Bernard Henri L¨¦vy: 'La filosof¨ªa francesa padece un fascismo secular"
Bernard Henry L¨¦vy, uno de los l¨ªderes de aquel grupo de intelectuales que se autocalific¨® de nuevos fil¨®sofos, vuelve alborotadamente a los escaparates de las librer¨ªas francesas y al de la actualidad intelectual con un nuevo libro: La ideolog¨ªa francesa. Y para empezar ya ha conseguido lo. que probablemente pretend¨ªa en un primer tiempo: provocar el esc¨¢ndalo, o la exaltaci¨®n, el debate en suma. Y, en todos los casos, como lo que es, como el ni?o mimado de los media de su pa¨ªs: su obra acaba de aparecer y a los medios de informaci¨®n les faltan p¨¢ginas para discurrir sobre ?el fascismo secular? del que, seg¨²n L¨¦vy, padece la sociedad francesa.A lo largo de esa ideolog¨ªa, en efecto, L¨¦vy recorre el ¨²ltimo siglo de la historia de las ideas francesas para concluir, en definitiva, que ha sido en Francia, la llamada patria de los derechos del hombre, en donde se han cocido todos los nacional-socialismos que han ensombrecido a Europa. Pero L¨¦vy no se conforma con la denuncia de todos los petenismos hist¨®ricos o contempor¨¢neos. El esc¨¢ndalo, en esta ocasi¨®n, llega por la v¨ªa de en medio, esto es, por la boca y por la cabeza de la izquierca socialista. De los comuneros Guesdes y Lafargue a Blum, pasando por Proudhon, todos fueron panaderos del fascismo de corte franc¨¦s.
?Y por qu¨¦? En el caso del socialista Leon Blum, por ejemplo: porque salud¨® al mariscal Petain, en 1939, como el ?m¨¢s humano de los jefes militares?. Argumentos de este g¨¦nero, otras amalgamas o la falta de rigor hist¨®rico, sirven a algunos cr¨ªticos para ajusticiar a Levy, pero desde las tribunas de m¨¢s peso en el mundo intelectual franc¨¦s.
En opini¨®n de L¨¦vy, ese paisaje intelectual galo es, ?sobre todo, y cada vez m¨¢s, nauseabundo?.
Con este su tercer libro intentar¨ªa desfacer el entuerto. Sus dos obras anteriores ya levantaron pol¨¦micas sensacionales, porque met¨ªa los pies en el plato de tab¨²s de la ¨¦poca. El primero de ellos fue La barbarie con rostro, humano, en el que denunciaba el fascismo rojo. En el segundo, El testamento de Dios, preconizaba el monoteismo como tabla salvadora. Es de notar que, de todos los pensadores franceses del siglo, seg¨²n Levy, s¨®lo han comprendido el antifranquismo algunos escritores como Camus, Artaud, Bataille, Bret¨®n y Caillois.
L¨¦vy es una de las figuras m¨¢s pol¨¦micas y contradictorias de la filosof¨ªa francesa. Surgido del Mayo franc¨¦s, se autodefine ahora como ?entre los que luchan contra el totalitarismo?. Nacido en Argelia, en el seno de una familia jud¨ªa, en 1948, se traslad¨® a Par¨ªs muy ni?o. A los veinte a?os, era agregado de una c¨¢tedra de Filosof¨ªa.
Su primer libro pol¨¦mico, La barbarie de rostro humano, tiene su origen en la acusaci¨®n del comunismo que supon¨ªa el libro El archipi¨¦lago de Gulag, de Solyenitsin. Calificado de rebelde iconoclasta, realiz¨® en esta obra una cr¨ªtica pesimista del totalitarismo en todas sus formas, ideol¨®gicas, pol¨ªticas y sociales. En su siguiente obra, El testamento de Dios, publicada tambi¨¦n en Espa?a, intenta construir y abrir camino recordando al pueblo de la Biblia, el Antiguo Testamente, que, seg¨²n L¨¦vy, es el gran texto de la resistencia, de rebeli¨®n, de modernismo y de la historia occidental.
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