Ojo con la Corona

No est¨¢ muy claro a¨²n el origen del bulo sobre la herida del pr¨ªncipe Felipe hecha por un golpe de bol¨ªgrafo y de la consiguiente hemorragia pretendidamente ?incontenible?. Puede, puede que un informador se haya visto sorprendido en su buena fe. Ocurre, por desgracia, con frecuencia. Pero en este caso hay, aparentemente, algo m¨¢s. El bulo fue retocado de toda una serie de datos, de nombres, de circunstancias con visos de bien fundamentados, destinado todo ello a proporcionar credibilidad. Era, sin duda, un bulo bien urdido. Y es dif¨ªcil de creer que un ?free lancer? (informador por libre), que parece vivir de la venta de su producci¨®n a los medios informativos, se exponga a cerrarse todas las puertas en el futuro para meramente colocar un trabajo. No encaja.Por tanto, como se est¨¢ haciendo en determinados c¨ªrculos, si el informador est¨¢ libre de sospecha habr¨¢ que preguntarse por el origen, por las fuentes que propiciaron semejante iniciativa.

Porque, ?qu¨¦ se puede deducir de alguien o de algunos que lanzan ese dardo envenenado de que el futuro Rey de Espa?a est¨¢ aquejado de una enfermedad que pondr¨ªa constantemente su vida en peligro? La respuesta tampoco es un razonamiento exclusivamente nuestro: se busca trasladar la inestabilidad general que acusan las instituciones del pa¨ªs a la ¨²nica que hasta ahora ha quedado por encima de arremetidas y desgastes, la Corona.

14 de enero