a. As¨ª, la cuenca del J¨²car s¨®lo tiene un 32% de agua embalsada, y la del Duero un 35%, cifras muy bajas en ambos casos.
En cambio, la cuenca del Ebro tiene un 69% de agua, consecuencia de las riadas que hubo en el alto Ebro a primeros de diciembre. A estas alturas del a?o, la cifra del Ebro hay que considerarla como muy elevada, y en ning¨²n caso cabe hablar all¨ª de sequ¨ªa, ni meteorol¨®gica ni, sobre todo, hidrol¨®gica.
Retorno a la normalidad
Seg¨²n coment¨® Lorenzo Garc¨ªa de Pedraza, jefe de la Secci¨®n de Meteorolog¨ªa Agr¨ªcola del INM, Espa?a ha visto m¨¢s a?os secos que a?os lluviosos; lo que ocurre es que desde la d¨¦cada de los sesenta hemos tenido a?os m¨¢s lluviosos de lo normal, y ahora de nuevo los elementos vuelven a esa ?normalidad? que parec¨ªan haber perdido. La causa, seg¨²n Garc¨ªa de Pedraza, de la actual sequ¨ªa, sobre todo en la mitad suroeste peninsular, hay que buscarla en la anormal situaci¨®n del anticicl¨®n de Azores, situado m¨¢s al norte de su emplazamiento habitual, lo que tiene por consecuencia el bloqueo de las borrascas atl¨¢nticas en su trayectoria hacia Espa?a. Las recientes nevadas no han solucionado gran cosa, a pesar de su aparatosidad, en las zonas m¨¢s afectadas por la sequ¨ªa, ya que la cantidad de precipitaci¨®n recogida ha sido muy peque?a.Jos¨¦ Tapia expres¨® finalmente la opini¨®n, que comparten otros expertos meteor¨®logos presentes en la conferencia de Prensa, de que a corto plazo no parecen advertirse s¨ªntomas de final de la sequ¨ªa, ya que persistir¨¢n los vientos del Norte, m¨¢s fr¨ªos y secos, en lugar de los muy necesarios vientos del Oeste, h¨²medos y m¨¢s templados.
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